Rafael Lafuente, fue un gran astrólogo andaluz, que cobró mucha notoriedad en las postrimerías del franquismo, a raiz de su gran acierto predictivo: La Crisis del Petróleo de Ocubre de 1973.
Don Rafael, quien recuerdo preferia llamarse futurólogo, tal vez llevado por el desprestigio que soportaba el término "astrólogo", en aquellos años últimos del franquismo, había conocido al mismísimo Krafft, el célebre astrólogo personal de Hitler, en la embajada española en Berlín, donde Rafael con veintitantos años, y llevado por su curiosidad por la tecnología productiva Alemana, habia logrado un puesto de trabajo de la forma más rocambolesca. Como decía ambos cultivaron la amistad y Krafft le inicio en la Astrología, claro que esto fue años antes de su caida en desgracia, cuando Hitler lo recluyó junto con otros colegas astrológos en campos de concentración donde, como había predicho el mismo Krafft, encontraria su muerte.
A Rafael Lafuente muchos, los mas mayores, le recordaréis en sus apariciones de principios de cada año en televisión, donde solia hacer un poco de prospectiva del periodo anual que se iniciaba, con su extravagante melena blanca era la imagen de un uraniano, no por casualidad había nacido un 13 de febrero de 1914 con una buena acumulacion de planetas en acuario: Sol Venus Júpiter y Urano. algunos lo recordareis tal vez, cuando anticipó el día de su propia muerte. El bueno de don Rafael ahí se equivocó, aunque estuvo cerca....,. acabó el dia predicho en el hospital, pero sobrevivió............
A continuación les transcribo la predicción que publicó en la prensa Rafael Lafuente. La verdad es que resulta bastante impresionante, aunque ya sabemos que en España nadie es "profeta en su tierra". Si este astrólogo hubiese sido francés actualmente seria muchísimo más valorado y reconocido.......
Desgraciadamente es una constante en la historia de España, y la gente valiosa al final huye de aquí....
Ahí va la predicción que hizo:
Hablemos. Pero hablemos años antes de que pueda materializarse en el tiempo y en la Historia lo que el imaginario cronista anticipa en la precedente fantasía futrológica. Hablemos con la realista machaconería que el caso se merece. No fue fantasía (aunque entonces pudo parecerlo a muchos) lo que yo solía publicar sobre la crisis de la energía y la subsiguiente crisis económica años antes de que sus vacas flacas invadieran los prados del triunfalismo tecnocrático. Lo que anticipé entonces desde la tribuna del conferenciante y desde las páginas de «Pueblo» y «Sol de España», es ya historia pasada. Compruébelo el lector, si quiere:
«Los optimismos triunfalistas sufrirán en 1973 una embarazosa recesión. A Occidente le espera en 1973 un amago de infarto que evidenciará la vulnerabilidad de la civilización tecnológica y del capitalismo. Ruego al lec-tome nota de esta predicción mía y no la olvide, digan lo que digan nuestros vigías oficiales del futuro. Nuestros planificadores sólo pueden prever lo que es racionalmente previsible, pues en las universidades no se enseñan las técnicas que a mí me permiten prever lo imprevisible, lo insospechable, lo insólito con un margen de error no superior al promedio de errores que puede cometer un médico, un ingeniero y no digamos un político. En 1973, Occidente (España incluida) tendrá que apretarse el cinturón. Ya en 1972 algunos países del Tercer Mundo productores de materias primas exigirán un alto precio por esas materias. Después, en 1973, la incipiente escasez de ciertos productos básicos se verá agravada por ese amago de infarto mundial, PRECIPITADO QUIZÁ POR UN CONFLICTO BÉLICO. La mecha soterrada pasa por las pirámides de Egipto, por el Sinaí, por el Eufrates y por otros puntos que conocemos los iniciados, y estropeará no pocas cenas de Baltasar. En 1973, los gobiernos de los países ricos impondrán severas medidas de restricción del consumo/Frente al socialismo de Jauja acabará imponiéndose el socialismo del Desastre. Habrán de ser revisados todos los planteamientos triunfalistas...»
Los políticos que por aquellas calendas eran ministros u ostentaban altos cargos en la política o la Administración fueron tímidamente bombardeados por quien esto escribe con cartas en las que solicitaba humildemente «me diesen una oportunidad de poder explicar, ante un auditorio idóneo, mis temores acerca de futuros acontecimientos mundiales y acerca también de los GRAVES SUCESOS NACIONALES que iban a acaecer en España al final de diciembre de 1973».
El 20 de diciembre de ese año, confirmada por la realidad mi predicción sobre las vacas flacas que nos traería la guerra del Oriente Medio, era asesinado en Madrid el almirante Carrero Blanco.
Algunos de los personajes que habían desoído las súplicas del futurólogo para que lo tomaran en serio, creyeron en él a partir de entonces.
Iremos sacando a la luz algunos de sus escritos más lúcidos, todo un ejemplo de independencia ideológica, y por qué no decirlo científica, en el páramo intelectual de las postrimerías del Franquismo.
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