¿Qué causa el cáncer?
La manera científica de referirse a las causas de una
enfermedad es “aspectos etiopatogénicos”. En este caso serviría para referirse
a las causas que, en definitiva, ocasionan el cáncer. Según explica Julio
Castro Méndez —autor de Prodavinci.com, Profesor
universitario y Médico Cirujano, con postgrados en Medicina Interna y en
Infectología, además Research Fellow en Enfermedades Infecciosas por el Deaconess
Beth Israel Medical Center y titular de una Maestría en Bioestadística en Harvard
School of Public Health— explica que hasta el día de hoy se han
identificado muy pocas causas directas de producción de cáncer, si hablamos de
causas que una vez se produzcan indefectiblemente conduzcan a un caso de
enfermedad oncológica.
Una de esas pocas causas es la radiación ionizante
—como la que emiten los rayos X y los aceleradores de partículas—, ya que es
capaz de producir cambios en la estructura molecular de las células y eso puede
ocasionar cáncer.
Si una persona se expone a radiación suficiente, como
pasó en Hiroshima, Chernóbil, o recientemente con la central nuclear de
Fukushima a raíz del tsunami, el riesgo de sufrir una enfermedad oncológica es
muy alto. Sin embargo, existe una relación entre esas causas y las enfermedades
que ya son conocidas como consecuencia de estos eventos: leucemia, que son
enfermedades en la sangre; linfomas, que son enfermedades en los ganglios; y
algún tipo específico reportado como el cáncer de tiroides. “No es común que la
radiación produzca un tumor óseo, por poner un ejemplo, o un tumor muscular.
Causas conocidas generan enfermedades conocidas y tipos específicos de
tumores”, explica Castro Méndez.
También existen estudios, afianzados en evidencias
claras, de que el trato directo con bencenos y otros productos químicos a muy
alta concentración puede estar relacionado con algún tipo de leucemia, así como
el tabaco y el asbesto están relacionados con el cáncer de pulmón.
¿Se puede inocular el cáncer?
El contexto de inoculación es diferente al de una
exposición a agentes y factores de riesgo que producen una enfermedad
oncológica.
Según aclara Castro Méndez “existe la idea de que a
través de la inyección de un agente vivo o un tóxico que pueda producir
enfermedad oncológica. Hasta el momento, no ha sido probado ningún caso de este
tipo ni existe referencia actual en la literatura científica que pruebe que un
agente inoculado pueda producir en un tiempo específico una enfermedad
oncológica agresiva”.
Durante los años sesenta y setenta se pensó que
algunos tipos de virus parecidos al de la mononucleosis pudieran estar
relacionados en la etiopatogenia de los linfomas, pero esto ya hace cerca de
quince años ha sido descartado. Existen sin embargo, relaciones entre algunos
tipos de virus y algunos tipos de cáncer, como el VPH. El virus del papiloma humano
puede ser el factor desencadenante de un cáncer de cuello uterino.
En resumen, el concepto de que un agente vivo pueda
ser inoculado para producir cáncer está fuera del estatus científico actual.
¿Y entonces qué pasa con las radiaciones o químicos como el Polonio 210?
Según explica Castro Méndez, la intoxicación por
elementos tóxicos es diferente. “Un efecto tóxico en células del cuerpo puede
producir un envenenamiento, no una enfermedad oncológica. Es importante no
confundir los dos aspectos etiopatogénicos. Si a un enfermo de cáncer le dan
arsénico en bajas cantidades, puede morir de una intoxicación que se demuestra
tanto químicamente como etiopatológicamente. Lo mismo puede suceder con el
Polonio 210: el agente no genera una enfermedad oncológica”.
—Pero usted afirma que la radiación sí puede ocasionar
casos de cáncer. Pongamos un caso hipotético: un paciente, producto de un mal
diagnóstico, sin estar enfermo es expuesto a una radioterapia como la que
habitualmente se le practica a los pacientes con enfermedad oncológica. ¿Puede
sufrir de cáncer como consecuencia?
—No. Se sabe que las radiaciones aplicadas en estos
tratamientos pueden tener efectos a largo plazo, más de diez o quince años
después, de una segunda neoplasia pues son radiaciones como las ya descritas.
Las personas que reciben radiación en el tratamiento de un cáncer de colon, por
ejemplo, tienen mayor riesgo de producir una segunda enfermedad oncológica
relacionada con radiación (leucemia o linfoma) quizás hasta veinte años
después, pero nunca de inmediato.
¿Y dónde entra la genética?
El estatus científico actual entiende que una
enfermedad oncológica también puede ser el producto de una combinación entre
factores predisponentes con una condición genética e inmunológica de base.
Identificar las causas de todas las enfermedades
oncológicas ha sido históricamente muy complicado. Y es muy difícil porque
todos los días estamos expuestos a diversos factores que se han entendido en
algún momento como aspectos etiopatogénicos de alguno de los tipos de cáncer:
radiaciones solares, rayos gamma, alimentos, pesticidas, muchas cosas que
pueden ser un factor que predisponga al cáncer.
Sin embargo, se ha confirmado que sí existen factores
genéticos que se adquieren de nuestros padres son predisponentes a un cáncer,
incluso ciertas estructuras y modificaciones genéticas vinculadas directamente
con enfermedades específicas. Hay pacientes a quienes, estudiándoles el
genotipo, se le puede decir que tiene una alta predisposición a padecer un
cáncer de mama o un cáncer de colon.
— ¿Entonces un factor único no puede causar cáncer?
—Salvo en las excepciones históricas de casos de
exposiciones masivas a radiaciones ionizantes, como Hiroshima, Nagasaki,
Chernóbil, Fukushima, que generó enfermedades, los pacientes que padecen una
enfermedad oncológica requieren la interacción de una suma de factores. Un solo
elemento, sea un factor de riesgo o un factor inoculado o un factor genético,
no puede producir una enfermedad oncológica. Mucho menos causar la muerte por
cáncer con un avance maligno agresivo en corto tiempo. Eso está fuera del
concepto médico internacional actual y resultaría muy difícil que un científico
lo avalara sin comprometer su credibilidad.
Las investigaciones actuales en torno a las
enfermedades oncológicas están dirigiendo buena parte de sus esfuerzos hacia el
estudio del genoma. “Hoy en día se entiende que los factores ambientales
parecen tener papeles menos importantes en la generación de cáncer que lo que
pensábamos antes, al menos en comparación con los factores genéticos”, dice
Castro Méndez. “Y si bien es cierto que hay enfermedades ciertamente raras
cuyos aspectos etiopatogénicos y causas predisponentes no están identificados,
pero sí sabemos que no se transmiten de una persona a otra ni pueden ser
inoculadas a voluntad”.
—Pero si ese diagnóstico tiene un médico que lo avale,
¿puede verificarse a través de alguna documentación?
—Es muy difícil que un científico justifique, con base
en papeles y documentos, una afirmación como ésta. A menos que tenga una
biopsia que arroje resultados que digan que se trata de un cáncer de tal tipo
cuyos factores de riesgos asociados estén identificados. Por eso una biopsia
así sería auditable. Hoy en día se supone que la medicina debe tener
auditabilidad.
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