miércoles, 27 de junio de 2012

Astrología: ¿"Cuidadores" Manipulando el Futuro?


En el año 2010, bajo los aspectos partiles de la "T cuadrada cardinal" de Julio - Agosto, de la que se habían estado escribiendo "ríos de tinta" durante años, tuvimos tal vez el primer ejemplo de que la práctica y aplicación de la Astrología estaban cambiando.

A pesar de que a primeros de Agosto, con la entrada de Venus en el signo de Libra, éste se convertía en dispositor universal de toda la figura, hecho que yo personalmente defendí como pauta astrológica explicativa de la falta de actividad relevante acorde con la durísima figura que presidía el cielo en esos momentos, todos en el mundo de la Astrología esperábamos bastante más tensión de la que se produjo....




   FIGURA DE ARRANQUE
“T CUADRADA”
30 Julio 2010










  
"La figura de arranque es una macro estructura celeste denominada tradicionalmente “T cuadrada”, que compone una escuadra donde en sus tres vértices se ubican los planetas que se relacionan entre si mediante aspectos de cuadratura (90º) y oposición (180º), las relaciones angulares más tensas según enseña la Astrología tradicional.

Una estructura formativa es una figura, normalmente poligonal en la cual sus vértices están ocupados por planetas y sus aristas serian los aspectos entre los mismos.

Existen catalogadas bastantes de esas formaciones, pero tradicionalmente siempre se ha considerado que las más tensas son de mayor a menor conflictividad la “cruz cósmica” y la “T cuadrada”.

La figura en “T cuadrada” es en realidad la mitad de la “cruz cósmica”, también denominada “gran cruz cósmica” o “gran cuadratura”. Es por tanto, un triangulo isósceles donde el planeta que se haya en el ápice está relacionado mediante aspectos de cuadratura respectiva con  los otros  dos, quienes se hayan entre si en oposición.

La estructura sugiere  “tensión” contenida que puede “explotar” o dinamizarse violentamente dada la gran energía que la sustenta

El punto, o grado zodiacal enfrentado, en oposición 180º, con el planeta que se haya en el ápice, también llamado “planeta Apex” (P1), es denominado “punto de vacio” o “punto de descarga” (V), y se haya en la posición hipotética que generaría el aspecto de “Gran Cruz Cósmica” de estar ocupado por otro planeta. Junto con los vértices de la figura, especialmente el “Apex”, el “Punto de Vacio” es  la “zona sensible” que puede dinamizar la estructura cuando es activado por tránsitos o progresiones".








"La “Cuadratura en T”, también llamada “T Cuadrada”, es una de la configuraciones más dinámicas del radix (mapa astral natal o de una constitución universal mundana) y también la más frecuente.

Formada por dos cuadraturas y una oposición, indica una enorme lucha en la vida, serios obstáculos y una gran fuerza y determinación para hacerles frente. Se ha dicho a menudo que la “T Cuadrada” es la responsable del éxito. Esta configuración tiene una fuerte componente de cardinalidad, lo que otorga gran actividad y capacidad de trabajo.

No obstante, esta delineación general, una “T” siempre (salvo que esté disociada) relaciona signos de la misma cuadruplicidad, lo cual enfatiza esta modalidad.


Una “T cardinal” (con los planetas en signos cardinales) será sumamente activa, de gran tensión y movilidad, siempre estará generando nuevos proyectos; aunque si no hay signos fijos en el radix ocupados por otros planetas, será inconstante y no tendrá capacidad para sostener el esfuerzo".




“T CUADRADA CARDINAL”
30 Julio 2010













"La “T fija" (planetas en signos fijos) indicará una tendencia a querer controlar la situación a cualquier precio, proporciona una firme voluntad y resolución que puede transformarse en obsesión.

La “T mutable” (planetas en signos mutables) acentúa la actividad mental y es indicadora de un desgaste nervioso. Se empleará mucha energía tratando de adaptarse a todas las situaciones.

Como en toda configuración, cualquier planeta de la misma que resulte aspectado movilizará toda la estructura. Dado que la “T” se inscribe en un cuadrado, aun el vértice no ocupado, denominado  "punto de vacío", se transforma en un punto sensible, por ello la “T” se activará simultáneamente por tránsito, progresión, dirección o por un planeta que provenga de otra carta que contacte con uno de los planetas involucrados o aun con el punto de vacío"...............


Esto escribíamos sobre la figura en “T” de Agosto 2010, en nuestro primer libro:
 “2010 – 2014 Un Análisis Astrológico del Nuevo Paradigma Multipolar (Libro primero)

Recuerdo un correo personal que intercambié, en aquellos días, con el gran astrólogo mexicano y experto en Astromundial Gonzalo Peña, quien ante la falta de activación de la figura me escribía extrañado:


"......
 Ya ha llegado el 31 de julio y como dijo Javier Reinoso: el contéo regresivo ya ha comenzado... Estoy un tanto desconcertado de que no haya ocurrido ya alguna catástrofe significativa con la oposición Marte Urano, como mi predicho impacto con un asteroide... Pero como dije en I_Predict hay que ver que pasa con la cuadratura de Marte a Plutón en tránsito en 3 y el 4 de agosto, que viene destructiva porque Marte en detrimento en Libra tráe la luz de la conjunción con Saturno, y de las oposiciones a Urano y a Júpiter, y descarga climactéricamente con la cuadratura a Plutón en Capricornio".......

Ciertamente todos, en el mundo de la Astrología esperábamos noticias de alcance, pero estas sorprendentemente, salvo excepciones contadas, no se produjeron.

Javier Reinoso , autor del software que usamos en este blog para calculo y dibujo de los gráficos, defendió en aquel momento en su foro astrológico Zodiac que hubo miedo y que de alguna manera los dirigentes mundiales habían hecho esfuerzos extraordinarios para rebajar la tensión simple y llanamente porque sabían o habían sido informados de que en aquellos momentos un movimiento en falso podía conducirnos a un camino sin retorno.

He de reconocer que aquella explicación de Javier para justificar la inactividad de la "T" en aquel momento me resultó más bien oportunista........

Pero he aquí que bajo los temibles aspectos actuales (Cuadratura Urano - Plutón partil, cuadratura Júpiter - Neptuno partil) empezamos a ver el segundo capítulo de este guión.









La fase actual mantiene una evidente conexión con la anterior: Aspectos de tensión  que involucran , en este caso a cuatro astros lentos, y que no producen, al menos de momento, los efectos nocivos  por todos descontados a priori….














¿Es que la Astrología ha dejado de funcionar?, ¿Estamos ante una mutación arquetipal?

Esto nos lleva a razonar dos posibles causas de lo que venimos observando:

1.- La Humanidad está generando un cambio cuántico que le permite no identificarse pasivamente con los aspectos de tensión imperantes, de alguna manera ha conectado con esos principios arquetipales pasando a tener capacidad de moldear o modular sus contenidos evitando las más nocivas manifestaciones de los mismos.

Sabido es que históricamente el determinismo en Astrología ha sido rechazado  a grandes rasgos por algunos autores aunque no en todos los casos: “Los Astros Indican pero jamás obligan” (Orígenes es la referencia obligada sobre esta visión “abierta” de la Astrología).

Los Padres de la Iglesia son los que convirtieron en demonios a los dioses planetarios, y sin embargo incluso para Orígenes astra inclinant,non necessitant (los astros inclinan, no obligan).San Agustín creyó en la astrología en su juventud, y astrológica puede ser también su doctrina de la predestinación. Fue en el año 381 d.C. cuando el Concilio de Laodicea prohibió a los eclesiásticos interesarse por la Astrología, pero que fuera condenada por dos Concilios más prueba que los clérigos no hicieron mucho caso. Las creencias astrológicas están presentes en muchos autos de fe de la Inquisición, y tras el año 395 d.C. es cuando se tomaron en Roma medidas muy duras contra los astrólogos, obligándolos a emigrar a Persia. 


La Astrología se difundió pues ampliamente entre persas, sirios, árabes y turcos, y a partir del siglo VIII d.C. fue muy popular El hakam el noud´joun, o juicio de las estrellas. Y aunque Mahoma intentara eliminar supersticiones astrales e ideas judeocristianas, el Corán no condena a la Astrología. Muchos Califas tuvieron también astrólogos, si bien en el Islam la influencia de los astros dejó de ser fatídica.

A este respecto resulta muy aclaradora la enseñanza de Gurdjieff narrada magistralmente por su discípulo P.D. Ouspenski en su magnífica obra "Fragmentos de una Enseñana Desconocida", obra de la que entresacamos la siguiente cita:


".....Un día, en Moscú, hablaba con G. acerca de Londres, adonde había estado algunos meses atrás por corto tiempo. Le hablaba de la terrible mecanización que invadía las grandes ciudades europeas y sin la cual era probablemente imposible vivir y trabajar en el torbellino

de estos enormes "juguetes mecánicos".

—La gente se está convirtiendo en máquinas, dije, y no me cabe duda que un día se convertirán en máquinas perfectas. ¿Pero son capaces todavía de pensar? No lo creo. Si trataran de pensar, no serían tan buenas máquinas.

—Sí, contestó G., es cierto, pero sólo en parte. La verdadera pregunta es ésta: ¿de qué mente se sirven en su trabajo? Si usan la mente adecuada, podrán pensar aún mejor en su vida activa en medio de las máquinas. Pero una vez más, con la condición de que usen la mente adecuada."

No comprendí lo que G. quería decir por "mente adecuada" y sólo mucho más tarde llegué a comprenderlo.

—En segundo lugar, continuó él, la mecanización de que usted habla no es peligrosa en absoluto. Un hombre puede ser un hombre —recalcó esta palabra— aun trabajando con máquinas. Hay otra clase de mecanización muchísimo más peligrosa: ser uno mismo una máquina. ¿Nunca ha pensado usted en el hecho de que todos los hombres son ellos mismos máquinas?

—Sí, dije, desde un punto de vista estrictamente científico. todos los hombres son máquinas gobernadas por influencias exteriores. Pero la cuestión está en saber si se puede aceptar totalmente el punto de vista científico.

—Científico o no científico, me da lo mismo, dijo G. Quiero que comprenda lo que digo.

¡Mire! Toda esa gente que usted ve —señaló la calle— son simplemente máquinas, nada más.

—Creo comprender lo que usted quiere decir, dije. Y a menudo he pensado cuan pocos son en el mundo los que pueden resistir a esta forma de mecanización y elegir su propio camino.

 —¡Este es justamente su más grave error! dijo G. Usted cree que algo puede escoger su propio camino o resistir a la mecanización; usted cree que todo no es igualmente mecánico.

—¡Pero por supuesto que no! exclamé yo. El arte, la poesía, el pensamiento, son fenómenos de un orden totalmente distinto.

 —Exactamente del mismo orden, dijo G. Estas actividades son exactamente tan mecánicas como todas las demás. Los hombres son máquinas, y de las máquinas no puede esperarse otra cosa que acciones mecánicas.

 —Muy bien, le dije, pero ¿no hay quienes no sean máquinas?

 —Puede que los haya, dijo G. Pero usted no los puede ver. Usted no los conoce. Esto es lo que quiero hacerle comprender."

 No dejó de extrañarme que insistiera tanto sobre este punto. Lo que decía me parecía evidente e incontestable. Sin embargo, nunca me habían gustado las metáforas tan breves que pretenden decirlo todo. Siempre omiten las diferencias. Por mi parte, siempre había sostenido que lo más importante son las diferencias y que, para comprender las cosas, era necesario ante todo considerar los puntos en que difieren. De modo que me pareció extraño que G. insistiera tanto sobre una verdad que me parecía innegable, siempre y cuando no se hiciera de ella algo absoluto y se le reconocieran algunas excepciones.

—Las personas se asemejan muy poco entre sí, dije. Considero imposible meterlos a todos en el mismo saco. Hay salvajes, hay personas mecanizadas, hay intelectuales, hay genios.

—Nada más exacto, dijo G. Las personas son muy diferentes, pero usted ni conoce, ni puede ver la diferencia real entre ellas. Usted habla de diferencias que sencillamente no existen. Esto debe ser comprendido. Todas las personas que usted ve, que usted conoce, que usted puede llegar a conocer, son máquinas, verdaderas máquinas que solamente trabajan bajo la presión de influencias exteriores, como usted mismo lo ha dicho. Nacen máquinas y como máquinas mueren. ¿Qué tienen que ver con esto los salvajes y los intelectuales? Ahora mismo, en este preciso momento, mientras hablamos, varios millones de máquinas se esfuerzan en aniquilarse unas a otras. ¿En qué difieren, entonces? ¿Dónde están los salvajes, y dónde los intelectuales? Todos son iguales...

"Pero es posible dejar de ser máquina. Es en esto en lo que usted debería pensar y no en las distintas clases de máquinas. Por supuesto que las máquinas difieren; un automóvil es una máquina, un gramófono es una máquina y un fusil es una máquina. ¿Y esto qué cambia? Es lo mismo, siempre son máquinas."

 Esta conversación me recuerda otra. 

—¿Qué piensa usted de la psicología moderna? le pregunté un día a G., con la intención de

llegar al tema del psicoanálisis, del cual yo había desconfiado desde el primer día. Pero G. no me permitió llegar tan lejos.

-Antes de hablar de psicología, dijo él, debemos comprender claramente de qué trata esta ciencia y de qué no trata. El verdadero objeto de la psicología es la gente, los hombres, los seres humanos. ¿Qué psicología —recalcó la palabra— puede haber cuando no se trata sino de máquinas? Para el estudio de las máquinas lo que se necesita es la mecánica y no la psicología. Por eso comenzamos por el estudio de la mecánica. El camino que lleva a la psicología es aún muy largo.

—¿Puede un hombre dejar de ser una máquina? pregunté.

—¡Ah! Esa es la pregunta, dijo G. Si usted hubiera planteado tales preguntas más a menudo, quizá nuestras conversaciones nos hubieran podido llevar a alguna parte. Sí, es posible dejar de ser una máquina, pero para esto es necesario, ante todo, conocer la máquina. Una máquina, una verdadera máquina, no se conoce a sí misma, y no puede conocerse. Cuando una máquina se conoce, desde ese instante ha dejado de ser una máquina; por lo menos, ya no es la misma máquina que antes. Ya comienza a ser responsable de sus acciones.

—¿Según usted, esto significa que un hombre no es responsable de sus acciones? pregunté.

—Un hombre —recalcó esta palabra— es responsable. Una máquina no es responsable."

 En otra oportunidad, le pregunté a G.:

—En su opinión, ¿cuál es la mejor preparación para estudiar su método? Por ejemplo, ¿es útil estudiar lo que se llama literatura «oculta» o «mística»?"

 Al decirle esto, tenía en mente en forma particular el "Tarot" y toda la literatura referente al"Tarot".

—Sí, dijo G. Se puede encontrar mucho por medio de la lectura. Por ejemplo, considere su caso: ya podría usted conocer bien las cosas, si supiese leer. Quiero decir: si usted hubiese comprendido todo lo que ha leído en su vida, ya tendría el conocimiento de lo que ahora busca. Si hubiese usted comprendido todo lo que está escrito en su propio libro, ¿cuál es su título?

—chapurreó en una forma completamente imposible las palabras: "Tertium Organum"

— yo vendría a inclinarme ante usted y a suplicarle que me enseñara. Pero usted no comprende, ni lo que lee, ni lo que escribe. Ni siquiera comprende lo que significa la palabra comprender. Sin embargo, la comprensión es lo esencial, y la lectura no puede ser útil sino a condición de comprender, lo que se lee. Pero desde luego que ningún libro puede dar una preparación verdadera. Por lo tanto es imposible decir cuáles libros son los mejores. Lo que un hombre conoce bien —acentuó la palabra "bien"— eso es una preparación para él. Si un hombre sabe bien cómo hacer café o cómo hacer bien un par de botas, entonces ya se puede hablar con él. El problema estriba en que nadie sabe nada bien. Todo se conoce no importa cómo, de una manera completamente superficial."

Este era otro de los giros inesperados que G. daba a sus explicaciones. Además de su sentido ordinario, sus palabras siempre contenían otro sentido totalmente diferente. Pero yo entreveía ya que para descifrar este sentido oculto, era necesario comenzar por captar el sentido usual y sencillo. Las palabras de G., tomadas en la forma más simple del mundo, estaban siempre llenas de sentido, pero tenían también otras significaciones. La significación más amplia y más profunda permanecía velada durante mucho tiempo.

Ha quedado grabada en mi memoria otra conversación. Le preguntaba a G. lo que debería hacer un hombre para asimilar su enseñanza.

—¿Lo que debe hacer? exclamó como si esta pregunta lo sorprendiera. Es incapaz de hacer nada. Ante todo, él debe comprender ciertas cosas. Tiene miles de ideas falsas y de concepciones falsas, sobre todo acerca de si mismo, y si algún día quiere adquirir algo nuevo, debe comenzar por liberarse por lo menos de algunas de ellas. De otra manera lo nuevo sería construido sobre una base falsa y el resultado sería aun peor.

—¿Cómo puede un hombre liberarse de las ideas faltas? pregunté. Dependemos de las formas de nuestra percepción. Las ideas falsas se producen debido a las formas de nuestra percepción."

 G. negó con la cabeza, y dijo:

—Nuevamente habla usted de otra cosa. Usted habla de errores que provienen de las percepciones, pero no se trata de esto. Dentro de los límites de las percepciones dadas, se puede errar en mayor o menor grado. Como ya lo he dicho, la suprema ilusión del hombre es su convicción de que puede hacer. Toda la gente piensa que puede hacer, toda la gente quiere hacer, y su primera pregunta se refiere siempre a qué es lo que tiene que hacer. Pero a decir verdad, nadie hace nada y nadie puede hacer nada. Es lo primero que hay que comprender.

Todo sucede. Todo lo que sobreviene en la vida de un hombre, todo lo que se haré a naves de él, todo lo que viene de él —todo esto sucede. Y sucede exactamente como la lluvia cae porque la temperatura se ha modificado en las regiones superiores de la atmósfera, sucede como la nieve se derrite bajo los rayos del sol, como el polvo se levanta con el viento.

"El hombre es una máquina. Todo lo que hace, todas sus acciones, todas sus palabras, sus pensamientos, sentimientos, convicciones, opiniones y hábitos son el resultado de influencias exteriores, de impresiones exteriores. Por sí mismo un hombre no puede producir un solo pensamiento, una sola acción. Todo lo que dice, hace, piensa, siente, todo esto sucede. El hombre no puede descubrir nada, no puede inventar nada. Todo sucede.

"Para establecer este hecho, para comprenderlo, para convencerse de su verdad, es necesario liberarse de miles de ilusiones sobre el hombre, sobre su ser creador, sobre su capacidad de organizar conscientemente su propia vida, etc., etc. Nada de esto existe.

Todo sucede: los movimientos populares, las guerras, las revoluciones, los cambios de gobierno, todo esto sucede. Y sucede exactamente de la misma manera que todo sucede en la vida del hombre como individuo. El hombre nace, vive, muere, construye casas, escribe libros, no como él lo quiere, sino como esto sucede. Todo sucede, el hombre no ama, no odia, no desea — todo esto sucede.

"Pero ningún hombre le creerá jamás si usted le dice que él no puede hacer nada. Nada se le puede decir a la gente que le sea más desagradable ni más ofensivo. Es particularmente desagradable y ofensivo porque es la verdad y porque nadie quiere conocer la verdad.

"Si usted lo comprende, nos será más fácil hablar. Pero una cosa es captar con el intelecto que el hombre no puede hacer nada, y otra es sentirlo «con toda su masa», estar realmente convencido que es así, y no olvidarlo jamás.

"Esta cuestión de hacer (G. recalcó cada vez esta palabra) hace surgir además otra cuestión. A la gente le parece siempre que los otros nunca hacen nada como debiera ser, que los demás hacen todo al revés. Invariablemente cada uno piensa que podría hacerlo mejor. Ninguno comprende, ni siente la necesidad de comprender que lo que actualmente se hace de ciertamanera —y sobre todo lo que ya ha sido hecho— no puede ni podía haber sido hecho de otra manera. ¿Ha notado usted cómo hablan todos de la guerra? Cada uno tiene su propio plan y su propia teoría. Cada uno opina que no se hace nada como debería hacerse. Sin embargo, en realidad, todo se hace de la única manera posible.
Si tan sólo una cosa pudiera hacerse diferentemente, todo podría llegar a ser diferente. Y entonces quizá no hubiera habido guerra.

"Trate de comprender lo que digo: todo depende de todo, todo está relacionado, no hay nada separado. Por lo tanto, todos los acontecimientos siguen el único camino que pueden tomar.

Si la gente pudiera cambiar, todo podría cambiar. Pero son lo que son y por lo tanto las cosas también son lo que son."

 Esto era muy difícil de tragar.

 —¿No hay nada, absolutamente nada, que pueda hacerse? pregunté.

 —Absolutamente nada.

 —¿Y nadie puede hacer nada?

 —Eso ya es otro asunto. Para hacer hay que ser. Y ante todo hay que comprender lo que esto significa: ser. Si continuamos estas conversaciones, usted verá que nos servimos de un lenguaje especial y que para ser capaz de hablar entre nosotros, hay que aprender este lenguaje. No vale la pena hablar en la lengua ordinaria porque en esta lengua es imposible comprenderse. Esto le sorprende. Pero así es. Para llegar a comprender es necesario aprender otro lenguaje. En el lenguaje que habla la gente, no puede comprenderse. Usted verá más tarde por qué esto es así.

"Luego uno debe aprender a decir la verdad. Esto también le parece extraño; usted no se da cuenta que hay que aprender a decir la verdad. Le parece que bastaría desearlo o decidir hacerlo. Y yo le digo a usted que es relativamente raro que la gente diga una mentira en forma deliberada. En la mayoría de los casos creen que dicen la verdad. Y sin embargo mienten todo el tiempo, tanto cuando quieren mentir como cuando quieren decir la verdad. Mienten continuamente, se mienten a sí mismos y mienten a los demás. Como consecuencia, nadie comprende a los otros ni se comprende a sí mismo. Piénselo, ¿podría haber tantas discordias, tantos malentendidos profundos, y tanto odio hacia el punto de vista o hacia la opinión de otro, si la gente fuera capaz de comprenderse? Pero no pueden comprenderse porque no pueden dejar de mentir. Decir la verdad es la cosa más difícil del mundo; habrá que estudiar mucho y durante largo tiempo, para un día poder decir la verdad. El deseo por sí solo, no basta. Para decir la verdad, hay que llegar a ser capaz de conocer lo que es verdad y lo que es mentira, ante todo en si mismo. Pero esto es lo que nadie quiere saber."

 Las conversaciones con G. y el giro imprevisto que le daba a cada idea me interesaban cada día más; pero tenía eme irme a San Petersburgo.

Recuerdo mí última conversación con él. Le había agradecido su consideración para conmigo, y sus explicaciones que, como ya lo había visto, habían cambiado muchas cosas para mí.

—Sin embargo, le dije, lo mas importante son los hechos. Si pudiera ver hechos reales, auténticos, de naturaleza nueva y desconocida, solo ellos me convencerían de que estoy en el buen camino."

 Seguía pensando todavía en los "milagros".

 —Habrá hechos, me dijo G. Se lo prometo. Pero no se puede comenzar por allí."

 En aquel entonces, no comprendí que quería decir, sólo lo comprendí mas tarde, cuando G., manteniendo su palabra, me puso realmente delante de "hechos". Pero esto no debía producirse sino un año y medio más tarde, en agosto de 1916.

De nuestras últimas conversaciones en Moscú, guardo todavía el recuerdo de ciertas palabras pronunciadas por G., las cuales sólo mas tarde llegaron a ser inteligibles para mí.

Me habló de un hombre que una ve;' había conocido estando con él. y de sus relaciones con ciertas personas.

—Es un hombre débil, me dijo. Las personas se sirven de el, inconscientemente por supuesto.

Y esto es así, porque él las considera. Si no las considerase, todo seria distinto, y ellas mismas serían distintas."

Me pareció extraño que un hombre no tuviera que considerar al prójimo.

—¿Que quiere usted decir con esta palabra: considerar? le pregunté. A la vez, lo comprendo y no lo comprendo. Esa palabra tiene significaciones muy diferentes.

—Es lodo lo contrario, dijo G. Esa palabra no tiene sino una significación. Trate de pensar en ello."

Algún tiempo después, comprendí lo que G llamaba consideración. Y me di cuenta del lugar enorme que ocupa en nuestra vida y de todo lo que proviene de ella. G. llamaba "consideración" a la actitud que crea una esclavitud interior, una dependencia interior.

Después tuvimos muchas ocasiones de volver a hablar sobre ello.

Recuerdo otra conversación sobre la guerra. Estábamos sentados en el caté Philipov, en la Tverskaya. Estaba atestado de gente muy bulliciosa. La especulación y la guerra creaban una atmósfera febril y desagradable. Incluso yo había rehusado concurrir a este café. Pero G. había insistido, y como siempre ocurría con él, yo había cedido. Ya para entonces había comprendido que algunas veces, deliberadamente, él creaba situaciones que harían más difícil la conversación, como si me quisiera pedir un esfuerzo adicional y un acto de sumisión a condiciones penosas e incómodas en aras de hablar con él.

Pero esta vez el resultado no fue muy brillante; el ruido era tal que no llegué a oír las cosas más interesantes. Al comienzo comprendí sus palabras. Pero el hilo se me escapaba poco a poco. Después de haber hecho varias tentativas por seguir lo que estaba diciendo, de lo cual sólo me llegaban palabras aisladas, finalmente dejé de escuchar y simplemente me puse a observar cómo hablaba.

La conversación había comenzado con mi pregunta:

—¿Pueden detenerse la guerras?" Y G. había contestado:

—Sí, es posible."

Sin embargo, debido a nuestras conversaciones anteriores, yo creí estar seguro de que respondería: "No, es imposible".

—Pero todo está en la pregunta: ¿cómo? — continuó. Hay que saber mucho para comprenderlo. ¿Qué es una guerra? La guerra es un resultado de influencias planetarias.

En alguna parte, allá arriba, dos o tres planetas se han acercado demasiado, y resulta una tensión.

¿Ha notado cómo se tensa usted cuando un hombre lo roza en una vereda estrecha? Entre los planetas se produce la misma tensión. Para ellos quizá esto no dura sino uno o dos segundos. Pero aquí, sobre la tierra, la gente comienza a matarse y continúa la matanza durante años. En todo este tiempo les parece que se odian los unos a los otros; o quizá que es su deber destrozarse por algún propósito sublime; o bien que deben defender algo o a alguien y que es muy noble hacerlo: o cualquier cosa por el estilo. Son incapaces de darse cuenta hasta qué punto son simples peones sobre un tablero de ajedrez. Se atribuyen importancia; se creen libres de ir y venir a su antojo; piensan que pueden decidir el hacer esto o aquello. Pero en realidad, todos sus movimientos, todas sus acciones, son el resultado de influencias planetarias. Por sí mismos no tienen ninguna importancia.

Quien tiene el papel importante es la luna. Pero hablaremos de la luna más adelante. Basta comprender que ni el emperador Guillermo, ni los generales, ni los ministros, ni los parlamentos, tienen significación alguna, ni hacen nada. En una gran escala, todo lo que sucede está regido desde el exterior, sea por combinaciones accidentales de influencias, sea por leyes cósmicas generales."

Esto es lo que oí. Sólo mucho más tarde comprendí que en aquel entonces él había querido explicarme cómo las influencias accidentales pueden ser desviadas o transformadas en algo relativamente inofensivo. Había aquí una idea realmente interesante, que se refería a la significación esotérica de los "sacrificios". Pero en todo caso, esta idea actualmente sólo tiene valor histórico y psicológico. Lo más importante —que había dicho de manera casual, en tal forma que yo no le presté atención en el momento mismo y no me acordé sino más tarde, tratando de reconstruir la conversación— era lo que se refería a la diferencia de los tiempos para los planetas y para el hombre.

Pero, aun cuando lo recordé, por mucho tiempo no llegué a comprender la significación plena de esta idea. Más tarde se me presentó como algo fundamental.

Más o menos por esta misma época tuvimos una conversación sobre el sol, los planetas y la luna. Aunque me impresionó vivamente, he olvidado cómo comenzó. Pero me acuerdo que habiendo dibujado G. un pequeño diagrama, trataba de explicarme lo que él llamaba la "correlación de las fuerzas en los diferentes mundos". Esto se refería a lo que había dicho anteriormente de las influencias que actúan sobre la humanidad. La idea, a grosso modo, era la siguiente: la humanidad, o más exactamente, la vida orgánica sobre la tierra, está sometida a influencias simultáneas, provenientes de fuentes variadas y de mundos diversos: influencias de los planetas, influencias de la luna, influencias del sol, influencias de las estrellas. Ellas actúan todas al mismo tiempo, pero con el predominio de una u otra según el momento. Para el hombre existe cierta posibilidad de elegir influencias; dicho de otra manera, pasar de una influencia a otra.

—El explicar cómo, requeriría un desarrollo demasiado largo, dijo G. En otra ocasión hablaremos de esto. Por el momento quisiera que comprendiera lo siguiente: es imposible liberarse de una influencia sin someterse a otra. Toda la dificultad, todo el trabajo sobre sí, consiste en elegir la influencia a la que usted se quiere someter, y en caer realmente bajo esta in-fluencia. Con este fin, es indispensable que usted sepa prever la influencia que le será más provechosa."

Lo que me había interesado en esta conversación era que G. había hablado de los planetas y de la luna como de seres vivientes, que tienen una edad definida, un período de vida igualmente definido y posibilidades de desarrollo y de transición a otros planos de ser. De sus palabras resultaba que la luna no era un "planeta muerto", como se admite generalmente, sino por el contrario era un "planeta en estado naciente", un planeta en su primerísimo estado de desarrollo, que no había alcanzado aún el "grado de inteligencia que posee la tierra", para usar sus propios términos.

—La luna crece y se desarrolla, dijo G., y quizá, algún día, llegará al mismo grado de desarrollo que la tierra. Entonces, cerca de ella aparecerá una nueva luna y la tierra devendrá para ambas su sol. Hubo un tiempo en que el sol era como es hoy la tierra, y la tierra, como la luna actual. En tiempos más lejanos aún, el sol era una luna."

Esto atrajo inmediatamente mi atención. Nunca me había parecido nada más artificial, mássospechoso, más dogmático, que todas las teorías habituales sobre el origen de los planetas y de los sistemas solares, comenzando por la de Kant-Laplace hasta las más recientes, con todos sus cambios y añadiduras. El "gran público" considera estas teorías, o por lo menos la última que ha conocido, como científicamente comprobadas. Pero en realidad nada es menos científico, nada está menos comprobado. Por lo tanto el hecho de que el sistema de G. admitía una teoría totalmente diferente, una teoría orgánica originada en principios enteramente nuevos y revelando un orden universal diferente, me pareció sumamente interesante e importante.

—¿Cuál es la relación entre la inteligencia de la tierra y la del sol? le pregunté.

—La inteligencia del sol es divina, respondió G. No obstante, la tierra puede llegar a la misma altura; pero naturalmente en esto no hay nada seguro: la tierra puede morir sin haber llegado a nada.

—¿De qué depende esto?" La respuesta de G. fue sumamente vaga.

—Hay un periodo definido, dijo, durante el cual pueden realizarse ciertas cosas. Si al final del tiempo prescrito lo debido no ha sido hecho, entonces la tierra puede perecer sin haber llegado al grado que hubiera podido alcanzar.

—¿Se conoce este plazo?

—Sí, se conoce, dijo G., pero la gente no ganaría nada con saberlo. Esto sería aún peor.

Algunos lo creerían, otros no, y aun otros pedirían pruebas. Luego comenzarían a romperse la cabeza. Siempre todo termina así entre la gente."


P.D.Ouspenski, conversación con G.I. Gurdjieff extraida de
“Fragmentos de una Enseñanza Desconocida”



Parafraseando a G.I.Gurdjieff y en el plano exclusivamente humano, para el hombre "dormido" todo sucede sin posibilidad de alterar ningún resultado. Tan sólo es el hombre "despierto" el que ha roto su mecanicidad el que puede en alguna manera ser "dueño" de su destino.

 Ahora bien este principio sería también de aplicación válida si tratamos de la Humanidad en su conjunto, un conjunto de seres "dormidos" (Humanidad "dormida" o "despierta" si se ve alcanzada una determinada masa critica de elementos "despiertos").

Si la Astrología está cambiando su interacción podría pensarse que estamos alcanzando la masa crítica que posibilita liberarnos como colectivo humano de la cadena de mecanicidad que conduce a un cierto determinismo astrológico….

Esa es una posibilidad cierta en verdad, aunque hay otras como la que trato de explicar a continuación…



2.- El problema es que la Astrología ya la manejan millones de personas, hace mucho dejó de ser algo secreto de unos pocos....................



EL CONOCIMIENTO ES FINITO Y LIMITADO


Un día que estábamos con G., le pregunté:

"¿Por qué se mantiene el conocimiento tan cuidadosamente en secreto? Si el antiguo conocimiento ha sido preservado y, en general, si existe un conocimiento distinto de nuestra ciencia y de nuestra filosofía, que aun llega a sobrepasarlas ¿por qué no se conviene en propiedad común? ¿Por qué sus poseedores se niegan a dejarlo entrar en la circulación general de la vida, en aras de una lucha más feliz o más decisiva contra la mentira, el mal y la ignorancia?"

Creo que esta pregunta debe surgir en toda mente que encuentre por primera vez las ideas del esoterismo.

—Hay dos respuestas, me dijo él. Primeramente, este conocimiento no se mantiene secreto; luego por su propia naturaleza le está prohibido llegar a ser jamás propiedad común. Primero examinaremos este segundo punto. Le probaré que el conocimiento —acentuó esta palabra— es mucho más accesible de lo que generalmente se cree para aquellos que son capaces de asimilarlo; y todo el problema estriba en que la gente o no lo quiere o no lo puede recibir.

"Pero ante todo, es necesario comprender que el conocimiento no puede pertenecer a todos, ni aun puede pertenecer a muchos. Así es la ley. Usted no la comprende porque no se da cuenta de que como toda cosa en el mundo, el conocimiento es material. Es material—esto significa que posee todas las características de la materialidad. Ahora bien, una de las primeras características de la materialidad implica una limitación de la materia, quiero decir que la cantidad de materia, en un lugar dado y en condiciones dadas, es siempre limitada. La misma arena del desierto y el agua del mar existen en una cantidad invariable y estrictamente medida. Por consiguiente, decir que el conocimiento es material es decir que hay una cantidad definida en un lugar y en un tiempo ciado. Por tanto se puede afirmar que durante el curso de un cierto período, digamos un siglo, la humanidad dispone (le una cantidad definida de conocimiento. Pero sabemos, por una observación elemental de la vida misma, que la materia del conocimiento posee cualidades enteramente diferentes según que ésta sea absorbida en pequeña o gran cantidad. Tomada en gran cantidad en un lugar dado —por un hombre, por ejemplo, o por un grupo pequeño de hombres— produce resultados muy buenos; tomada en pequeña cantidad por cada uno de los individuos que componen una gran masa de hombres, no da ningún resultado, salvo algunas veces resultados negativos, contrarios a los que se esperan.

Entonces, si una cantidad definida de conocimiento llega a distribuirse entre millones de hombres, cada individuo recibirá muy poco y esta pequeña dosis de conocimiento no podrá cambiar nada ni en su vida ni en su comprensión de las cosas. Cualquiera que sea el número de aquellos que absorbiesen esta pequeña dosis, el efecto sobre su vida será nulo salvo quizá que ésta se haga aún más difícil.

"Pero si por el contrario un pequeño número pudiera concentrar grandes cantidades de conocimiento, entonces éste dará resultados muy grandes. Desde este punto de vista es mucho más ventajoso que el conocimiento sea preservado por un pequeño número y no difundido entre las masas.

 "Si para dorar objetos, tomamos una cierta cantidad de oro, debemos conocer el número exacto de objetos que esta nos permitirá dorar. Si tratamos de dorar un gran número, se dorarán desigualmente, por partes, y se verán mucho peor que si no tuvieran ningún oro; de hecho, habremos derrochado nuestro oro.

 "La distribución del conocimiento se basa sobre un principio rigurosamente análogo. Si hubiera que dar el conocimiento a iodo el mundo nadie recibiría nada. Si está reservado a un pequeño número, cada uno recibirá, no solamente para guardar lo que reciba sino para incrementarlo.

"A primera vista, esta teoría parece muy injusta porque la situación de aquellos a quienes, en alguna forma, se les niega el conocimiento para que otros puedan recibir algo más, parece muy triste, inmerecida y más cruel de lo que debería ser. Sin embargo, la realidad es totalmente diferente; en la distribución del conocimiento no hay ni sombra de injusticia.

"Es un hecho que la gran mayoría de la gente ignora el deseo de conocer; rehúsa su cuota de conocimiento y descuidan aun tomar en la distribución general la porción que les está destinada para las necesidades de su vida. Esto se hace particularmente evidente en períodos de locura colectiva, de guerras y de revoluciones, cuando los hombres parecen perder súbitamente hasta ese pequeño grano de sentido común que tenían de ordinario, y convertidos en perfectos autómatas, se entregan a matanzas gigantescas, como si ya no tuvieran instinto de conservación. Es así como grandes cantidades de conocimiento, de cierta manera permanecen sin reclamar, y pueden ser distribuidas a los que saben apreciar su valor.

"No hay nada de injusto en todo esto, porque aquellos que reciben el conocimiento no toman algo que pertenece a otros, no privan a nadie de nada; toman solamente lo que los otros han rechazado como inútil y que, en todo caso, se perdería si no fuera tomado.

"La acumulación del conocimiento por los unos depende del rechazo del conocimiento por los otros.

 "En la vida de la humanidad hay períodos que coinciden generalmente con el comienzo de la declinación de las civilizaciones, cuando las masas pierden irremediablemente la razón y se ponen a destruir todo lo que ha sido creado en siglos y milenios de cultura. Tales períodos de locura, a menudo concordantes con cataclismos geológicos, con perturbaciones climáticas y otros fenómenos de carácter planetario, liberan gran cantidad de esta materia del conocimiento. Se hace entonces necesario un trabajo de recuperación sin el cual ésta se perdería. Es así como el trabajo de recolectar la materia esparcida del conocimiento coincide frecuentemente con la declinación y la ruina de las civilizaciones.

"Este aspecto de la cuestión es claro. Las masas no se preocupan del conocimiento, no lo quieren, y sus jefes políticos, en su propio interés, no trabajan sino para reforzar la aversión y el temor que ellas tienen a todo lo que es nuevo y desconocido. El estado de esclavitud de la humanidad está basado en este temor. Es hasta difícil imaginar todo el horror de esto. Pero la gente no comprende el valor de lo que pierde de esta manera. Y para captar la causa de tal estado, basta con observar cómo vive la gente, lo que constituye sus razones para vivir, el objeto de sus pasiones o de sus aspiraciones, en qué piensan, de qué hablan, a qué sirven y qué adoran. Vean a dónde va el dinero de la sociedad culta de nuestra época; dejando de lado la guerra, consideren aquello por lo que se paga los más altos precios, a dónde van las muchedumbres más densas. Si se reflexiona un instante acerca de este despilfarro, entonces se hace claro que la humanidad, tal cual es ahora, con los intereses de los cuales vive, no puede esperar otra cosa que lo que tiene. Pero, como ya lo he dicho, nada de esto se puede cambiar.

¡Imagínese que no haya disponible sino media libra de conocimiento por año para toda la humanidad! Si este conocimiento se difunde entre las masas, cada uno recibirá tan poco que seguirá siendo el mismo tonto de antes. Pero, por el hecho de que tan sólo algunos hombres desean este conocimiento, aquellos que lo piden podrán recibir, por así decirlo, un grano de él, y adquirir la posibilidad de llegar a ser más inteligentes. No todos podrían llegar a ser inteligentes aunque lo desearan. Y si llegaran a ser inteligentes, esto no serviría de nada, pues existe un equilibrio general que no puede ser trastocado.

"He aquí un aspecto. El otro, como ya lo he dicho, se refiere al hecho de que nadie oculta nada; no hay el menor misterio. Pero la adquisición o la transmisión del verdadero conocimiento exige una gran labor y grandes esfuerzos, tanto de parte del que recibe como del que da. Y aquellos que poseen este conocimiento hacen todo lo que pueden para transmitirlo y comunicarlo al mayor número posible de hombres, para facilitarles su acercamiento y tornarlos capaces de prepararse para recibir la verdad. Pero el conocimiento no puede ser impuesto por la fuerza a aquellos que no lo quieren, y como acabamos de ver, el examen imparcial de la vida del hombre medio, de sus intereses, de lo que llena sus días, demostrará al instante que es imposible acusar a los hombres poseedores del conocimiento de que lo ocultan, de que no quieren transmitirlo o de que no desean enseñar a los otros lo que ellos mismos saben.

"Quien desee el conocimiento debe hacer por sí mismo los primeros esfuerzos para encontrar la fuente, para aproximarse a ella, ayudándose con las indicaciones dadas a todos, pero que la gente, por regla general, no desea ver ni reconocer. El conocimiento no puede llegar gratuitamente a los hombres, sin esfuerzos de su parte. Ellos comprenden esto muy bien cuando sólo se trata de conocimientos ordinarios, pero en el caso del gran conocimiento, si es que admiten la posibilidad de su existencia, consideran que es posible esperar algo diferente.

Todo el mundo sabe muy bien, por ejemplo, que un hombre tendrá que trabajar intensamente durante varios años si quiere aprender el chino; nadie ignora que para poder captar los principios de la medicina son indispensables cinco años de estudios, y quizás el doble para el estudio de la música o la pintura. Sin embargo, algunas teorías afirman que el conocimiento puede llegarle a la gente sin esfuerzos de su parte, que puede ser adquirido aun en el sueño. El mero hecho de la existencia de tales teorías constituye una explicación adicional del hecho de que el conocimiento no puede llegar a la gente. Sin embargo, no es menos esencial comprender que los esfuerzos independientes de un hombre por alcanzar lo que fuese en esta dirección, por sí mismos, no pueden dar ningún resultado. Un hombre no puede alcanzar el conocimiento sino con la ayuda de aquellos que lo poseen. Esto debe ser comprendido desde el comienzo mismo. Hay que aprender de los que saben."


P.D.Ouspenski, conversación con G.I. Gurdjieff extraida de
“Fragmentos de una Enseñanza Desconocida”


Trasladémonos a otro ejemplo, en el mundo ahora tan de actualidad de las herramientas de funcionamiento de los Mercados.

La "Teoría de las Ondas" desarrollada por Ralph Nelson Elliott (1871-1948) parte de la propia observación que realizó de los movimientos tendenciales conjuntos del mercado y sus posibles cambios, los cuales siguen unas pautas de comporta­miento identificables en forma de patrones o figuras. Utilizando los datos de los valores del Dow Jones Industriáis Average (DJIA) como herramienta de investigación, Elliott descubrió que todos y cada uno de los cambios en los precios siguen una estructura armónica básica que se encuentra revelada en la na­turaleza, siguiendo una ley natural (véase "Naturees Law. The secret of the Universe", 1946). A partir de este descubrimien­to, Elliott desarrolló un sistema racional de análisis del mercado.

Bajo la Teoría de la Onda, cada decisión del mercado esta producida por una información relevante y ésta, a su vez, pro­duce también información significativa. Cada transacción o cau­sa, surgida de un efecto, entra en el tejido del mercado y comu­nica sus datos a los inversores, lo que provoca que se una a la ca­dena de causas del comportamiento de los otros. Este concepto de regeneración está provocado por la propia naturaleza social del hombre, que posee el inversor y que provoca la generación de figuras y formaciones en el mercado que reflejan su compor­tamiento. Este es muy parecido a los movimientos de las mare­as, que inicialmente se atribuye a Dow, y que Elliott denominó flujos y reflujos. Cuando las formaciones son repetitivas a lo largo del tiempo y se tornan reconocibles e identificables tienen el valor de resultar predictivas.

Elliott aisló trece figuras o movimientos que aparecen en el mercado, de forma repetitiva y recurrente, aunque no necesaria­mente en tiempo ni en amplitud. El nombró, definió y clasificó estas formaciones. Luego describió cómo esas estructuras pue­den unirse para desarrollar otras formaciones de mayor duración de estas mismas estructuras, y así prolongarse durante la evolu­ción del mercado. Sus descripciones constituyen una serie de re­glas empíricas y parámetros que permiten interpretar el merca­do. Estas formaciones que ocurren de forma natural bajo la teo­ría de Elliott descansan en la idea de acción y reacción.


LA SERIE DE FIBONACCI Y SUS APLICACIONES


La sucesión numérica de Fibonacci fue diseñada por uno de los matemáticos y científicos más importantes de su época. Nos referimos obviamente a Fibonacci (1175). La forma en que se calculan sus componentes, la suma de los dos números consecu­tivos precedentes forma el siguiente número de la serie, determi­nan unas de las sucesiones numéricas más importantes: 1, 1,2, 3. S, 8, 13, 21. 34. SS, 89, 144,... Constituye lo que hoy en día se conoce como serie de Fibonacci que, como podemos compro­bar en el gráfico 2,4, muestra un crecimiento exponencial.

El cálculo es muy sencillo, 1 + 1=2, 1 +2 = 3, Z + 3 = 5 y asi sucesivamente hasta el infinito. Otra relación importante que se extrae de la serie de números es el cociente entre dos de sus número consecutivos, que tienen a aproximarse a l ,618 o a su inverso, 0,618, después de los primeros números, como pode­mos ver en ti gráfico 25.

En la tabla del gráfico 26 tenemos las relaciones entre los nú­mero de Fibonacci desde el 1 hasta el 144.

El número 1,618 (ó 0,618) son conocidos como el Batió Áu­reo o la Media Dorada, que se encuentra en la Naturaleza de forma abundante, tanto en construcciones simples como mas avanzadas. Podemos encontrar este tipo de proporcionalidad en las estructu­ras atómicas, en la construcción de ADN, en la descripción de las órbitas planetarias, en las espirales de los caracoles (ver gráfico 27). Está envuelto en fenómenos tan diversos como las distancias planetarias y sus periodos, la música celestial, la reflexión de la luz en el cristal, en las células del sistema nervioso y en las estruc­turas de animales y plantas. Por ello, no es de extrañar que tam­bién participe dentro la estructura de los mercados de acciones.
Así, para cada grado o nivel de actividad del mercado bursá­til, un mercado alcista se subdivide en 5 ondas y un mercado ba­jista se subdivide en 3 ondas, dándonos la relación 5-3 que es el principio matemático de la Teoría de Elliott. Es posible generar toda la serie de Fibonacci con la secuencias de mercado que de­termina la Teoría de Elliott.





























































El Análisis Técnico bursatil, también denominado Chartismo, irrumpió en los mercados organizados en los años 70.
Está basado en el uso de lo que brevemente hemos desarrollado más arriba: Las series naturales, y las leyes de la proporción que reproducen procesos de la naturaleza, (Serie de Fibonacci etc)
Estas técnicas de análisis de los mercados, aplicadas a los gráficos históricos de los principales índices y valores de intercambio de títulos bursátiles mundiales basados en el estudio de las figuras, y desarrollos repetitivos de ciclos y series matemáticas se convirtió en manos de unos pocos en una herramienta definitiva que permitía con cierta facilidad anticipar el movimiento de los precios de los títulos e índices más relevantes de bolsa a corto, medio y largo plazo, ya que estos movimientos que desconociendo estas leyes universales basadas en ciertas series numéricas podían pasar por erráticos, aleatorios o especulativos, según los casos, por el contrario conociendo las Leyes naturales de desarrollos numéricos en series definidas de orden natural se revelaban ordenados para quien era conocedor de las técnicas que los gobernaban.  
Pasaron los años y ese conocimiento se generalizó, todo el mundo se puso al corriente y  lo usaba, entonces apareció la figura del "cuidador", que falseaba a conciencia los movimientos alterando a voluntad y artificialmente los movimientos de los precios trastocando los márgenes teóricos de fluctuación que señalaba el Análisis Técnico, también denominado “Chartismo” con el fin de aprovecharse económicamente del comportamiento en bloque de los inversores que seguían sus reglas matemáticas.
Más adelante se fue más allá ya que se crearon revolucionarias herramientas automáticas bursátiles que señalaban los momentos concretos de entrada (compra) y salida (venta) de acciones sobre todo para protegerse de pérdidas irreparables en los llamados derivados y en los fondos de inversión con gran apalancamiento, los denominados fondos de alto riesgo o "Hedge Founds". Estas herramientas, años atrás han sido utilizadas de forma generalizada por todas las instituciones de inversión, produciendo como efecto mareas y movimientos masivos y rápidos de capital y desplazamientos de precios bruscos y de gran magnitud que se disparaban con estas herramientas de forma automática creando momentos de gran confusión, pánico y en algunos casos crash al generar señales inequivocas de venta total con carácter inmediato en tiempo real y de forma automatizada se deshacían todas las posiciones en segundos, ejecutadas al unísono por los agentes y representantes bursátiles de los inversores y especuladores en un mercado cada vez más globalizado.
Creo que es un buen ejemplo de lo que sucede cuando todo el mundo "sabe".
La pregunta entonces es: ¿En qué momento de equivalencia con lo que sucedió al Chartismo se encuentra la actual Astrología?
Dado la cantidad (millones de personas) que la usan en el mundo actualmente y que disponen además de herramientas de análisis informático cada vez más sofisticadas,  llegaríamos a la conclusión que han de haber aparecido ya los "cuidadores" con la clara intención de manipular esos tempos que nos señala la Astrología mediante sus ciclos.



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