sábado, 15 de diciembre de 2012

Terence Mckenna: Resonancia Temporal


Resonancia temporal
Por Terence Mckenna
 
 

Apareció en Revision, volumen 10, número 1, del verano de 1987. Es el intento de escribir un informe sucinto concerniente a mis ideas sobre el tiempo y la onda temporal.


La descripción newtoniana-einsteniana de la naturaleza es el mito de Ur de nuestra civilización aunque varía en un área importante de la experiencia percibida. Me refiero a la descripción de la dimensión temporal. El tiempo para Newton se representaba por un plano simple; era duración pura, un ámbito necesario para la descripción de los hechos. Einstein añadió la posibilidad de curvas ligeras y suaves de la continuidad espacio-tiempo. Ambos puntos de vista ignoran una propiedad de la realidad seriamente tomada en cuenta en la construcción de mi modelo: el fenómeno de la conservación de lo coherente (de la capacidad de conexiones). Encontramos este principio activo en la iniciación del universo y vemos que continúa siendo conservado y concentrado a través de toda la historia subsecuente de espacio/tiempo.

 
Una cosa interesante sobre la concatenación de la coherencia es que cada etapa de su condensación tuvo lugar s rápidamente que las que la precedieron. Al nacer el universo era como plasma puro: no había sistemas atómicos; había tanta energía dentro del sistema que los electrones o no existían o eran incapaces de establecerse en órbitas estables. Entonces, conforme el universo se enfriaba los sistemas atómicos empezaron a formarse: las estrellas se condensaron y a través de la química nuclear cocinaron elementos s pesados, lo que eventualmente condujo al desarrollo de una química basada en el carbón. Esto abrió la posibilidad de la química molecular nuevos reinos de coherencia una nueva proliferación de oportunidad para la novedad. La oportunidad llevó a la vida, a los animales superiores, a la cultura y, eventualmente, comparativamente con la cultura, en época muy reciente a los sistemas del código epigenético como el lenguaje, y aun más recientemente la escritura. El legado de la conservación de la coherencia es la metaconectada caostrofia de la cultura planetaria del siglo veinte. La construcción modelo de la que soy autor busca unificar la totalidad de estos fenómenos diversos y tratarlos como manifestaciones de un simple juego de leyes que describen el ingreso de lo nuevo dentro del tiempo y su conservación y concentración en el espacio/tiempo ordinarios y en la experiencia ordinaria inmediata.

 
Esta idea difiere de la cosmología ortodoxa en que a la física ortodoxa compite la historia muy temprana del universo, que es imaginada como una sucesión de muy breves épocas, cada una encerrada dentro de limites cerrados y especies de física, derivaciones de una singularidad que precede a cualquier física. Mi noción revierte este procedimiento y coloca las épocas comprimidas de ultracoherencia conducentes a la singularidad al final del hecho cosmológico, precisamente donde el modelo estándar coloca al universo fluyendo hacia la muerte por calentamiento entrópico. El modelo estándar trata la biología como un epifenómeno que no merece siquiera mención.

 
Buscando la base para un nuevo modelo de tiempo fuera del modelo de la pura duración de la ciencia occidental, naturalmente examiné los accesos orientales al tema, que parecen estar s a tono con las intuiciones subjetivas y la experiencia inmediata sentida. La experiencia que tenemos del tiempo está mucho s relacionada con la descripción que heredamos de tradiciones tales como el taoísmo que lo que nos dice la ciencia. En efecto, el Tao Te Ching abre con la observación de que “El camino que puede revelarse no es un camino invariable.

 
La idea de que el tiempo se “experiencia como una serie de elementos identificables que fluyen está muy desarrollada en el I Ching. En efecto, el modelo temporal del I Ching ofrece la única alternativa bien desarrollada al punto de vista de la duración plana. El I Ching ve el tiempo como un número finito de elementos distintos e irreductibles, de la misma manera que los elementos químicos componen el mundo de la materia. Para los sabios taoístas de la China pre Han el tiempo se componía de sesenta y cuatro elementos irreductibles. Sobre las relaciones entre estos sesenta y cuatro elementos he buscado erigir un nuevo modelo de tiempo que incorpora la idea de la conservación de la novedad y reconoce el tiempo como un proceso de devenir.


El s temprano arreglo de los hexagramas del I Ching es la secuencia del Rey Wen. Fue esta secuencia la que escogí para estudiar la posible base para un nuevo modelo de relación del tiempo con el ingreso y conservación de lo nuevo. Estudiando los tipos de orden en la secuencia del Rey Wen hice unos descubrimientos notables. Se sabe que los hexagramas de esa secuencia se presentan en pares. El segundo miembro de cada par se obtiene por la inversión del primero. En cualquier secuencia de los sesenta y cuatro hexagramas hay ocho hexagramas que permanecen sin cambios cuando se invierten. En la secuencia del Rey Wen estos ocho hexagramas se parean con hexagramas en los cuales cada línea del primer hexagrama se ha vuelto su opuesto (yang cambió a yin y viceversa).


Permanece la cuestión de cuál es la regla o principio que gobierna el arreglo de los treinta y dos pares de hexagramas comprendidos en la secuencia del Rey Wen. Mi intuición me llevó a mirar al primer orden de diferencia, es decir, cuántas líneas cambian conforme uno se mueve a través de la secuencia del Rey Wen de un hexagrama al próximo. El primer orden de diferencia será siempre un entero entre uno y seis. Cuando se examina el primer orden de diferencia dentro de los pares se encuentra que es siempre un número par. En consecuencia, todas las instancias de primer orden de diferencia que son impares ocurren en transiciones de un par de hexagramas al próximo par. Cuando se examina el conjunto de primer orden de diferencia de enteros generado por la secuencia del Rey Wen se encuentra que los enteros caen en una perfecta razón de tres a uno, tres enteros pares por cada uno impar. La razón de 3:1 no es una propiedad formal de la secuencia completa sino un artefacto cuidadosamente construido conseguido por arreglo de las transiciones entre pares para generar catorce instancias de tres y dos instancias de uno. Los cincos fueron deliberadamente excluidos. Los catorce tres y dos constituyen dieciséis instancias de un entero impar ocurriendo entre un número posible de sesenta y cuatro. Es una razón 3:1 exactamente.


Además, cuando el primer orden de diferencia de la secuencia del Rey Wen se grafica, parece casual o impredecible. Sin embargo cuando la imagen del gráfico se rota 180 grados dentro del plano y se sobreimpone sobre si misma se encuentra que coincide (cierra) en cuatro puntos adyacentes.

 
Mientras lógicamente puede esperarse que este cierre ocurra en cualquier lugar de la secuencia, efectivamente lo hace convencionalmente al comienzo y final de la misma. Mientras un arreglo con cierre o coincidencia puede colocarse cada dos hexagramas en oposición uno de otro, lo que encontramos en efecto es que los hexagramas que se oponen uno a otro son tales que los números de sus posiciones en la secuencia del Rey Wen suman siempre sesenta y cuatro.

 
Veintisiete mil secuencias de hexagramas fueron generadas al azar por computación (todas las secuencias poseedoras de la propiedad que tiene la secuencia del Rey Wen de que cada segundo hexagrama es, o la inversa o el complemento de su predecesor). De estas veintisiete mil secuencias sólo se encontraron cuatro que tuvieran las tres propiedades de una razón 3:1 de transiciones de par a impar, no transiciones de valor cinco y el tipo de coincidencia  descripta  s  arriba.  Tales  secuencias  aparecieron  muy raramente produciéndose en una razón de 1 en 6750.
 

Por estas razones fui llevado a ver la secuencia del Rey Wen como un arreglo profundamente artificial de sesenta y cuatro hexagramas. Observe la Figura 1. Revise en su mente los pasos de la secuencia del Rey Wen que llevaron a ello. Note que es un juego completo de sesenta y cuatro hexagramas posibles corriendo ambos secuencialmente hacia adelante y hacia atrás. Puesto que se componen de sesenta y cuatro hexagramas de seis líneas cada uno, se componen de 6 x 64 o 384 líneas o yao. Uno puede establecer una analogía y decir que la Figura 1 es a la secuencia del Rey Wen lo que un cubo es a un cuadrado. La Figura 1 está compuesta de los mismos elementos que la secuencia del Rey Wen pero tiene s dimensiones.

 
Yo asumo que los chinos pre Han constructores de oráculos veían la corrida hacia adelante y hacia atrás en doble secuencia de la Figura 1 B como una única línea o yao, y por lo tanto abierta al mismo tratamiento que las líneas del I Ching, es decir, multiplicación por seis y por sesenta y cuatro. Puesto que un hexagrama tiene seis líneas, yo visualizo seis secuencias dobles en un orden lineal. Pero un hexagrama es s que líneas: un hexagrama también contiene dos trigramas. Por lo tanto sobre las seis dobles secuencias yo sobrepongo dos dobles secuencias, cada una tres veces s larga que las seis dobles secuencias. Un hexagrama también tiene una identidad como un todo: por lo tanto, sobre las seis y las dos dobles secuencias se proyecta una única, doble y s larga secuencia. Los conjuntos de secuencias dobles de cada nivel comparten un punto de origen en común y todos vuelven a un único punto terminal. La figura resultante, demasiado compleja para mostrar aquí, es a la doble secuencia original como un mosaico es a un cubo porque se añadieron s dimensiones. Esta figura en sí misma puede ser imaginada como un simple hexagrama, pero uno de un conjunto de sesenta y cuatro.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La graficación del primer orden de diferencia de la secuencia del Rey Wen exhibe una particularidad: la primera y las tres últimas posiciones tienen valores similares. Así, el cierre ocurre en los dos extremos del gráfico cuando se rota en dos dimensiones y se coloca próximo a si mismo.
 

El cierre al comienzo y al final de la figura sugería que podía ser útil para procesar el modelo. Sus 384 subunidades implican un calendario. ¿Puede ser una coincidencia que la longitud del mes lunar 29,53 días multiplicado por 13 sea igual a 383,89? Creo que lo que tenemos aquí es un calendario lunar de 384 días con resonancias de otros fenómenos astronómicos conocidos al ojo desnudo que se sabe son de interés para los antiguos chinos.






 




Usando técnicas estándar, la jerarquía modular que yo construí a partir de la figura 1 por el método descripto antes puede ser matemáticamente colapsada en una curva auto-similar o fractal que puede usarse para representar en un mapa el desdoblamiento de las variables temporales y sus resonancias en todos los niveles de duración.


Para demostrar estas afirmaciones fue necesario preparar un software que nos permitiera la manipulación fácil de la onda temporal fractal y la comparación rápida de varias ubicaciones dentro de la misma. En este aspecto tuve la ayuda de mi colega Peter Meyer, que implemento mis ideas a través de la computación con gran conocimiento y destreza.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
* Los valores a la izquierda de cada gráfico (figuras 3 a 8) son cuantificaciones numéricas de novedad. La situación de novedad máxima tiene un valor de cero; por lo tanto, los valores tienden hacia el cero conforme se aproxima la fecha final. En estos gráficos, la fecha final se asume que será el 21 de diciembre de 2012.Echemos un vistazo a la pantalla, generada por computadora, que muestra un período temporal familiar para todos, la última parte del siglo quince y el comienzo del dieciséis, época caracterizada por la invención de la imprenta y el descubrimiento del Nuevo Mundo.
 
Pantallas como ésta son las herramientas primarias experimentales y la producción experimental de las ideas que conciernen a la estructura fractal” del tiempo. Aquí es innecesario discutir las herramientas y opciones disponibles como software, pero examinaremos esta porción de la onda temporal. La línea desviada muestra la onda temporal. Claramente representa el decremento y flujo de un proceso. ¿Cuál? Mi tesis es que se describe la novedad. Conforme la línea se mueve hacia la base del gráfico la novedad crece, el movimiento hacia arriba indica decrecimiento. Lo nuevo entonces es mostrado como un término necesario primario para una descripción de cualquier sistema temporal, del mismo modo que girar, velocidad y momento angular son términos necesarios primarios para la descripción de cualquier sistema físico. Sinónimos de novedad o lo nuevo son grado de coherencia o complejidad. Debe notarse que estos no son términos que establezcan un juicio moral. Novedad no significa “bueno ni entropía “malo”. Lo nuevo o novedad es simplemente una situación de mayor coherencia y complejidad de organización en tanto que entropía es lo opuesto a estas cualidades: es menos organizada, menos integrada, menos compleja.
 
Deliberadamente elegí la palabra novedad o lo nuevo para este concepto con el fin de establecer la relación entre estas ideas y la metafísica de Alfred North Whitehead como se presentan en Process and Reality (Proceso y realidad), donde él escribió:
 
La creatividad es el principio de lo nuevo. La creatividad introduce la novedad en el contenido de lo diverso que es el universo disyuntivamente. El avance creativo es la aplicación de este último principio de creatividad a cada situación novedosa que él origina. El principio metafísico último es el avance de la disyunción a la conjunción, creando una nueva entidad diferente de las entidades dadas en la disyunción. La nueva entidad es al mismo tiempo la conjunción de lo diverso que encuentra y también es uno entre los disyuntivos diversos que deja: es una nueva entidad, disyuntivamente entre las diversas entidades que ella sintetiza. Los muchos devienen uno y se incrementan en uno. En sus naturalezas, las entidades son disyuntivamente “diversas en el proceso de pasaje hacia la unidad conjuntiva. Así, la producción de una novedosa simultaneidad es la última noción corporizada en el término concrescencia. Estas últimas nociones de producción de novedad y concreta simultaneidad son inexplicables tanto en términos universales (de valor) o en términos de los componentes que participan en la concrescencia. El análisis de los componentes abstractos de la concrescencia. Sólo se apela a la intuición (1929, p. 26).
 
Esta noción de la onda y el fluir de una cualidad invisible que integra y desintegra entidades en el mundo está bien establecida en el pensamiento oriental como la idea del tao. Lo que es inusual en este tipo de acercamiento, si no único, es el esfuerzo de dar una descripción matemática formal de la onda y el flujo. Pude haberlo llamado tao, pero elegí llamarlo novedad o lo nuevo para acentuar el hecho de que es un proceso creciente hacia la concrescencia.
 
Dentro de la onda temporal se reconocen una variedad de “puntos de resonancia”. Pueden pensarse como áreas de la onda que son gráficamente iguales a los otros puntos pero diferentes porque tienen distintos valores cuantificados. Por ejemplo, si elegimos una fecha final de cero fijada el 21 de diciembre de 2012 d.C. encontramos que el tiempo que estamos viviendo está en resonancia con los últimos tiempos de los romanos y el comienzo de la edad oscura de Europa.
 
Implícita en esta teoría del tiempo está la noción de que la duración es como un tono en que uno tiene que asignarle un momento en el cual la pesada oscilación es finalmente absorbida y cesa. Elegí la fecha diciembre 21 de 2012 porque con esta suposición la onda parece tener la mejor configuración en relación con los datos registrados de la onda y el flujo del avance histórico en la coherencia. s tarde supe con sorpresa que ésta fue la fecha final del clásico calendario maya, de seguro una de las culturas del mundo s obsesionadas con el tiempo. Sin embargo, el software que nos sirve para trabajar con la onda temporal acepta cualquier fecha cero y gradúa la subsecuente onda temporal.
 
Para ver por qué pienso que el 21 de diciembre del 2012 d.C. es una fecha cero acertada, observe la marca de la onda por dos periodos largos. Observe la congruencia de los episodios de novedad mientras duran y la manera en que muestran estar en convincente resonancia cuando el 21 de diciembre del 2012 es el punto cero común.
 
Naturalmente, uno no puede mirar estas ondas sin preguntarse cuál es el significado del punto cero. Mi interpretación es que es el punto en que el ingreso en lo nuevo y el grado de coherencia o capacidad de interconexiones de los elementos separados que comprenden la concrescencia serán tales que la naturaleza ontológica del tiempo mismo se transformará. Terminará la historia y el objeto trascendental que ha sido llevado a s profundas reflexiones sobre si mismo desde el primer momento de la existencia del universo, finalmente será completamente concrescente en el espacio tridimensional-continuidad temporal. Entonces la imagen en movimiento del tiempo habrá descubierto por si misma que es la eternidad.*

 
* El lector que haya encontrado interesante la exposición necesariamente breve de estas ideas y sienta agudizado su apetito para saber más, tendría que consultar el libro The Invisible Landscape de Terence y Dennis McKenna. Las personas interesadas en obtener el software que permite la exploración de la teoría representada aquí tendrían que escribir para conseguir más información a Dolphin Software, 48 Shattuck Square Nº.147, Berkeley, California 94704.


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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