A menudo los electores se comportan como los aficionados al fútbol. La adhesión a unos colores es inquebrantable pase lo que pase.
Sin embargo el hecho de votar, el que aún lo haga, implica una responsabilidad sobre el resultado que afecta a todos. Aquí no vale la famosa frase por la que se conoce en España a los hinchas del Real Bétis Balompié: "Viva el Bétis manque pierda".
Me doy cuenta que muchas personas defienden a "su" partido político como el que defiende a "su" equipo de Fútbol: "Viva el Betis manque pierda". No entienden que puedan existir actitudes de carácter independiente, que no se hayan aprendido ningún catecismo ideológico, que miren al gobierno de turno con cierta distancia y lo voten o no, según el comportamiento del gabinete gubernamental durante la legislatura, que voten con la cabeza y no aplaudiendo, como quien acude al estadio a apoyar a su equipo de fútbol. Sin analizar los resultados. Esto, que en nuestro país viene sucediendo, me parece muy grave. El voto es algo muy serio que no se puede dar así como así, porque es poner el destino de todos en manos de unos pocos.
El defender a tal o cual partido porque se crea que a su vez defiende los intereses propios es como ponerse orejeras y ver sólo una parte de la realidad, porque puede ocurrir que se vaya a votar yendo a por lana y se salga trasquilado.
Lo que hacen los gobernantes bien o mal nos atañe a todos y lo gozamos o lo sufrimos todos, así que el voto es más serio de lo que parece a simple vista.
El vídeo que presento a continuación es un resumen directo de lo que les explicaba: "Viva el Bétis manque pierda".
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