España, que soporta una tasa de desempleo que alcanzó un nuevo récord histórico del 27.16 % en los tres primeros meses de 2013, presenta un horizonte sin expectativas de detener su escalada. De momento ya ha dejado maltrechos a más de seis millones de desempleados, y se debate en medio de una crisis que amenaza con descomponer todos sus referentes institucionales, desde la, hasta hace poco tiempo, intocable Institución Monárquica, pasando por los partidos políticos tradicionales, sumidos en el mayor de los descréditos, y el Parlamento, que son cuestionados por un pueblo que difícilmente puede ya contener la rabia y el estupor ante lo que viene observando: Cómo sus banqueros y políticos, los verdaderos responsables causantes de la situación que estrangula su economía y su futuro, resultan diariamente salpicados por nuevos escándalos de corrupción, y que amenazan con llevar al Estado a su descomposición final, se pasean libre y tranquilamente compareciendo públicamente en los medios de comunicación, en un ejercicio intolerable de cinismo, anunciando una tras otra baterías de recortes salariales y de prestaciones sociales conducentes al empobrecimiento de amplias capas de la población, a la vez que se les impide hacer uso de su legítima libertad de expresión secuestrando el derecho a manifestar su rechazo y repulsa frontales a este tipo de políticas de terror, mientras impunemente ellos se procuran la instauración de leyes que les permiten vivir blindados, de espaldas a la voluntad y las legítimas protestas del pueblo que fue engañado con falsas promesas, en su última cita en las urnas. Una práctica que emula perfectamente el mejor estilo mafioso de Silvio Berlusconi, quien presionaba a la adjudicatura italiana para que promulgase las "leyes a la carta" convenientes a sus intereses, y que le han permitido, al menos hasta la fecha, rehuir la condena y evitar su ingreso en prisión.
Pero la ausencia de perspectivas y de futuro tienen un límite. Son el cáncer que desafía la paciencia de algunos, que ya ha sido superada.
Pero la ausencia de perspectivas y de futuro tienen un límite. Son el cáncer que desafía la paciencia de algunos, que ya ha sido superada.
Como dice Alexis Tsipras, líder del partido griego de izquierda Syriza , “el infierno no es negociable, no se negocia”..... y ese cáos puede estar desatándose ya en España.
Muy bueno y completo Ernesto!!!
ResponderEliminarEva