Fuente
y comentarios en inglés: http://benjaminfulford.net/2013/08/06/real-life-assassins-and-their-role/
La razón por la que
llegué a conocer a muchos asesinos profesionales de primera mano fue porque he
trabajado durante mucho tiempo como periodista financiero. No se necesita
estar mucho tiempo informando sobre este campo antes de entender que las finanzas
están íntimamente relacionadas con la delincuencia organizada de alto
nivel. Como resultado de ello, con el fin de ofrecer a los lectores la
verdad, se hace necesario cultivar las fuentes dentro de los sindicatos del
crimen organizado. Como regla general los gánsters no hablan con
periodistas, así que me llevó un tiempo para asegurarles que yo era un cronista
y no un policía y que no iba a escribir algo que pudiera incriminar
personalmente a mis fuentes.
Así que ocurrió que empecé a escuchar muchas historias sobre los
bajos fondos, especialmente en Japón. Por lo tanto, esta semana voy a relatar
algo de lo que oí sobre asesinos profesionales del mundo real.
Una forma de entrar en el asesinato de nivel profesional es
lo que se conoce eufemísticamente como “enviar a alguien a trabajar en un barco
de pesca”. Lo que esto significa es que una persona que cae muy endeudada
con los tiburones prestamistas se le dice que va a tener que trabajar en un
barco de pesca y que sus salarios serán descontados como pago de la
deuda. Lo que a la víctima no se le dice es que la compañía de pesca
suscribe una política de seguros de gran tamaño en su nombre y que será
“arrastrado al mar por una ola” en algún momento durante la campaña de pesca.
Luego están las muertes que ocurren en las guerras entre bandas. En
los viejos tiempos, cuando la Yakuza tenía mejores relaciones con la policía,
cada vez que un miembro de la banda mataba a un miembro de una banda rival,
alguien en la banda se entregaba y confesaba el asesinato. En estos días,
la gente simplemente “se evapora”.
Un jefe de una de las mayores bandas de Japón describió su propia
participación en este tipo de guerras. Lo primero que su banda haría es
abandonar todas las oficinas propias y los lugares conocidos a los que
solían ir. Los miembros también se vestían con camisetas y pantalones
deportivos y dormían en habitaciones de karaoke o similares. La matanza
típica sería un tiro discreto o una cuchillada después de lo cual el cuerpo se
mete rápidamente en el maletero de un coche y lo llevan al campo para ser
enterrado en una tumba poco profunda. En Japón, un cuerpo se descompone
completamente en un par de años y no deja rastro.
Un alto miembro de una banda afirma que había asesinado
personalmente a más de 100 rivales, sobre todo en su juventud, cuando trabajaba
en el “Triángulo de oro” suministrando heroína a la CIA. La mayoría de sus
víctimas terminaron en fosas poco profundas. Otro dice que ha matado a 18
rivales, sobre todo en Japón, y también dice que utilizó tumbas poco profundas
para su eliminación.
Sin embargo, los métodos más exóticos de eliminación de cadáveres
incluyen picarlos para hacer bolas de carne picada y venderlos como alimento o
hervirlos en caldo de fideos ramen. Cuando hierven lo único que queda son
los empastes y estos se funden por separado. Una banda prefiere utilizar
cubas de ácido.
Una de las principales asesinos de Japón, que trabaja directamente
para el presidente de uno de los bancos más grandes del mundo, dice que corta
de un tajo los dedos de la gente “un nudillo cada vez” en nombre de su jefe
hasta que obtiene la información que necesita. A continuación, envuelve
los cuerpos en plomo y los tira al océano. Eso es lo que hace para ganarse
la vida.
Por encima de estas personas existe una esfera de profesionales que
se especializan en matar a políticos y otras personas de alto perfil. Su
método favorito es usar o bien ricina, que induce a ataques cerebrales (o
ictus) o extracto de aceite de ricino, que causa ataques al corazón. El
método de matar con ictus inducido por ricina se utilizó para matar a varios
Primeros Ministros de la posguerra japonesa, incluyendo Keizo Obuchi, Masayoshi
Ohira y Kakuei Tanaka. El primer ministro Ryutaro Hashimoto fue asesinado
por medio de un veneno introducido en el ano. Yo personalmente llamé a su
oficina del distrito electoral y me confesaron que él murió de una “dolencia
intestinal desconocida”.
Sin embargo el peor de los casos de asesinato de un primer ministro japonés, es sin duda la historia que le sucedió al primer ministro
Noboru Takeshita. De acuerdo con dos fuentes independientes, una miembro de la familia real japonesa y otra oficial de alto rango de la
policía de seguridad pública, Takeshita fue llevado a Alaska por matones que
trabajan para el gobierno corporativo de EE.UU..
Allí fue perseguido desnudo por la nieve por un helicóptero antes
de que fuera asesinado a golpes y se le aplastaran los testículos, coinciden
ambos. Un video de su asesinato fue mostrado a poderosos agentes japoneses
de alto nivel como advertencia de lo que sucedería si intentasen lo
mismo. El gran crimen de Takeshita, como fue el caso de Hashimoto, fue
discutir en público la posibilidad de vender algunas de los bonos corportativos
del gobierno de EE.UU. en poder de Japón. La historia oficial es que
Takeshita “murió en el hospital”.
Otra de las formas preferidas de matar a gente prominente es hacer
que la muerte parezca un suicidio. Cuando trabajaba para Forbes hice la crónica
de la historia de Tadayo Honma, el presidente de Aozora Bank.
Honma, un fallecido alto ejecutivo del Banco de Japón, se oponía a
que todos los depósitos de su banco se vaciasen y fuesen enviados a Corea del
Norte. Como resultado, se vio obligado a escribir un testamento a punta de
pistola antes de ser estrangulado. Su muerte fue entonces considerada un
suicidio. Aunque mi tímido editor de Forbes rebajó mi fuente a “rumores de los
bajos fondos”, la fuente era de hecho uno de los gánsters más antiguos de Japón
y fue su banda la que llevó a cabo el asesinato.
En otro caso, Kuniji Miyazaki, el ex presidente del Dai Ichi Kangyo
Bank, ahora parte de Mizuho Bank, recibió la visita de un grupo de hombres con
trajes oscuros la noche anterior a ir a declarar sobre un escándalo
financiero. Cuando los hombres salieron de la casa, fue encontrado
ahorcado. La muerte fue un suicidio a pesar de que los periodistas del
periódico Yomiuri presenciaron todo y escribieron sobre ello en el diario de
lengua inglesa Yomiuri (el principal periódico japonés se negó a publicar la
historia).
Huelga decir que una gran cantidad de periodistas también han sido
asesinados de esta manera. También han sido ejecutados públicamente. Poco
antes de que Daniel Pearl, del Wall Street Journal fuese decapitado en Pakistán
por militantes de Alciada, Forbes me había pedido que fuera a
Pakistán. Mi instinto me dijo que me alejara y estoy bastante seguro de
que si hubiera ido habría sido yo y no Daniel Pearl el que hubiese sido
decapitado. Además, mi colega Paul Klebnikov fue asesinado a tiros en 2004
en un momento en que yo también sobreviví a un intento de asesinato. Los
dos estábamos investigando criminales de alto nivel relacionados con Henry
Kissinger y el sindicato del crimen de la Junta de la Reserva Federal en ese
momento. Klebnikov estaba investigando al magnate ruso Boris Berezovsky,
(quien ayudó a saquear a Rusia para los federales) y, en particular, su vínculo
con el asesinato de un periodista ruso de alto perfil. Berezovsky fue
asesinado recientemente en Londres por unos desconocidos.
En mi caso, he sido envenenado dos veces, otra vez se me acercó
alguien con un dispositivo de inducción de infarto electrónico, dos veces fui
abordado por hombres armados, otra vez fui golpeado por un taxi con exceso de
velocidad, etc. Esto muestra como de desesperados están los mafiosos que
controlan el sistema financiero occidental para impedirnos descubrir el hecho
de que en su mismo corazón el sistema financiero occidental que se basa en el
fraude, el asesinato y el soborno respaldado por nada más que por amenazas.
Esto está a punto de cambiar.
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