Mientras EE.UU. se prepara para golpear, por sí sólo si es necesario, al régimen sirio de Bashar al Assad, la fractura comienza a extenderse como mancha de aceite entre sus socios europeos, reticentes a participar abiertamente en esta nueva operación de castigo y a otorgar un cheque en blanco a EE.UU. y a la OTAN, tras el escándaloso episodio de manipulación colectiva que tuvo lugar para disparar la intervención estadounidense en Irak.
Así, salvo el caso de Francia, que debe un
favor, por el apoyo recibido en la reciente campaña de Mali, cuyo
pago ahora le reclama EE.UU., la mayoría de los estados europeos,
encabezados de forma sorprendente por Gran Bretaña, el estado siamés de EE.UU.,
mantienen una tibia posición de apoyo, y participación en una operación de
intervención cuyas consecuencias pudieran ser imprevisibles para el ya muy
delicado equilibrio estratégico de la región, con el vecino Egipto también al
borde del caos.....
EE.UU. , si nada lo impide, parece
dispuesto a intervenir incluso en solitario, si las cámaras y la opinión
pública autorizan a su Presidente, decidido a dar luz verde a la
intervención , aleccionado como una marioneta por Israel, su
interesado aliado y forzado socio, presenta precipitadamente las "pruebas
irrefutables" de éste, facilitadas directamente desde Tel Aviv,
un estado que mantiene amplios y claros intereses en la zona contrarios al
régimen sirio, (véase Altos del Golán, o su Tratado de Defensa Mutua firmado
con Irán en 2006, y cuya existencia preocupa especialmente al Régimen
Judio, empeñado en ser la única potencia nuclear de la región) y cuyas
"pruebas" según afirman taxativamente demuestran
de forma irrevocable la autoría del régimen Sirio en el uso de armamento
químico durante el ataque, que sobre posiciones rebeldes, tuvo lugar en
Ghuta, en las inmediaciones de Damasco, durante la madrugada del pasado 21 de
Agosto.
Cada día que pasa, el presidente de EE.UU., país que utilizó en forma
masiva, unilateral y vergonzosa agentes tóxicos de origen
químico, como el Napalm durante la Guerra de Vietnam y
posteriormente suministró sin ningún rubor el armamento químico con
el cual Ali Hassan al-Mayid, apodado "Alí el Químico",
ministro de Defensa de Irak y primo de Saddam Hussein perpetró la
matanza durante el ataque químico a Halabja, (un ataque con gases
tóxicos -gas mostaza- sobre la población kurda de Halabja, en Marzo de 1988, en
el que fallecieron envenenadas miles de personas) ahora se rasga las
vestiduras cuando otros estados usan este tipo de armamento actualmente
prohibido por la Convención de las Armas Químicas (OPCW).
*Donald Rumsfeld dando la mano a Sadam en su visita a Bagdad el 20 de Diciembre de 1983
*Donald Rumsfeld y Saddam Hussein en 1983, cuando eran amigos
El flamante premio Nobel de la Paz, Barack
Obama, parece más dispuesto que nunca a contentar, con su apoyo
incondicional, a su ilegal aliado que a su antojo viene dictándole el
guión a seguir, como si de un títere se tratase, pudiendo arrastrar a su país a
un nuevo y aun mayor e insondable abismo que el de Irak.
EE.UU., antiguo Faro de la Libertad, hoy, y
desde hace décadas, transformado por mor de Israel en gendarme del mundo, se
muestra entregado de forma servil a satisfacer sus más que inconfesables
intereses en esta zona estratégica para el equilibrio mundial. En la
actualidad, de forma velada, aunque evidente, juega con varios otros jugadores
una peligrosa partida de ajedrez en el tablero sirio, mañana quizás lo
haga también en el de su aliado y vecino Irán, disputándose así las
mayores reservas energéticas mundiales contenidas en el subsuelo de Oriente
Medio.....
Mientras tanto, surgen actualmente nuevas y
confusas noticias que desatan la guerra informativa, que desde allí se libra,
para convencer a la opinión pública mundial de la conveniencia o no de dar luz
verde a una suicida acción militar. Una acción que para Rusia representaría
cruzar la linea roja, como ya ha avisado reiterativamente, y que podría
finalmente hacerla despertar del largo letargo en el que ha estado sumida desde
la debacle de la antigua URSS, un poderoso gigante de orgullo herido, (el único
que aun hoy podría intentar frenar militarmente el intervencionismo de
EE.UU.)
Hoy, cuando tras casi un cuarto de siglo,
Rusia comienza a levantarse de nuevo resurgiendo de sus propias cenizas como
Ave Fénix, si la mecha de la guerra prende de nuevo en Oriente Medio
entonces Rusia, mucho nos tememos, ya no permanecerá
impasible, sino que se verá obligada a plantar cara frente al
aventurerismo estadounidense y el insaciable expansionismo de la OTAN hacia el
Este, que de forma amenazadora ha desplazado su presencia militar hasta
sus fronteras.
NOTAS:
No es necesario a estas alturas elucubrar o especular sobre la pregunta. Los documentos oficiales, parcialmente desclasificados, están desde hace tiempo en la web de The National Security Archive. Pueden consultarse aquí: Shaking Hands with Saddam Hussein: The U.S. Tilts toward Iraq, 1980-1984.
En el verano de 1983, Irán ya llevaba tiempo denunciando que Irak utilizaba de forma sistemática armas químicas en el campo de batalla. Ante la falta de respuesta internacional, los iraníes pidieron en noviembre una investigación del Consejo de Seguridad de la ONU. Los servicios de inteligencia norteamericanos tenían información que confirmaba las denuncias iraníes y que iba más allá, porque sabían que Sadam también las estaba usando contra los insurgentes kurdos.
La respuesta inicial de Washington fue el silencio. Oficialmente, EEUU era neutral en ese conflicto, pero ya había empezado a prestar ayuda en secreto a Bagdad, en forma de armas e información sobre los movimientos de tropas iraníes.
Una directiva firmada por Reagan en noviembre no incluye el asunto de las armas químicas entre las prioridades de la Administración en relación a la guerra entre Irán e Irak. Un mes después, Rumsfeld visitó Bagdad en calidad de enviado especial del presidente y encontró una audiencia muy receptiva entre los dirigentes del régimen iraquí. Es cierto que había algunos problemas que dificultaban el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países (algo que no llegaría hasta noviembre de 1984), y uno de ellos era el uso de armas químicas, pero el resultado de la visita fue positivo. Ambos países tenían "muchos intereses comunes", según explican las actas de las reuniones de Rumsfeld.
Cuando el actual jefe del Pentágono regresó a Bagdad en marzo de 1984, EEUU ya había condenado públicamente el uso de armas químicas por Irak. Ante la creciente sospecha de que empresas occidentales estaban surtiendo a Sadam de la materia prima necesaria, el Departamento de Estado impidió que una compañía de EEUU vendiera a Irak la impresionante cantidad de 10.000 kilos de un precursor químico. ¿Suponía un cambio de rumbo? ¿Afectarían estas decisiones al inicio de la amistad entre Irak y EEUU? El Departamento de Estado se apresuró a decir que no.
La protesta iraní terminó haciendo su entrada en la ONU. EEUU se ocupó de que la condena a las armas químicas se hiciera en términos generales y sin apuntar directamente a los autores de su uso. Es decir, tal y como lo había solicitado el Gobierno iraquí.
La conclusión del análisis que hace The National Security Archive:
Esa 'realpolitik' empujó a EEUU a olvidarse de los crímenes de guerra cometidos por Sadam en su campaña militar contra Irán. Fue una aplicación del principio del mal menor. La prioridad era impedir una victoria de los ayatolás iraníes y anular su capacidad de contagio por todo Oriente Medio. El otro mal, una dictadura salvaje pero laica, formaba parte del paisaje tradicional de la zona.
La licencia para matar que Sadam había recibido se extendía a los conflictos internos. La revuelta kurda de unos años después fue ahogada con armas químicas. El lugar elegido fue Halabya, símbolo desde entonces de los crímenes de Sadam. La ciudad, controlada por los kurdos y sus aliados iraníes, fue castigada desde el aire, primero con armas convencionales y por último con gas mostaza, sarín y VX. Miles de civiles fueron aniquilados el 16 de marzo de 1998.
Los iraníes trasladaron a Halabya a los periodistas días después y permitieron que se tomaran las imágenes que confirmaron la matanza. ¿Qué país levantó su voz para denunciar este crimen de guerra?
Ninguno, excepto Irán, y eso incluye a EEUU. Sólo un diplomático sueco, y más por propia iniciativa que por órdenes de su Gobierno, denunció en público lo que había ocurrido en el Kurdistán. Rolf Ekeus, que años después sería el primer jefe del equipo de inspectores de la ONU encargado de desmontar el arsenal iraquí en 1991, era el representante de su país en una conferencia de Naciones Unidas sobre desarme que se celebró en Ginebra.
Tres años después de Halbaya, y según el libro "Out of the Ashes", de Andrew y Patrick Cockburn, Ekeus informó a su Gobierno que pretendía condenar en la conferencia el ataque con armas químicas, con independencia de cuál fuera la postura oficial de Suecia. Y así lo hizo.
Nadie le siguió. Mucho tiempo después, los crímenes de Sadam dejaron de ser para EEUU un asunto en el que no convenía hacer mucho ruido. El mismo Departamento de Estado que había anunciado que el uso de armas químicas no era lo bastante importante como para dañar a las relaciones entre Irak y EEUU pasó a utilizar Halabya como instrumento de propaganda contra Sadam.
La respuesta inicial de Washington fue el silencio. Oficialmente, EEUU era neutral en ese conflicto, pero ya había empezado a prestar ayuda en secreto a Bagdad, en forma de armas e información sobre los movimientos de tropas iraníes.
Una directiva firmada por Reagan en noviembre no incluye el asunto de las armas químicas entre las prioridades de la Administración en relación a la guerra entre Irán e Irak. Un mes después, Rumsfeld visitó Bagdad en calidad de enviado especial del presidente y encontró una audiencia muy receptiva entre los dirigentes del régimen iraquí. Es cierto que había algunos problemas que dificultaban el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países (algo que no llegaría hasta noviembre de 1984), y uno de ellos era el uso de armas químicas, pero el resultado de la visita fue positivo. Ambos países tenían "muchos intereses comunes", según explican las actas de las reuniones de Rumsfeld.
Cuando el actual jefe del Pentágono regresó a Bagdad en marzo de 1984, EEUU ya había condenado públicamente el uso de armas químicas por Irak. Ante la creciente sospecha de que empresas occidentales estaban surtiendo a Sadam de la materia prima necesaria, el Departamento de Estado impidió que una compañía de EEUU vendiera a Irak la impresionante cantidad de 10.000 kilos de un precursor químico. ¿Suponía un cambio de rumbo? ¿Afectarían estas decisiones al inicio de la amistad entre Irak y EEUU? El Departamento de Estado se apresuró a decir que no.
La protesta iraní terminó haciendo su entrada en la ONU. EEUU se ocupó de que la condena a las armas químicas se hiciera en términos generales y sin apuntar directamente a los autores de su uso. Es decir, tal y como lo había solicitado el Gobierno iraquí.
La conclusión del análisis que hace The National Security Archive:
The documents included in this briefing book reflect the realpolitik that determined this country's policies during the years when Iraq was actually employing chemical weapons. Actual rather than rhetorical opposition to such use was evidently not perceived to serve U.S. interests; instead, the Reagan administration did not deviate from its determination that Iraq was to serve as the instrument to prevent an Iranian victory. Chemical warfare was viewed as a potentially embarrassing public relations problem that complicated efforts to provide assistance. The Iraqi government's repressive internal policies, though well known to the U.S. government at the time, did not figure at all in the presidential directives that established U.S. policy toward the Iran-Iraq war. The U.S. was concerned with its ability to project military force in the Middle East, and to keep the oil flowing.
Esa 'realpolitik' empujó a EEUU a olvidarse de los crímenes de guerra cometidos por Sadam en su campaña militar contra Irán. Fue una aplicación del principio del mal menor. La prioridad era impedir una victoria de los ayatolás iraníes y anular su capacidad de contagio por todo Oriente Medio. El otro mal, una dictadura salvaje pero laica, formaba parte del paisaje tradicional de la zona.
La licencia para matar que Sadam había recibido se extendía a los conflictos internos. La revuelta kurda de unos años después fue ahogada con armas químicas. El lugar elegido fue Halabya, símbolo desde entonces de los crímenes de Sadam. La ciudad, controlada por los kurdos y sus aliados iraníes, fue castigada desde el aire, primero con armas convencionales y por último con gas mostaza, sarín y VX. Miles de civiles fueron aniquilados el 16 de marzo de 1998.
Los iraníes trasladaron a Halabya a los periodistas días después y permitieron que se tomaran las imágenes que confirmaron la matanza. ¿Qué país levantó su voz para denunciar este crimen de guerra?
Ninguno, excepto Irán, y eso incluye a EEUU. Sólo un diplomático sueco, y más por propia iniciativa que por órdenes de su Gobierno, denunció en público lo que había ocurrido en el Kurdistán. Rolf Ekeus, que años después sería el primer jefe del equipo de inspectores de la ONU encargado de desmontar el arsenal iraquí en 1991, era el representante de su país en una conferencia de Naciones Unidas sobre desarme que se celebró en Ginebra.
Tres años después de Halbaya, y según el libro "Out of the Ashes", de Andrew y Patrick Cockburn, Ekeus informó a su Gobierno que pretendía condenar en la conferencia el ataque con armas químicas, con independencia de cuál fuera la postura oficial de Suecia. Y así lo hizo.
Nadie le siguió. Mucho tiempo después, los crímenes de Sadam dejaron de ser para EEUU un asunto en el que no convenía hacer mucho ruido. El mismo Departamento de Estado que había anunciado que el uso de armas químicas no era lo bastante importante como para dañar a las relaciones entre Irak y EEUU pasó a utilizar Halabya como instrumento de propaganda contra Sadam.
*Rumsfeld confirma uso
de armas químicas contra Irán por Saddam
El alto cargo estadounidense Donald Rumsfeld confirmó tener conocimiento del ataque químico del exrégimen iraquí de Sadam Husein durante los ocho años de guerra impuesta de Irak contra Irán (1980-1988).
“Teniendo en cuenta que Sadam había usado armas químicas contra el pueblo de Irán y el de Irak, sin duda alguna habría mejores maneras para liberarnos de él" así confesó el Secretario de Defensa del Gobierno de Gerald Ford de 1975 a 1977, y de George W. Bush entre 2001 y 2006, Donald Rumsfeld quien añadió" tomar lecciones del pasado es muy difícil".
Rumsfeld, quien ahora ratifica el uso de las armas químicas por el régimen de Sadam Husein, por aquel entonces había viajado a Irak como el enviado especial del expresidente norteamericano Ronald Reagan en Oriente Próximo para estrechar los lazos de amistad con el mandatario iraquí.
Este encuentro de 90 minutos llevado a cabo contemporáneamente con la filtración de las noticias sobre el ataque químico de Irak contra Irán, alentó aún más a Sadam a usar esta arma de destrucción masiva.
Es interesante saber que Rumsfeld, quien aparece en una foto estrechando la mano a Sadam en la década 80, fue uno de los planificadores del ataque de EE.UU. a Irak como Secretario de Defensa de George W. Bush en 2003.
Rebeldes sirios confirman a una periodista su implicación en el ataque con armas químicas. Insurgentes sirios han confirmado en una entrevista con un corresponsal de AP, que realizó su propia investigación, su responsabilidad en el ataque con armas químicas a las afueras de Damasco el pasado 21 de agosto, que tachan de "accidente". Rebeldes sirios de Ghuta, en los suburbio de Damasco, han declarado a la periodista de Associated Press, Dale Gavlak, que ellos fueron los responsables por el accidente con armas químicas de 21 de agosto que los países occidentales atribuyen al Gobierno de Bashar Al-Assad. Los rebeldes le dijeron que el accidente con armas químicas se produjo por el mal manejo de las armas químicas que les proporciona Arabia Saudita.
"En numerosas entrevistas con los médicos, residentes de Guta, los rebeldes y sus familias [...] muchos creen que ciertos rebeldes recibieron armas químicas del jefe de la Inteligencia saudí, el príncipe Bandar bin Sultan, y que fueron los rebeldes los responsables de llevar a cabo el ataque con gas [mortal]", escribe Gavlak.
Los rebeldes dijeron a Gavlak que no estaban propiamente entrenados sobre cómo manejar las armas químicas o incluso que no les habían dicho que las armas eran químicas. Según el testimonio de los rebeldes, las armas iban destinadas al Frente Al Nursa, grupo afilado a Al Qaeda.
Al mismo tiempo, decenas de rebeldes confirmaron Gavlak que los financia el Gobierno saudí.
La informacion obtenida por Dale Gavlak contradice completamete a los pretextos que airea EE.UU , que el viernes se refirió a la "alta confiaza" que le merecen las pruebas que dice tener en su poder y que -afirma- implican a Al Assad en el ataque con armas químicas.
Dale Gavlak ha sido corresponsal en Oriente Medio para la Associated Press durante dos décadas. También ha trabajado para la Radio Pública Nacional (NPR) y ha escrito artículos para la BBC.
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/104408-rebeldes-siria-confirmar-armas-quimicas
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