En Ucrania, los mentirosos se hallan en estado de pánico
por Giulietto Chiesa
Resulta bastante alarmante esta perenne repetición de mentiras infantiles que «América» y Europa remachan histéricamente a la opinión pública de Occidente.
Esas mentiras son, todas, muy fáciles de desmentir… si no fuese por el terrible poderío de los medios de desinformación que se obstinan en arrastrarnos a la guerra. Es como si estuviésemos ante una persona fuera de sus cabales, alienada, incapaz de reflexionar y tenemos que comprender el porqué. Me parece que todas estas cortinas de humo anuncian algo muy grave.
¿Se han dado ustedes cuenta de que ya no se habla delBoeing de Malaysia Airlines [que se estrelló en Ucrania]? Después de sólo mes y medio [de los hechos], hoy existe un silencio total sobre ese asunto. Si existiesen pruebas de la culpabilidad de los rusos –como tanto han afirmado los medios de prensa–, ya las habrían mostrado y habrían clamado por la adopción de sanciones. Pero no lo han hecho. Aunque en algún momento tendrán que acabar por decir algo sobre ese asunto. Por ejemplo, que fue Ucrania quien derribó el avión, quizás con el famoso avión de combate que estuvo maniobrando alrededor del Boeing. O tendrán que decir que los datos de las cajas negras y las grabaciones entre la tripulación del Boeing y los controladores aéreos ucranianos… se perdieron… accidentalmente.
Y todos comprenderán entonces lo que significa eso… menos, quizás, los eternos mentirosos implicados en el caso.
El otro elemento, igualmente inquietante, y que ahora ya se ha hecho evidente, es que Kiev está perdiendo la guerra. Peor aún, ya es una verdadera derrota, que incluye la muerte de numerosos oficiales y soldados, muertes por las cuales Porochenko tendrá que rendir cuentas a sus conciudadanos. Pero también es evidente que un fracaso tan grande de la aventura del Euromaidan debe mantenerse oculto a los ojos de la opinión pública mundial, porque es un fracaso para Obama, para Merkel, para Polonia y para los países bálticos. Además de ser un desastre político, militar y diplomático.
Y ¿qué hacen entonces? ¡Redoblar las mentiras! Decirnos que Rusia está invadiendo Ucrania. ¿Otra vez? Pero, ¿no lo había hecho ya?
Son muy frágiles esas mentiras. Y si no hubiese tantos los jefes de redacción sin escrúpulos, como Maura en La Repubblicao De Bortoli en Il Corriere –por no mencionar más que dos ejemplos entre los muchos disponibles– ya todo el mundo se habría dado cuenta. El trucaje de las fotos está mal hecho. Las declaraciones de Porochenko están mal traducidas. La mayoría de las afirmaciones carecen de todo fundamento. Y todo lo que nos dicen es tremendamente infantil.
¿Rusia «invade» Ucrania con 1 000 hombres?
¿Qué broma es esta? ¿Cómo puede alguien inteligente, como F. Rampini, creerse esto? ¿No han oído acaso que los propios rebeldes han declarado, por boca del primer ministro del Donbass, que hay entre ellos 4 000 voluntarios rusos? ¿Qué necesidad había de inventar esta historia de 1 000 fantasmas enviados por Putin, y decimos “fantasmas” porque ni los propios observadores de la OSCE los han visto pasar?
Lo que sí es muy evidente es que, por el contrario, Putin está buscando desde hace meses una solución diplomática para un problema que él no ha creado. Es evidente que Putin no tiene ninguna intención de «tomar Kiev». Ni tampoco el Donbass.
En Minsk, Putin dijo claramente que no hará el papel de mediador, al declarar que «es un problema interno de Ucrania». Si los líderes europeos fuesen algo más que estúpidos vasallos que se dejan chantajear, se distanciarían de esta «América» guerrerista, le dirían a Obama que es él quien tiene que lidiar con la papa caliente… porque fue él quien la puso en el fuego. Ni siquiera vale la pena llamarlo mentiroso. Basta con dejarlo frente a su destino. Pero [los líderes europeos] siguen comportándose como vasallos.
Ya es hora de que el pueblo italiano diga «¡basta!». Y los únicos que pueden hacerlo son los del Movimiento 5 Estrellas, o sea Beppe Grillo. Que organice una manifestación nacional para exigir un cambio de rumbo en nuestro país. Que llame a todos, no sólo a su gente. Que cree un pacto de «salvación nacional». Que dé la palabra a todos. Esto es vital. Se trata de salvarnos a todos. Si esperamos por los «pacifistas» y por la izquierda… estamos jodidos.
La crisis ucraniana está acelerándose y no hay tiempo que perder. Son demasiado pocos los que comprenden que el peligro se acerca a pasos agigantados.
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