Juan Francisco Martín Seco,
interventor del Estado, profesor, articulista en varios medios y autor de media
docena de libros sobre economía, no duda en calificar de “chapuza” la unión
monetaria que ha traído el euro. Ve en el diseño institucional de la Unión
Europea (UE) y en esa unión monetaria tan mal pergeñada hace 20 años los
orígenes de la actual crisis económica. Ahora publica Contra el
euro. Historia de una ratonera (Editorial Península), su última
obra, en la que no se muerde la lengua y se pregunta si no ha llegado el
momento de hacer “una voladura controlada” de la moneda única.
De la lectura de su libro uno se
lleva la impresión de que esta crisis era evitable, sobre todo porque se veía
venir desde hace mucho tiempo. Pero lo que más indigna es que nadie hizo nada.
Hace ya tiempo que era evidente que el diseño de la
unión monetaria conducía inevitablemente a las consecuencias que estamos
sufriendo. Desde el punto de vista teórico hubo muchos autores, no en España ni
en Europa, sino autores americanos que pusieron el dedo en la llaga: decían que
los países de la UE no constituían lo que llamaban una zona óptima monetaria.
Antes de la llegada del euro ya pudimos ver cómo el Sistema Monetario Europeo
(SME) fracasaba estrepitosamente y cómo era incapaz de mantener los tipos de
cambio fijos. Si no se era capaz de mantener el tipo de cambio fijo con países
tan heterogéneos pues malamente después se podía mantener la unión monetaria.
¿Hay alguna salida a la crisis?
Soy muy pesimista. Creo que no se debería haber hecho
la unión monetaria porque es una ratonera de la que es muy difícil salir. Aquí
hay dos opciones: tirar hacia adelante o volver hacia atrás. Tirar hacia
delante implicaría la creación de una Hacienda Pública y hacer una gran
transferencia de recursos de los países ricos a los pobres o menos ricos. De
esta forma se implantaría una fuerte política redistributiva a nivel regional,
como lo que ocurre en España con el Gobierno central y las Comunidades
Autónomas. Esa es la verdadera unión fiscal y no de la que habla Merkel. Pero
Alemania nunca va a aceptar eso, por lo que es casi imposible ese escenario.
“En este viaje nos hemos dejado gran parte del Estado social por el camino”
¿Y la vuelta atrás?
La salida hacia atrás sería volver a las antiguas
monedas, romper la unión monetaria. Que eso tiene costes graves nadie lo duda,
pero es posible que los costes de seguir en el euro sean incluso mayores. La
UE, sin embargo, no ha establecido un camino de vuelta atrás. En esa tesitura,
los escenarios son múltiples: no es lo mismo que salga un solo país o que se
rompa el euro y salgan todos, lo que sería mucho menos costoso. Si saliera un
solo país el coste sería mucho mayor; pero tampoco es lo mismo que salga
Alemania, donde a lo mejor el resto de los países se quedarían en una situación
mucho mejor, o que salga Grecia. Todos esos escenarios tienen altos costes,
pero conviene plantearse dos cosas: primera, si los costes de permanencia en el
euro no van a ser incluso mayores y dos, si a pesar de todo el euro no
terminará rompiéndose. Y si se diera esta segunda situación nos encontraríamos
en la peor situación posible: después de pasar no sé cuantos años en el euro
con unos costes enormes, tendríamos que asumir el sobreañadido de dejar la
moneda única.
Ve factible entonces la salida del
euro.
Lo dije cuando se constituyó la unión monetaria y lo
repito ahora: no puedo creer que Grecia y Alemania tengan el mismo tipo de
cambio para siempre. Eso es imposible. En los 30 años anteriores a la unión
monetaria el marco alemán se había revaluado un 500% con respecto a la peseta y
el dracma se había devaluado en el entorno al 2400% respecto al marco. Pensar
que esa evolución tan dispar en los tipos de cambio se iba a acabar por el
simple voluntarismo de unos dirigentes políticos era absurdo. La prueba es que
los mercados no se lo creen: si estuviesen seguros de que no va a haber
devaluación y que el euro va a permanecer, no habría ninguna razón para
mantener tipos de interés distintos para pagar la deuda pública. Los que dicen
que el euro no se puede romper, que va a permanecer, argumentan que el coste
sería altísimo, lo explican diciendo que si se rompiera el euro, las monedas de
los países del sur se devaluarían muchísimo y las monedas del norte se
revaluarían muchísimo. Pero al decir eso están aceptando que los tipos de
cambio que tenemos ahora no son reales. Es lo mismo que cuando me preguntan si
el euro está débil o está fuerte, si debería revaluarse o devaluarse. Yo
siempre contesto ‘¿qué euro?’ Porque probablemente la moneda de Alemania debería
revaluarse con respecto al dólar, pero la moneda de España debería devaluarse.
Pero al tener la misma moneda no se puede devaluar y revaluar a a la vez. Ese
es el gran problema.
¿Es sostenible a largo plazo esta
situación?
No lo es. El primer problema lo vamos a tener con
Grecia, que tendrá que hacer otra quita de deuda. Los que pregonan el gran
coste que supondría la ruptura del euro argumentan que sin el euro se
producirían quitas de la deuda, pero es que eso ya ha ocurrido con Grecia
dentro de la unión monetaria. A Grecia, o le quitan deuda o no va a poder
pagar.
España no parece estar muy lejos
de Grecia.
Sí, es cierto. Si en la unión monetaria sólo
estuvieran Alemania y Francia, lo que le ocurre a Grecia le terminaría pasando
a Francia porque la economía francesa es distinta a la alemana, aunque en mucha
menor medida que la nuestra. Cuando se hace con países homogéneos las
contradicciones son menores, pero si yo fuese francés no querría quedarme en la
unión monetaria sólo con Alemania.
¿Está España abocada a una quita
o un rescate?
Yo no sé por dónde va a explotar esto, si va a
explotar por Grecia y luego habrá una reacción en cadena, pero yo creo que va a
explotar. Si se recuperase la confianza en España y a pesar de todo volviese a
haber inversión y siguiésemos creciendo a crédito, el panorama tampoco sería
nada halagüeño porque ya hemos perdido la democracia. En este viaje nos hemos
dejado gran parte del Estado social por el camino. El mismo diseño de la UE es
totalmente deficiente: tenemos un Banco Central Europeo que es el que realmente
manda, que impone condiciones a los Gobiernos, condiciones neoliberales, donde
te dicen que tienes que bajar la pensiones, recortar la sanidad y dar dinero a
los bancos. Es tremendo. Quedarnos en la unión monetaria significa retroceder
80 años en la historia de este país.
¿Estamos a tiempo de evitarlo?
Esa es la cuestión: ¿merece la pena seguir por la vía
de la austeridad o debemos intentar que se rompa el euro? Porque quizá sea
mejor, con todo el coste que debemos asumir, intentar que se rompa el euro. Eso
no significa que España se tenga que salir mañana mismo del euro; significa que
todo el mundo acepte que la unión monetaria ha sido un gran fracaso y que no se
debería haber hecho. Implica un cambio de mentalidad, el de decir ‘vamos a
minimizar costes y vamos a ver cómo se puede hacer un desmontaje de la unión
monetaria igual que se hizo el montaje’ y en eso deben confluir España,
Portugal, Grecia, Italia e incluso Francia. Según se vayan viendo y agudizando
las contradicciones será más fácil que se unan. Pero el problema es que frente
a Alemania los países del sur no se han unido. Cada uno ha intentado salvarse
por su cuenta. Quizá lo mejor sería una voladura controlada del euro. A lo
mejor ha llegado ese momento, que no será ahora ni mañana porque hay muchos
intereses y reticencias, pero deberíamos exigir a nuestros gobernantes una
postura de firmeza en Bruselas y desde luego corregir las cosas que se pueden
corregir: el funcionamiento del BCE, la presión frente a Alemania para no
seguir por la vía de la austeridad, no inyectar dinero público en los bancos y
dejar quebrar a alguno. Pero para eso hay que cambiar la mentalidad y empezar a
pensar y aceptar que la constitución de la unión monetaria ha sido una chapuza
impresionante.
¿Se puede contar para eso con los
actuales gobernantes?
Parece que no, aunque es cierto que a medida que las
contradicciones sean más claras, la presión será más fuerte. Es evidente que
aquellos que han gobernado España en los último 25 años difícilmente aceptaran
que se han equivocado radicalmente. Pero cada vez hay más gente que acepta ese
error: cuando yo decía estas cosas en 1992, 1994, 1996, se me llamaba de todos
y ahora la gente empieza a ver que eso no es ninguna tontería. Incluso el
discurso del PSOE, tal vez porque está en la oposición, está cambiando y ya
dice que hay que plantar cara a Europa. Ese es el camino. Aunque es un camino
triste, complejo y poco esperanzador.
Quizá la clave sea la presión
ciudadana.
Lo veo muy complicado. Yo no soy nada optimista al
respecto. En Europa nos hemos acostumbrado a una vida demasiado cómoda. Hay
gente que habla de un iniciar un proceso constituyente, pero habría que ver
cómo se hace.
“Lo de Merkel es puro colonialismo: imponer el objetivo de déficit y poner
un supervisor para que lo controle no es unión fiscal”
Antes dijo que la unión monetaria
es una gran chapuza. ¿A quién ha beneficiado esa chapuza?
Alemania es la gran beneficiada de la unión monetaria
porque primero mantiene al resto de países atados por el tipo de cambio, lo que
hace que ella pueda exportar todo lo que quiera y nosotros no podamos ser
competitivos al no poder devaluar. Pero además ella se puede financiar a unos
tipos de cambio bajísimos gracias a que nosotros nos financiamos a unos
intereses más altos. Alemania está siendo la gran beneficiada de la crisis: no
hay más que ver que antes de la crisis la renta per cápita de Alemania perdía
porcentualmente puestos dentro de la UE y en estos momentos los gana. Además,
hay una distribución totalmente injusta porque una devaluación tiene la ventaja
de que disminuye por igual los precios interiores de tal manera que vuelve a
ajustar las cosas, pero ajusta respecto al exterior: dentro del país la
relación de precios incluyendo los salarios, los tipos de interés, etcétera, no
cambia. Una devaluación divide el coste por igual pero ahora como no se puede
devaluar, el ajuste se hace con más paro, bajo crecimiento y reducción de
salarios.
La responsabilidad de Alemania en
la crisis parece evidentísima
Lo de Merkel es puro colonialismo: imponer el objetivo
déficit y poner un supervisor para que lo controle no es unión fiscal. La unión
fiscal implica impuestos comunes y prestaciones comunes. Debe servir para
reequilibrar los Estados. Lo malo es que la unión monetaria sólo se puede
mantener si al mismo tiempo hay una Hacienda pública capaz de compensar los
desequilibrios que se crean dentro de esa unión monetaria. Alemania nos ha
estado prestando durante años para que compráramos sus productos, pero cuando
los bancos alemanes y franceses pensaron que no íbamos a poder pagar dejaron de
prestar. Y entonces llegaron los problemas. Este mismo proceso se dio con el
Sistema Monetario Europeo, antes del euro, cuando teníamos el tipo también fijo
pero se podía mover un 2,25%. Entonces nos estaban prestando y teníamos un
déficit en la balanza por cuenta corriente del 4%, pero entonces se podía
devaluar la peseta y se solucionó el tema. Pero con el euro ya no había
devaluación posible, y los bancos, tan inteligentes ellos, pensaron que no
había peligro porque no podía haber devaluación. La devaluación es una quita
encubierta. Si devalúas la moneda vas a pagar menos porque lo pagas en una
moneda que vale menos. Cuando ven el peligro de la devaluación los mercados
reaccionan mucho antes y dicen ‘no prestamos más’. Y obligan a devaluar. Con el
euro, los bancos alemanes y los franceses se confiaron hasta que el problema
llegó al 10% del PIB en la balanza por cuenta corriente española
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