Enseñanzas de la contaminacion radioactiva de Fukushima
enormes extensiones de los suelos de Japón se
encuentran contaminados por los residuos radioactivos tras el accidente de Fukushima (ver post: un tercio de los suelos de Japón
afectados por la contaminación radiactiva). En principio, uno puede pensar que las corrientes marinas diluyen los
radionucleidos. ¡Cierto! Sin embargo el proceso no resulta ser tan simple. Al igual que ocurre con otros contaminantes,
los vertidos de aguas y los que lixiviados de los suelos que arrastra la
escorrentía mantienen la contaminación de los mares cercanos a los litorales
afectados, incluso pudiendo extenderlos. José Aguado Alonso en su bitácora
“El Agua”, editó
el post titulado “La contaminación de las aguas
marinas por el desastre de Fukushima”, en donde se da cuenta de ello. Ahora bien, no atesoramos información de la deposición de
los radionucleidos (especialmente cesio y yodo) en los suelos litorales sumergidos, ni su
tiempo medio de residencia, los cuales dependerán de factores tales como la
composición granulométrica y mineralógica de sus materiales. ¿Como
cuantificar pues la magnitud del problema? Inventario y Monitorización son la respuesta.
Muestreando los suelos tras el
accidente de Fukushima; Fuente: The Asia-Pacific Journal: Japan Focus
Obviamente, algas y otros organismos no
depredadores también son afectados si bien, no deberían acumular
grandes cantidades de radioisótopos vía biomagnificación de la cadena
trófica. Desconozco si lo son en
la cantidad suficiente como para prohibir su consumo, ya que los japoneses
ingieren abundantes productos marinos litorales, por lo que tal proceso se
mantiene en los seres humanos.
Ahora bien, escribo
estas líneas con vistas a sacar a colación a cerca de la imperiosa necesidad de una detallada
cartografía y monitorización de los suelos afectados. En primer lugar deben
detectarse los niveles de contaminación radioactiva de suelos (ya sean
terrestres o bajo las aguas marinas del litoral. Sin embargo, de todos
es sabido que diferentes tipos acumulan
(retienen-liberan) los contaminantes en diferente grado. En
consecuencia, detectar los problemas y futuros riesgos, tanto en los suelos
terrestres como en los marinos (y su liberación a las aguas) demanda de una imprescindible cartografía de los mismos.
Y reiteramos, como en otros post precedentes, que lo que se deposita en el suelo suele terminar en las aguas continentales
(subterráneas, cuerpos superficiales como lagos y embalses y corrientes, es
decir ríos) alcanzando finalmente el
mar.
Para finalizar os
mostraremos los primeros párrafos de una nota de prensa editada por el rotativo Público, el 28 de
diciembre de 2011, no sin antes llevar a cabo una puntualización. Mientras que por un
lado se nos informa que el tsunami que desencadenó la tragedia alcanzó una
magnitud más desproporcionada por ciertos infortunios debidos a causas
naturales (ver la nota siguiente
nota de prensa: El Tsunami de Japón fue la suma de
dos olas gigantes), por otro se ataca la incompetencia de la industria y autoridades
niponas. Personalmente no tengo elementos de juicio para ofreceros mi opinión.
Ahora bien, permanecen activas
centenares de centrales nucleares y otras en vías de construcción. En
esta tesitura, lo que interesa a los
países que las poseen es clamar la chapucería ocurrida en Japón, con vistas a
apostillar después que a ellos no les ocurrirá. Empero Japón no resulta ser
ninguna republica bananera precisamente, al contrario que (…). Siento
algo de lástima, pero también de indignación ante este tipo de estrategias tendenciosas y mal intencionadas
de gobiernos y lobbies nucleares, como denunciamos y preveíamos años
antes de esta lamentable catástrofe en nuestro post: El Debate sobre la Energía
Nuclear, Contaminación Radioactiva y Salud Pública: George Orwell y 1984.
Os dejamos con unos
párrafos del interesantísimo post que a este respecto editó José Aguado Alonso en su bitácora
el Agua.
Lógicamente
los mayores vertidos de elementos radiactivos al mar se produjeron justo
después del terremoto. Según el informe del IRSN desde el inicio del accidente
el 11 de marzo de 2011, se produjo el vertido directo de líquidos radiactivos
al mar, lo que duró hasta el día 8 de abril. Asimismo hasta el 22 de marzo se
produjo la precipitación al mar de los radionucleidos emitidos a la atmósfera.
(…)
Las concentraciones de yodo 131 se redujeron rápidamente con el tiempo debido a
que su periodo de semidesintegración (…) es muy corto, por lo que a finales de
mayo los valores de las mediciones se encontraban por debajo de los límites
inferiores de detección. En relación con el cesio 134 y 137 sus concentraciones
también descendieron con el tiempo (…) , la reducción de la contaminación por
cesio 134 y 137 fue consecuencia de la existencia de importantes corrientes
marinas (…) en las proximidades de la localización de la central nuclear. Estas
corrientes, dieron lugar a una excepcional dispersión de los radioisótopos (…)
con una continua dilución de los contaminantes en las mismas. Esta dilución ha
dado lugar a una importante reducción del impacto ambiental del accidente en
las aguas costeras.
Sin embargo, el IRSN
señala que puede persistir durante bastante tiempo una contaminación
significativa de las aguas en el litoral próximo a la central nuclear, cuya
causa es el aporte continuo al mar de sustancias radiactivas por las aguas
fluviales o escorrentía de aguas superficiales en contacto con suelos
contaminados. También existe el riesgo de vertidos esporádicos de líquidos contaminados provenientes de
la propia central nuclear.
Así,
por ejemplo, en el mes de junio, la operadora de la central de Fukushima, Tokio
Electric Company (TEPCO), informó de la aparición, por primera vez desde la
fecha del accidente, de niveles de estroncio 89 y 90 en muestras recogidas del
lecho marino frente a la central, mas de 50 veces superiores a los estándares
de seguridad establecidos por el gobierno de Japón. El riesgo de la
contaminación por estroncio radica en su persistencia, consecuencia de su
elevado periodo de semidesintegración (alrededor de 29 años).(…)
Recientes
mediciones realizadas a las especies marinas capturadas en las costas de la
prefectura de Fukushima, mayoritariamente peces, ponen de manifiesto la
persistencia de contaminación en las mismas. Por otra parte durante el pasado
mes de octubre, investigadores de la Universidad de Tokio informaron de la
presencia de altas concentraciones de cesio radiactivo en muestras de plancton
recogidas en las proximidades de la central (…). Este control es especialmente
importante en especies depredadoras, como atún o pez espada, que acumulan la
radiactividad de las especies de las que se alimenten durante toda su vida. (…)
Aplicando esta correlación han estimado que la cantidad total de cesio 137
vertido al mar hasta mediados de julio ha sido de 27.1015 Bq, lo que constituye
el mayor vertido de radionucleidos artificiales al medio ambiente marino
realizado hasta la actualidad.
Diario Público
Todos
fallaron en Fukushima. El accidente de la planta de
Fukushima Daiichi ha sido la crisis atómica más grave desde Chernóbil (1986)
(….) un mapa de la radiación que abarca a 18 de sus 47 prefecturas y con ya el
mayor vertido tóxico al mar de la historia.
El
accidente se desató después de que un terremoto y un tsunami destrozaran e
incomunicaran la central, pero lo ocurrido está lejos de poder considerarse un
desastre natural, según se deriva de la lectura del informe oficial encargado
por el Gobierno de Japón para desentrañar lo ocurrido en la central.
Fuente:http://www.madrimasd.org/blogs/universo/
Fuente:http://www.madrimasd.org/blogs/universo/
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