Rafael Lafuente, fue un gran astrólogo español, nacido el 13 de Febrero de 1914, en Serón, Almería, que cobró una gran notoriedad durante la última etapa del franquismo, a raíz de su gran acierto predictivo: La Crisis del Petróleo de Octubre de 1973.
A continuación les transcribo la extraordinaria predicción de Rafael Lafuente, que le hizo famoso, publicada en la prensa (Periódico Pueblo).
Este personaje que posiblemente alguno de ustedes todavía recordará por su inconfundible imagen un punto extravagante y su melena blanca, algo poco común en un hombre de su edad durante aquellos grises años finales del franquismo, había nacido en 1914, como él mismo bromeaba, haciendo gala de un gran sentido del humor: "Un año en el que sucedieron dos catástrofes: La I Guerra Mundial, y mi propio nacimiento..."
En aquellos momentos finales de la dictadura, este extraño personaje solía ser fiel a su cita anual en Tve, donde a comienzos de cada año hacía públicas sus previsiones en base a lo que él denominaba como Futurología, tal vez para eludir a propósito, el escaso reconocimiento que despertaba entre los televidentes el término Astrología, tan desprestigiado entonces como ahora, debido a los abusos que en su nombre se han realizado.
Tal vez algún otro lector, que goce de buena memoria, lo recordará porque anticipó públicamente el día de su propia muerte. ahí el bueno de Don Rafael se equivocó, aunque estuvo bastante cerca de acertar de nuevo..,. porque el día que había señalado acabó con su ingreso en un hospital, aunque entonces sobrevivió...
Lo que casi nadie supo en aquellos momentos y en muchos casos sigue sin ser conocido tampoco ahora, es que este hombre, que en aquel momento ya presentaba una avanzada edad, había sido un testigo excepcional, situado en el sitio y tiempo exactos, en los que había tenido lugar uno de los episodios en los que la Ciencia de Urania había desempeñado uno de sus papeles mas relevantes de toda su dilatada historia, cuando entre bambalinas se estaban utilizando sus técnicas en la toma de decisiones referentes a asuntos militares de la máxima relevancia que afectaron de forma directa el desarrollo del escenario bélico durante la II Guerra Mundial.
Rafael Lafuente fue un hombre de otro tiempo, adelantado a su época, que como suele suceder en el caso de los nacidos bajo la regencia del anómalo planeta Urano, abrió nuevos caminos, transitados por muy pocos hasta ese momento, y que se anticipaban muchos años al cómodo trayecto seguido por la mayoría de los entonces practicantes de la Astrología que permanecían pasiva y discretamente escondidos para evitarse problemas en la difícil España de aquellos años, un momento en el que solo un pequeño reducto entre los amantes de la entonces mal vista y prácticamente perseguida Astrología, entre los que situamos al recientemente fallecido Demetrio Santos, y alguna heroica figura femenina como María Dolores de Pablos, portaron y en muchos casos mantuvieron a buen recaudo la antorcha encendida, desempeñando un papel divulgador y comprometido. Una labor que debe reconocérseles meritoria y encomiable al servicio de Nuestro Arte.
Pero conocido es que "nadie es profeta en su tierra", a pesar de lo que contrariamente afirmase Rafael Lafuente en el título con el que abría uno de los textos que he seleccionado para que puedan leer un poco más adelante en esta misma entrada del Blog.
Reconocer es de sabios, y los méritos de este hombre resultan a día de hoy cuanto menos sorprendentes, (a pesar de sus excentricidades, fácilmente explicables cuando nos fijamos bien en su mapa astral). Estamos hablando de alguien que en el páramo cultural y social de los últimos días del Franquismo, asumió voluntariamente un difícil papel, en base a la genialidad que atesoraba, logrando por si mismo presentar en aquel entonces un rostro diferente, divulgativo, menos folclórico y más racional de la Ciencia de Urania, algo que todavía a día de hoy está al alcance de muy pocos, aunque desde entonces hayan transcurrido más de 40 años.
Resulta en verdad excepcional que nuestro personaje lograse en parte llevar a cabo su empeño durante la Dictadura Franquista, que a pesar de que tocaba a su fin, mantenía aún la férrea prohibición prácticamente de todo lo que no fuese la "ortodoxia" del Régimen, en una situación en la que la Astrología era en cierta forma perseguida y considerada poco más o menos como una ciencia enviada casi por el mismísimo diablo.
Pero conocido es que "nadie es profeta en su tierra", a pesar de lo que contrariamente afirmase Rafael Lafuente en el título con el que abría uno de los textos que he seleccionado para que puedan leer un poco más adelante en esta misma entrada del Blog.
Reconocer es de sabios, y los méritos de este hombre resultan a día de hoy cuanto menos sorprendentes, (a pesar de sus excentricidades, fácilmente explicables cuando nos fijamos bien en su mapa astral). Estamos hablando de alguien que en el páramo cultural y social de los últimos días del Franquismo, asumió voluntariamente un difícil papel, en base a la genialidad que atesoraba, logrando por si mismo presentar en aquel entonces un rostro diferente, divulgativo, menos folclórico y más racional de la Ciencia de Urania, algo que todavía a día de hoy está al alcance de muy pocos, aunque desde entonces hayan transcurrido más de 40 años.
Resulta en verdad excepcional que nuestro personaje lograse en parte llevar a cabo su empeño durante la Dictadura Franquista, que a pesar de que tocaba a su fin, mantenía aún la férrea prohibición prácticamente de todo lo que no fuese la "ortodoxia" del Régimen, en una situación en la que la Astrología era en cierta forma perseguida y considerada poco más o menos como una ciencia enviada casi por el mismísimo diablo.
Esta sería la forma en que el propio Don Rafael hubiese dibujado su carta, si se diese el caso de desconocer la verdadera hora de su nacimiento.
Esta técnica de "casas solares" que utilizó con profusión y al parecer con bastante éxito, consiste en levantar un gráfico de casas iguales, partiendo del ascendente, que sitúa en el comienzo (cero grados) del signo que ocupe el Sol.
Fijándonos en su gráfico encontramos de nuevo, como en el caso de tantos astrólogos, el sello inconfundible: La relación aspectual entre Júpiter y Urano, el aspecto que por excelencia ortografía a la propia Astrología. En este caso se trata nada más y nada menos que de una conjunción Júpiter/Urano, con Urano domiciliado en Acuario, signo donde además están también el Sol y Venus.
Estamos por tanto en presencia del gráfico de un "Super Acuario", lo que le hace tener una visión adelantada a la de su época, Como ejemplo de ello el propio Lafuente comentaba que había sido el pionero que creó la primera agencia de viajes de la Costa del Sol, en Mojacar... Entonces en aquel momento se rieron de él diciendo: ¿Quién va a venir aquí a este desierto....?, estás loco Rafael.....
Amigo de artistas y pintores, en el fondo también él a su manera era uno de ellos. Con su mítica melena blanca y su habitual e incontrolable excentricidad uraniana fue quien puso de moda entre los artistas extranjeros este precioso pueblo de Almería, hoy ya bastante masificado. (La conjunción Júpiter/Urano en Acuario magnifica y exagera la ya usual excentricidad Uraniana)
Marte conjunto a Plutón le otorga energía sin límite, pasión y profundidad. Debió ser un "diablo" para las mujeres (tuvo cuatro, que le dieron doce hijos), con esas cuadraturas a su Luna, del duplo Marte /Plutón, incluso estuvo en la cárcel por una, cuando se fugó con una joven gitana de catorce años de la que se había enamorado, por ella lo abandonó todo, el hogar, a su mujer y a sus dos hijos, para vivir cerca de año y medio, huyendo y escondiéndose en casas de la etnia gitana, donde se hacía pasar como medio payo, medio gitano....., hasta que un buen dia le sorprendió la Guardia Civil y su loca aventura terminó dando con sus huesos en la cárcel, todo un escándalo en aquellos años... (Saturno regente de XII en V).
Sobre aquella experiencia escribiría después "Los Gitanos, el Flamenco y los Flamencos" Publicado por primera vez en 1955, el libro más importante de cuantos se habían escrito hasta ese momento en España sobre un tema tan profundamente vinculado a los aspectos más sugestivos de nuestros caracteres costumbristas.
Sobre aquella experiencia escribiría después "Los Gitanos, el Flamenco y los Flamencos" Publicado por primera vez en 1955, el libro más importante de cuantos se habían escrito hasta ese momento en España sobre un tema tan profundamente vinculado a los aspectos más sugestivos de nuestros caracteres costumbristas.
Durante su juventud también fue juglar y andarín, recorrió España a pie, de punta a punta, y sin una peseta. Paraba en balnearios donde leía las manos a mujeres adineradas que, según el mismo recordaba, "quedaban contentas" a pesar de no tener ni idea.(Marte regente de IIIª trígono Mercurio en Piscis)
Con las mujeres tenia Baraka (Sol regente de VIIª conjunto a Venus, con el hipnótico Neptuno en la cúspide), pero también a veces le jugaba malas pasadas, como sucedió con la menor de raza gitana, todo un escándalo en la época de la dictadura franquista (Neptuno es regente natural de casa XIIª en el zodíaco en reposo).
Este caballero fue todo un personaje que llegó a tener cierta popularidad a través de la Astrología, (Júpiter/Urano trígono Luna), disciplina en la que destacó por sus "sonados" aciertos, que le otorgaron fama, y el reconocimiento de muchos, (incluso fuera de nuestras fronteras), aunque también la traición de otros, que en público negaban conocerlo, cuando en realidad le visitaban a escondidas.
Recuerdo que Don Rafael, prefería autodenominarse entonces como "futurólogo", tal vez llevado por el intento de eludir el desprestigio que soportaba el término "astrólogo", durante aquellos años del franquismo, algo que aún a día de hoy se arrastra...
En 1941 había conocido en la embajada de España en Berlín al mismísimo Karl Ernst Krafft, (el célebre astrólogo suizo que utilizaron los Nazis durante la II Guerra Mundial, para en muchos casos decidir el inicio de sus campañas militares). Rafael, entonces con veintitantos años, había recalado allí, donde según él mismo relata había conseguido un trabajo, contra todo pronóstico, y de la forma más rocambolesca, (aunque bien es verdad que su conocimiento del idioma alemán, algo muy poco común en aquellos años, le ayudaría) buscando calmar su insaciable curiosidad sobre cómo utilizaban entonces en Alemania métodos tecnológicos para mejorar la producción (sin duda algo muy propio en un uraniano, como era él).
En aquellos momentos Krafft había recibido el encargo de asesorar a la cúpula del Partido, tras comprobarse su inocencia y tomarse en serio sus métodos y técnicas astrológicas después de haber sido detenido acusado como sospechoso debido a la certera predicción que había formulado, tan solo unos días antes, sobre el riesgo de atentado que correría el Fuhrer, entre el 7 y el 10 de Noviembre de 1939. Una predicción que se había visto confirmada cuando el 8 de Noviembre de 1939 explosionaba una bomba en el hall de la cervecería Bürgerbraükeller de Múnich, lugar donde se esperaba a Hitler, que resultó ileso tras un cambio en su agenda pública que le retrasó 10 minutos.
Durante un tiempo Don Rafael y Krafft cultivaron esa amistad y el gran astrólogo suizo le inicio en el conocimiento de su arte, claro está que esto sucedía unos años antes de que éste último cayese en desgracia, cuando ya no se quisieron escuchar más sus consejos, entonces opuestos a apoyar, lo que hubiese sido faltar a la verdad en sus predicciones, el empeño y desvarío megalómano de Hitler, que buscaba a toda costa, y en contra de las circunstancias, hacerse con el control de todo el continente europeo.
El 12 de unio de 1941, en la conocida como Aktion Hess, la redada masiva desatada sobre astrólogos y ocultistas, tras el vuelo secreto de Rudolph Hess a Escocia, fue detenido junto con otros colegas astrólogos y recluido en un campo de concentración donde, como había predicho el propio Krafft, encontraría su muerte. Años antes el propio Krafft ya había comentado en privado a Rafael que Hitler moriría durante la primavera de 1945.
En 1941 había conocido en la embajada de España en Berlín al mismísimo Karl Ernst Krafft, (el célebre astrólogo suizo que utilizaron los Nazis durante la II Guerra Mundial, para en muchos casos decidir el inicio de sus campañas militares). Rafael, entonces con veintitantos años, había recalado allí, donde según él mismo relata había conseguido un trabajo, contra todo pronóstico, y de la forma más rocambolesca, (aunque bien es verdad que su conocimiento del idioma alemán, algo muy poco común en aquellos años, le ayudaría) buscando calmar su insaciable curiosidad sobre cómo utilizaban entonces en Alemania métodos tecnológicos para mejorar la producción (sin duda algo muy propio en un uraniano, como era él).
En aquellos momentos Krafft había recibido el encargo de asesorar a la cúpula del Partido, tras comprobarse su inocencia y tomarse en serio sus métodos y técnicas astrológicas después de haber sido detenido acusado como sospechoso debido a la certera predicción que había formulado, tan solo unos días antes, sobre el riesgo de atentado que correría el Fuhrer, entre el 7 y el 10 de Noviembre de 1939. Una predicción que se había visto confirmada cuando el 8 de Noviembre de 1939 explosionaba una bomba en el hall de la cervecería Bürgerbraükeller de Múnich, lugar donde se esperaba a Hitler, que resultó ileso tras un cambio en su agenda pública que le retrasó 10 minutos.
Durante un tiempo Don Rafael y Krafft cultivaron esa amistad y el gran astrólogo suizo le inicio en el conocimiento de su arte, claro está que esto sucedía unos años antes de que éste último cayese en desgracia, cuando ya no se quisieron escuchar más sus consejos, entonces opuestos a apoyar, lo que hubiese sido faltar a la verdad en sus predicciones, el empeño y desvarío megalómano de Hitler, que buscaba a toda costa, y en contra de las circunstancias, hacerse con el control de todo el continente europeo.
El 12 de unio de 1941, en la conocida como Aktion Hess, la redada masiva desatada sobre astrólogos y ocultistas, tras el vuelo secreto de Rudolph Hess a Escocia, fue detenido junto con otros colegas astrólogos y recluido en un campo de concentración donde, como había predicho el propio Krafft, encontraría su muerte. Años antes el propio Krafft ya había comentado en privado a Rafael que Hitler moriría durante la primavera de 1945.
La verdad es que resulta impresionante, aunque ya sabemos que en España nadie es "profeta en su tierra". porque si este astrólogo hubiese nacido, por poner un ejemplo cercano, en Francia, actualmente seria muchísimo más valorado, recordado y reconocido.......
Desgraciadamente es una constante en la historia de España, que la gente valiosa, si quiere triunfar, al final debe abandonar nuestro país.
Ahora les dejo con la referida predicción:
"Hablemos. Pero hablemos años antes de que pueda materializarse en el tiempo y en la Historia lo que el imaginario cronista anticipa en la precedente fantasía futurológica. Hablemos con la realista machaconería que el caso se merece. No fue fantasía (aunque entonces pudo parecerlo a muchos) lo que yo solía publicar sobre la crisis de la energía y la subsiguiente crisis económica años antes de que sus vacas flacas invadieran los prados del triunfalismo tecnocrático. Lo que anticipé entonces desde la tribuna del conferenciante y desde las páginas de «Pueblo» y «Sol de España», es ya historia pasada. Compruébelo el lector, si quiere:
«Los optimismos triunfalistas sufrirán en 1973 una embarazosa recesión. A Occidente le espera en 1973 un amago de infarto que evidenciará la vulnerabilidad de la civilización tecnológica y del capitalismo. Ruego al lector tome nota de esta predicción mía y no la olvide, digan lo que digan nuestros vigías oficiales del futuro. Nuestros planificadores sólo pueden prever lo que es racionalmente previsible, pues en las universidades no se enseñan las técnicas que a mí me permiten prever lo imprevisible, lo insospechable, lo insólito con un margen de error no superior al promedio de errores que puede cometer un médico, un ingeniero y no digamos un político. En 1973, Occidente (España incluida) tendrá que apretarse el cinturón. Ya en 1972 algunos países del Tercer Mundo productores de materias primas exigirán un alto precio por esas materias. Después, en 1973, la incipiente escasez de ciertos productos básicos se verá agravada por ese amago de infarto mundial, PRECIPITADO QUIZÁ POR UN CONFLICTO BÉLICO. La mecha soterrada pasa por las pirámides de Egipto, por el Sinaí, por el Eufrates y por otros puntos que conocemos los iniciados, y estropeará no pocas cenas de Baltasar. En 1973, los gobiernos de los países ricos impondrán severas medidas de restricción del consumo/Frente al socialismo de Jauja acabará imponiéndose el socialismo del Desastre. Habrán de ser revisados todos los planteamientos triunfalistas...»
Los políticos que por aquellas calendas eran ministros u ostentaban altos cargos en la política o la Administración fueron tímidamente bombardeados por quien esto escribe con cartas en las que solicitaba humildemente «me diesen una oportunidad de poder explicar, ante un auditorio idóneo, mis temores acerca de futuros acontecimientos mundiales y acerca también de los GRAVES SUCESOS NACIONALES que iban a acaecer en España al final de diciembre de 1973».
El 20 de diciembre de ese año, confirmada por la realidad mi predicción sobre las vacas flacas que nos traería la guerra del Oriente Medio, era asesinado en Madrid el almirante Carrero Blanco.
Algunos de los personajes que habían desoído las súplicas del futurólogo para que lo tomaran en serio, creyeron en él a partir de entonces".
Referente a su amistad con Krafft y al año que pasó en Alemania, Rafael Lafuente nos cuenta su experiencia en primera persona en los fragmentos de la entrevista que recuperamos a continuación extraida de de uno de sus libros hoy perdidos en el olvido……
"Durante la Segunda Guerra Mundial viví un año en Berlín, en cuya embajada española desempeñé funciones de inspector de las condiciones de trabajo de los obreros españoles empleados en la industria alemana. Una de las razones que me animaron a solicitar aquel puesto fue mi deseo de husmear en las instalaciones industriales del III Reich e indagar si, como yo sospechaba, los científicos alemanes trabajaban en un proyecto de fabricación de bombas nucleares. Mi pasajera condición de diplomático y el cargo específico que me fue asignado, me permitían viajar por todo el territorio alemán, y moverme, con cierta libertad, en el ámbito industrial de la Alemania nazi. Mis indagaciones resultaron baldías. Pero mi fracaso en este campo se vio compensado por mi encuentro casual con un gran astrólogo suizo que había prestado algunos servicios al Ministerio de Propaganda. Se llamaba Kraft y gozaba de gran prestigio en su país, hasta el punto que Carl Jung le había consultado varias veces, más con fines puramente científicos que con ánimo de conocer su propio porvenir. Kraft y yo simpatizamos desde el primer momento y mantuvimos una cordial aunque corta amistad, pues él, como otros muchos astrólogos residentes en Alemania, fueron cogidos en una amplia redada y acabaron sus vidas en un campo de concentración.
Pocos días antes de nuestra separación, Kraft me reveló que había estudiado a fondo el tema astrológico del Führer y del Tercer Reich, y estaba seguro de que el dictador moriría en la primavera de 1945, y que Alemania perdería la guerra. De retorno a España, cuando la realidad confirmó el vaticinio de mi desdichado amigo, pensé que valía la pena estudiar a fondo los métodos gracias a los cuales el astrólogo suizo había logrado detectar la fecha de la muerte de Hitler. Pensé que, a pesar del menosprecio que los sabios oficiales mostraban hacia la Astrología, .si ésta servía para lograr tan sorprendentes atisbos futuristas, la Astrología no era ninguna tontería. Los tontos eran los científicos que la condenaban como una creencia supersticiosa, sin tomarse la sabia molestia de enterarse bien de las posibilidades reales de la vieja ciencia de las estrellas.
En uno de mis anteriores libros he contado lo que me ocurrió poco tiempo después de mi retorno a España. Dedicaré unas líneas a aquellos episodios.
Convencido, aún antes de volver de Alemania, de que el III Reich perdería la guerra, traté de persuadir a los gobernantes franquistas sobre la conveniencia de retirar la División Azul del frente ruso e iniciar negociaciones amistosas con Gran Bretaña y Norteamérica. Un decreto de Franco me había otorgado el cargo de Jefe Nacional de la Obra Lucha Contra el Paro. Mi excelente posición política me permitía presionar fácilmente sobre los altos jerarcas de Madrid en el sentido de liberar a España, dentro de lo posible, de las consecuencias de la derrota de nuestros amigos los países del Eje. Mis esfuerzos en pro de un sensato cambio de política cayeron muy mal a la Vieja Guardia de Falange. Y un día, un fanático camisa vieja me arrojó una granada de mano. Quedé mal herido. Y desde aquel día no quise saber más de la política. Chocantemente, siempre que he intentado ser útil a mi país he acabado sintiéndome asqueado de una España o de la otra. Aquel atentado fue el punto de partida de mi decisión de romper con aquella sociedad y abrazar la vida pintoresca y arriscada del gitano errante. Entonces, como ahora, he preferido siempre pasar hambre de pié que comer de rodillas".
— ¿Cuánto tiempo estuviste en la Legión?
Muy pocas semanas. Porque en la Legión, como yo hablaba varios idiomas, no querían mandarme al frente sino utilizarme en la retaguardia. Escribía a máquina bien. Esas cosas. Podía ser una amanuense. Y decepcionado porque yo lo que quería era pegar tiros, pues hice un cursillo y salí con grado de alférez. Al terminar la guerra me ofrecieron un cargo político y lo acepté. Después otro, y acepté. Así fui en poco tiempo, no escalando, sino dejándome subir a una serie de peldaños políticos. Tuve varios cargos en Madrid, pero yo no servía para la política. Le pedí al ministro Arrese que me mandara a Alemania.
— ¿Qué año era?
—Esto era en el año 1941.
—Perdón. ¿Por qué te interesaba la Alemania del 41?
—Mucho. Me interesaba en tres sentidos. Uno, porque me intrigaba lo que entonces ya era un mito, aceptado universalmente dentro del área dictatorial (Italia, España tal y tal) la idea de que pudiera ser Hitler el superhombre, el que lograra encarrilar el futuro de la civilización por cauces que no fueran todavía lo que se llamaba consumismo, pero que yo había denunciado ya en el año 35, en mis conferencias, de que el hombre se convirtiera en un esclavo de las cosas, de los objetos.
—Yo he leído algunas de tus denuncias contra la sociedad de consumo y acabas de dar fecha precisa de cuando iniciaste esa campaña...
—Sí, en el verano del 35.
—Entonces llegas a esa Alemania muy extraña...
—Yo estaba intrigado por saber si sería realmente Hitler la salida. Había dos fuerzas: Sión y Roma. ¿Sería ésta la tercera fuerza? Al llegar allí a Berlín el azar me puso en contacto con un alemán muy aficionado a la astrología que me presentó a un famoso astrólogo: Kraft. Había realizado una serie de investigaciones en el campo de la astrología guiado por una idea rigurosamente científica, había estado muy cerca de Jung. Jung, quien había formulado esa frase clave, que se repite muchísimo, que es «Todo lo que nace o se hace en un momento determinado participa de las cualidades de ese momento». Pero Jung, para no perder la respetabilidad científica, no quiso ir muy lejos en la exposición sincera de sus ideas o premoniciones en este campo de cosas, aunque se interesaba vivamente por la astrología.
—Sigamos en el recuento de tu vida.
—La cosa bonita que iba a contar es la siguiente. Mi experiencia en Alemania dura un año. Me relaciono con muchos astrólogos de allí y aprendo mucho. Pero en esto los astrólogos empiezan a desaparecer. Me quedo sin este tipo de amigos.
—Sin embargo se ha dicho que Hitler tenía astrólogos entre sus asesores.
—Eso es mentira. Lo único que puedo decir yo, porque lo he vivido, es que numerosos astrólogos fueron apresados por la Gestapo y enviados a campos de concentración donde murieron casi todos. Y esto ocurrió cuando empezaron los reveses. A raíz de Stalingrado.
—Hasta hubo una versión de que los ingleses, que no creían en la astrología, se asesoraban con astrólogos con el solo objeto de sopesar que le podían estar aconsejado a Hitler.
—Esto lo inventó De Wohl, un astrólogo holandés que trabajaba para el Intelligence Service. A él se le ocurrió esa excelente idea para advertir a los ingleses cuando vendría un ataque porque los astrólogos le dirían a Hitler «este es el momento propicio». Quienes sentían mucho respeto por la astrología eran Hess y Rosemberg. Pero cuándo los astrólogos empezaron a anunciar cosas malas se hizo una redada de astrólogos y fueron enviados a campos de concentración. Hitler creía en los astrólogos en tanto estos levantaban la moral de las gentes.
—Un medio de propaganda.
—Sí, el ministro de Propaganda falsificó, valiéndose de Kraft, el texto original de las profecías de Nostradamus. Introdujo en el viejo texto una serie de cuartetos y comenzó a circular copiosamente, en la zona ocupada, en los países fascistas.
—Es curioso puesto que no hay ninguna diferencia entre lo que según dices hacia Hitler con los astrólogos y lo que hacían los reyes antiguos cuando mandaban matarlos si venían con malos augurios.
—Justamente. La misma reacción. Todo eso que viví en la Alemania de Hitler me sirvió para verla por dentro y elegir. Mis contactos con diplomáticos, las confidencias, los rumores, los campos de concentración, las brutalidades. La Gestapo, mandó a muchos amigos míos a la muerte. Entonces regreso. En el otoño de 1943. Llegó a Madrid y le expongo al Ministro Arrese mis impresiones, y le digo: «Creo que lo más sensato que puede hacer Franco es retirar la División Azul y desengancharse del compromiso político con el Eje y buscar una negociación con los aliados». (Que ya Franco lo venía haciendo, porque es más listo que un ¡rayo). Insisto ante la clase política madrileña de aquel. Tiempo. Les digo que Alemania perderá la guerra. Que es muy justo que la pierda. Que yo había presenciado horrores de todo tipo y ocurre algo muy curioso: Me dan un cargo oficial. Me hacen Jefe Nacional de la Obra Sindical contra el Paro, e Inspector Nacional de lo que hoy es el Ministerio de Información y Turismo, que entonces se llamaba Vice-secretaría de Educación Popular. Se inicia enseguida una campaña en mi contra. Me acusan de «propalar especies derrotistas pagado por el oro de Moscú», y un día se presenta un hombre en mi despacho, un viejo guardia, un camisa vieja, y me arroja una bomba. El explosivo pega en la pared, rebota sobre una mesa, cae al suelo y estalla. Gracias a que era una mesa muy sólida, la única parte que me daña es la que tenía expuesta, la pierna derecha.
—Eso ocurrió en Madrid, ¿en qué calle?
—En el edificio donde está el Sepu, en José Antonio. Allí tenía yo mis oficinas. Donde está ahora Radio Madrid. En el 32 de José Antonio. En la tercera planta estaba el Servicio de Estadística. Esto fue en el 43. Me hacen una cura, me hospitalizan. Entonces comienza a moverse la vieja guardia de Madrid para que a ese muchacho de la bomba el juez le trate con consideración. Digo: «Pobre muchacho, debe estar loco». En mis declaraciones al juez afirmo: «No creo que su intención haya sido la de un homicida consciente. Este es un pobre fanático y yo creo que debe ponerse en manos de un psiquiatra. Pero me repugnaba la reacción porque al fin y al cabo había sido un intento de asesinato a un hombre que estaba desarmado. Escribo una carta al Ministro y le confieso que ya no quiero saber nada con la política. Me vuelvo a Málaga donde trabajo en la radio local.
La Falsa Leyenda de los Astrólogos de Hitler
"La leyenda de que Hitler consultaba a los astrólogos fue difundida por los aliados a partir de cierta confidencia de un diplomático neutral que tomó el rabo por las hojas. El diplomático que informó al Foreign Office inglés de que Hitler no tomaba ninguna decisión sin consultar a los astrólogos mintió tan sólo a medias, pues si bien Hitler no tomaba en serio la Astrología, Hess y Himler creían en ella.
Yo pasé un año en Berlín, agregado a la Embajada Española, entre 1942 y 1943. Allí conocí algunos astrólogos y me informé bien de lo que les ocurrió cuando el Fuhrer ordenó que encerraran a todos los astrólogos alemanes en campos de concentración, pues, a partir de la «operación Babarroja», los augurios de los astrólogos no podían ser peores para el Tercer Reich. La operación de captura e internamiento de los astrólogos la llevó a cabo la Gestapo y fueron muy pocos los que escaparon de la redada.
El único astrólogo que se libró por algún tiempo de la persecución de la Gestapo fue un suizo que residía en Alemania desde 1939 y que se granjeó la protección de Goebels, Frank y otras importantes jerarquías del régimen. Se llamaba Cari Krafft y murió también, como otros astrólogos, en el campo de prisioneros de Buchenwald, en 1945. Krafft se había conquistado el aprecio de Goebels porque había advertido confidencialmente a las autoridades nazis que la vida del Fuhrer iba a estar en peligro entre el 7 y el 9 de noviembre de 1941. El día 8 de dicho mes tuvo lugar el atentado de Munich. Su acierto en la previsión del peligro que acechaba a Hitler, y el hecho de que había comunicado sus temores a la Policía, le hicieron persona grata.
La protección de que gozó el astrólogo suizo hasta su detención, en 1942, se debió también a que, atemorizado por la amenaza de represalias si no accedía, convino con Goebels en llevar a cabo la preparación de una edición de las profecías de Nostradamus en la que habían de figurar interpolaciones y falsificaciones que, interpretadas en un sentido triunfalista, resultaban favorables a la idea de que Alemania ganaría la guerra. En esa edición figuraba también (entre otras falsas interpolaciones) unos cuartetos referentes a la España de Franco.
Pero en ningún momento consiguió Krafft que Hitler mismo y su Estado Mayor utilizaran sus servicios astrológicos. Y ello fue un gran error por parte de Hitler, pues Krafft ha sido uno de los mejores astrólogos de este siglo.
Pero volvamos a la falsa leyenda de un Hitler que consultaba a astrólogos. Los ingleses tomaron muy al pie de la letra la confidencia de que los planes militares alemanes no eran ejecutados sin el visto bueno de los astrólogos que servían a Hitler, quienes estudiaban previamente la fecha más propicia para ponerlos en práctica. Y obraron consecuentemente. Crearon un servicio de astrología, dependiente del Ministerio de la Guerra, a fin de que los astrólogos informaran al Estado Mayor británico sobre lo que los astrólogos alemanes podían aconsejar al Fuhrer en materia de cronología favorable o desfavorable para las acciones bélicas proyectadas o en curso. Al frente de dicho Gabinete fue nombrado un tal Luis de Wohl, buen astrólogo, que, huyendo de la guerra que veía aproximarse, se había afincado pocos años atrás en Inglaterra. Luis de Wohl, que tenía pasaporte holandés, fue enviado a Estados Unidos con la misión de influir sobre los astrólogos norteamericanos a fin de que éstos, a su vez, influyeran sobre sus lectores. Se buscaba que la opinión norteamericana fuese favorable a la entrada de Estados Unidos en la guerra.
De todos los astrólogos importantes alemanes de aquel tiempo, sólo se salvó Frau Ebertin, madre del gran astrólogo fundador de la Escuela de Cosmobiología, en Aalen, Alemania Federal.
Creo de interés dejar aclarada la verdad sobre la leyenda del Hitler aficionado a la astrología".
UNA FOTO PARA EL RECUERDO
"A comienzos de 1982 tuve un fugaz encuentro con Felipe González. No nos conocíamos personalmente pero al toparnos en el Balcón de Europa, en Nerja, la mutua curiosidad propició el saludo y el breve diálogo que mantuvimos ambos.
Un fotógrafo captó la simpática sonrisa con que Felipe acogió mi halagüeño augurio.
—Ya lo sabía -me dijo- lleva usted varios meses insistiendo sobre ese vaticinio"
Rafael Lafuente
Algunas publicaciones
de Rafael Lafuente
En 1972, se publicaba un pequeño libro. La persona que firmaba el trabajo, "Mensaje a los Tecnólogos", tal era su título, incluía más abajo un epígrafe aclaratorio: "Introducción a la psinopsis de pronosticación histórica de Rafael Lafuente".
En dicho texto el astrólogo español Rafael Lafuente (1914-1990), que siempre prefirió usar el término "futurólogo", (tal vez para desmarcarse del descrédito en el que se había sumido el viejo Arte de la Astrología practicado sin escrúpulos, tal como hoy mismo sucede, por miles de farsantes que en ningún caso merecen la denominación de astrólogos), publicaba una seria advertencia que hoy parece confirmada.
En el caldo de cultivo de la saliente cuadratura entre Urano y Plutón, este texto nos muestra lo que la mente lucida de un buen astrólogo podía preveer en los momentos que daba inicio el actual ciclo entre ambos astros, tras su encuentro de finales de la década de los años 60.
La extraordinaria visión de futuro de aquel maestro, hacen que sus observaciones sean tan acertadas para describir el mundo de hoy como profeticas fuerón hace 40 años.
Extraido del texto
"Mensaje a los tecnólogos"
1972
1972
Por Rafael Lafuente
"Los planteamientos futuristas del mundo occidental tienen pies de barro. Se basan en la fe general en el progreso indefinido ( ) y en la capacidad de la Tecnología para lograr, a nivel material, todas las transformaciones imaginables. Pero esa base es falsa.
El mundo moderno es futurista en lo externo pero interiormente ha quedado anticuado.
La moderna parafernalia tecnológica esta hecha a la medida del superhombre, pero esta manejada por hombres que por lo general arrastran todavía unos esquemas ideológicos impropios de las exigencias de la época. Salvo raras y castizas excepciones, no siempre favorecidas por los aplausos de los radicalismos democráticos, los actuales árbitros de la Historia marchan a remolque de los acontecimientos y están mediatizados por los intereses electorales o bien están al frente de sus pueblos con la visión imperialista de los conquistadores del pasado. Su talla de estadistas no siempre corresponde al calibre de sus responsabilidades planetarias. Algunos revelan una mentalidad de tenderos instruidos; otros, un sectarismo miope; algunos, la impotencia que les impone la trampa histórica en la que sus pueblos han caído.( )
Lo que hoy se ventila en el mundo detrás de la fachada de los hechos no es cosa que los tenderos o los ejecutivos puedan percibir fácilmente. Para ellos resulta inaudible el clarinazo apocalíptico que nos convoca a Dios sabe que universal misión. Ese aviso no es audible, repito, para los políticos empeñados en luchas de partidos ni para los genios de la industria y los negocios. ( ) La necesidad de eliminar o reorganizar nociones éticas antiguas no cala en esos hombres. Puede que para ellos este bien claro que ya no hay magnates que explotan al proletariado imponiendole jornadas extenuantes y salarios de hambre. Pero no se debe olvidar que el centro de gravedad del elemento explotable se ha desplazado del proletario-instrumento de producción barata a la masa consumidora, cuyo voraz apetito de cosas, estimulado artificialmente, es saciado a costa de multiplicar los ídolos y las plagas.
Hoy el hombre ( ) no se siente quizá todavía un extranjero en el mundo tecnológico que le rodea. Pero, ¿y mañana? La castración espiritual a que esta siendo sometido el ser humano, ( ) no permite hacerse muchas ilusiones. Algunos escritores optimistas aseguran que se presiente el amanecer del Superhombre. Yo también lo creo así. Pero no intuyo al superhombre en el ciudadano portador de una ortopedia cibernetica. Ni en el prototipo de las sociedades que han logrado las máximas conquistas del progreso. Ese prototipo esta a punto de alcanzar una caracterización muy semejante a la de las asepticas aves de corral de las granjas modelo.
Jamas ejerció el hombre tanto poder sobre la materia. Tampoco la materia ejerció jamas tanto poder sobre los hombres. Si juzgamos objetivamente los frutos espirituales que pueden granar en las sociedades industrializadas que se nos ofrecen como modelos de futurismo, hemos de concluir que lo menos grotesco que puede florecer sobre “la conciencia feliz” de esas culturas es esa especie de vegetarianismo espiritual al que repugna, por ejemplo, la fiesta de los toros, pero que es incapaz de conmoverse ante los genocidios de turno que se llevan a cabo en cualquiera de los lugares de cuyo nombre no quiero acordarme.
Los planteamientos futuristas del mundo occidental tienen pies de barro. Se basan en la fe general en el progreso indefinido ( ) y en la capacidad de la Tecnología para lograr, a nivel material, todas las transformaciones imaginables. Pero esa base es falsa. ( ) Los formidables logros de la Tecnología, aplicados ciegamente a todos los posibles usos masivos artificialmente utilitarios, actúan, a la postre, como plagas irreversibles que amenazan convertir a nuestro planeta en un inmenso desperdicio cósmico. La orgía tecnológica esta trastornando el equilibrio de las leyes de la selección natural. ( ) En muchos aspectos el insípido pollo de granja industrializada es un símbolo del humano arquetipo medio de las sociedades de consumo: un ser aislado del medio natural, protegido por toda clase de seguridades e higiénicas asepsias e inhumanamente condicionado mediante astutas manipulaciones psico-tecnicas a consumir al máximo.
Todo esto y mucho mas es sabido por los mandarines occidentales del Dinero, de la Industria, de la Política y de la Ciencia oficial. Pero solo a medias lo reconocen. No es posible frenar el ritmo giratorio del desarrollo material. Su vertiginoso girar sobre si mismo es lo que lo sostiene en pie. Como el trompo o peonza de los juegos infantiles, si cesa de girar, se derrumba".
Fragmento del texto: "Mensaje a los tecnólogos"
Rafael Lafuente. Málaga 1972.
Astrología Científica
Rafael Lafuente
Yo Soy Profeta en mi Tierra
Rafael Lafuente
Yo Soy Profeta en mi Tierra
Rafael Lafuente
«Por qué reprimir tímidamente la tentación de romper el molde del famoso proverbio "nadie es profeta en su tierra"? El pueblo español me conoce y me juzga, quizá a través de la deformada imagen que de mí ha propagado la TV, la radio y los periódicos. Una imagen la mayoría de las veces deformada, sacada de quicio a causa del empeño de los profesionales de la información en servir platos informativos con mucho picante pintoresco. Y aunque mi imagen me importa dos cojones, me importa muchísimo la imagen que la gente pueda, al fin, fojarse acerca de las verdades cuyo conocimiento me ha permitido contar públicamente por anticipado retazos enteros de la historia mundial en los últimos ocho años. Por lo demás, mis predicciones están ahí y el pueblo las conoce. El es mi juez.
Más de mil predicciones públicas hay en mi haber. Esas son mis únicas credenciales. No ha existido hasta ahora nadie que pueda superarlas en cantidad y calidad. Y conste que dejo a un lado la modestia deliberadamente, porque me parece un hipócrita engorro.
Mis primeras predicciones públicas las hice en el otoño de 1969. Estaban frescas todavía las resonancias de la revolución estudiantil del año anterior. La estampa greñuda y bohemia de los hippies paseaba su pacífica protesta anti-establishment por todos los caminos. Se les miraba con recelo y hasta con acritud. Se drogaban y jodian, y eso no estaba bien. La sociedad reprobaba sus perversas costumbres. Y ellos, con razón, le hacían a la sociedad un corte de mangas.
La sociedad que reprochaba sus rebeldes costumbres no tenía ningún programa de esperanza que ofrecerles. Al menos, ningún programa que pudiera ser invocado en nombre de valores más nobles que el goce juvenil de vagar libremente con sus guitarras, sus guirnaldas de flores al cuello, sus lemas —"hagamos el amor y no la guerra"—. Para la conciencia burguesa, lo que Marcuse, que tan vivida influencia dejó en aquella juventud, llamaba "la conciencia feliz", toda la pintoresca parafernalia hippy —atuendos estrafalarios, barbas apostólicas, el regusto de una pobreza provocativa—, representaba una aberración. Algo irreal que se hacía realidad.
La "conciencia feliz" creía y cree que lo que es real —la sociedad opulenta para los que disfrutan de ella; la servidumbre y la frustración para el que no está inserto en ese paraíso; la desesperación de los que se ven exterminados con el pretexto de liberarlos— creían, repito, que lo que es real es racional. Los jóvenes más sensitivos de aquellos años no lo entendían así.
A mí me caían simpáticos aquellos jóvenes "vestidos de sí mismos" y no conforme a modas convencionales. Veía en ellos un signo trascendental. Años atrás yo había llegado ya a varias conclusiones que la aparición de los hippies vino a confirmar. Occidente se aproximaba a un período en el que las conciencias más sensitivas iban a experimentar —tras la angustia del existencialismo— un sentimiento de mutación, precursor de unas auténticas mutaciones reales que ya se estaban insinuando en las primeras catástrofes ecológicas de regiones donde habían desaparecido especies animales que las habían habitado desde siempre, en la gradual degeneración del medio ambiente y, sobre todo, en otro plano de realidades, en la ruptura generacional de una juventud que no quería comulgar con ruedas de molino.
Preveía yo, y bien que lo anuncié insistentemente, que una acojonante crisis de la energía —anuncié públicamente la fecha exacta, octubre de 1973—, iba a poner a parir a los que confiaban en que el cuento de hadas hecho realidad de la prosperidad del "boom" europeo iba a continuar indefinidamente.
España, preveía, sumida en la catalepsia espiritual y cultural del severo paternalismo franquista, acabaría, al finalizar el año 1975, viéndose arrastrada por el torbellino común que haría crujir lastimosamente las estructuras tradicionales del mundo antiguo, todavía en pie.
Publiqué entonces un librito. La Magia acusa a la Ciencia, en el que, con todos los rodeos y preocupaciones a que obligaba la censura, disfrazaba de inocuidad mágica una serie de ideas y vislumbres que, poco a poco, iría depurando conforme se iban sedimentando mis impresiones. La intención básica del librito era tratar de despertar —¡qué iluso optimismo!— en nuestros intelectuales de pro el interés por la Ecología, a la que atribuía un trascendental papel, no sólo en la política práctica de las naciones civilizadas sino, incluso, en la política misma. Mi último libro recogía las resonancias últimas de aquella idea, vaticinando la importancia que iba a adquirir en Francia un partido que sería denominado "ecologista". Ahí lo tenemos ya.
La presentación del librito en el "Club-Pueblo" de Madrid, al comienzo del año ' tuvo un cierto pintoresco dramatismo. Con mi melena blanca y mi "cara de brujo" de la que no soy responsable, el tono apocalíptico de mi conferencia cayó bien, en el sentido de que la imagen de un "profeta" llegado de provincias constituía una anécdota harto noticiable.
El efecto, la "anécdota" viviente del tío de las melenas blancas que acusaba a la intelectualidad española de estar sumida en un letargo ciego, agradó en el mundillo asustadizo y escamón de la vida cultural —a nivel de gacetilleros vivarachos— del Madrid de aquel tiempo.
Aquello pasó sin pena ni gloria pero, poco a poco, mis predicciones públicas comenzaron a ser noticia codiciada, y la figura del futurólogo empezó a aparecer con cierta frecuencia en TVE y en lo que el incomparable Paco Umbral define como "la prensa del corazón y del ovario". Esa que, según creo, las masas arteramente embrutecidas por la futbolatría devoran con placer.
Mi experimento público de predicción histórica fue pronto un hecho notorio. Yo había decidido emprenderlo porque entendía que la única manera de convencer a nuestros "cultitos" de las verdades que la Astrología atesora, tenía, que estribar en demostrarlo con hechos aplastantes.
En principio, yo llevaba las de perder, porque yo no venía a traer buenas nuevas ni a anunciar un futuro feliz para el mundo. Y como a la gente le gusta creer lo que quiere creer, y rechaza lo que le desagrada, mis vaticinios sobre el próximo final de las vacas gordas y sobre las perspectivas sombrías del mundo, no iban a encontrar ni buena acogido ni mucha credibilidad. Pero las contundentes evidencias sucesivas de que yo "tenía hilo directo con el futuro", fue poco a poco transformando la curiosidad anecdótica que despertaba mi pintoresquismo, en un interés respetuoso. "El viejo de los pelos blancos" sabía cosas que los demás no conocían.
He creído que a muchos lectores les puede interesar que refresque su memoria enumerando algunas de las predicciones de auténtica importancia que fui formulando, mes tras mes y año tras año, en el decurso de aquel experimento, cuyo remate final ha consistido en el éxito de mis predicciones meteorológicas para el período otoño-invierno 1976-77. Ahora, lo que me importa es que el mundo científico e intelectual calibre con justa objetividad la tremenda importancia que en todos los campos de la actividad y el interés humano puede tener la aplicación de las técnicas futurológicas que yo empleo.
La civilización tecnológica es tan vulnerable, que todo está expuesto a un colapso mortal si un atentado a gran escala destruye sus resortes vitales. La posibilidad de fabricar bombas atómicas de "confección casera" es uno de los graves peligros que amenazan a la sociedad. El objeto primordial de mi experimento predictivo, era evidenciar que la "previsión de lo imprevisible" era viable si se usaban los medios técnicos adecuados. He demostrado que así es. Y opino que, como proyecto científico y tecnológico, el perfeccionamiento de estas técnicas es hoy en el mundo un quehacer apremiantemente inaplazable. La espada de Damocles que nos amenaza pende de hebras demasiado finas.
La primera de mis predicciones públicas con cierta resonancia popular, se refirió al proyectado viaje espacial del Apolo XIII a la Luna. "No llegará a la Luna —anuncié— pues sufrirá un percance en el viaje de ida y será un milagro si sus tripulantes regresan a la Tierra sanos y salvos." La predicción se cumplió, como fueron cumpliéndose sucesivamente, en su mayoría —el índice de errores osciló siempre alrededor del 8 por ciento— los posteriores vaticinios.
Mis predicciones no consistieron siempre en anticipaciones detalladas de acontecimientos o situaciones futuras. En la mayoría de los casos consistieron en brevísimos, lacónicos pronósticos, limitados a una fecha y a un indicio. Por ejemplo: "gran tensión en China en tal fecha", "dificultades para Alemania hacia el día tal". Pero ello no invalida el hecho de que, en efecto, en el día indicado —a veces con 24 horas de anticipación o dilación— y en el país citado, se producían acontecimientos cuya importancia y cariz justificaban plenamente el pronóstico.
Para mí, al comienzo del experimento, lo más importante era obtener un índice elevadísimo de predicciones cuyo acierto recayera en las fechas, puesto que creía vital demostrar que la precisión en la prospección de acontecimientos venideros se podía lograr con una exactitud cronológica casi matemática.
En otros casos, la predicción era prolija, abundante en detalles y matices. Hubo ocasiones, como en la de mi predicción del vuelo del Apolo XIV, cuya descripción anticipada llenaba más de media página del periódico en que fue publicada o —como en el caso de mis previsiones sobre la crisis de la energía—, en que los acontecimientos pronosticados eran objeto de un razonado tratamiento.
Con respecto a esta última predicción, publiqué diversas anticipaciones breves y concisas que completé después, con una auténtica exhortación a los políticos y economistas que no sospechaban la que se nos venía encima. Pero desdeñaron olímpicamente mis advertencias.
He aquí las consideraciones que expuse en relación con la crisis anunciada:
"Los optimismos triunfalistas —profeticé tres años antes— sufrirán en 1973 un amago de infarto que evidenciará la vulnerabilidad de la civilización tecnológica y del gran capitalismo. Ruego al lector tome nota de esta predicción mía y no la olvide
Digan lo que digan nuestros vigías oficiales del futuro. Nuestros planificadores sólo pueden prever lo que es racionalmente previsible, pero en las universidades no se enseñan las técnicas que a mí me permiten prever lo imprevisible, lo insospechable, lo insólito, con un margen de error no superior al promedio de errores que puede cometer un médico, un ingeniero y no digamos un político.
En 1973 Occidente —España incluida— tendrá que apretarse el cinturón. Ya en 1972 algunos países del Tercer Mundo productores de materias primas exigieron un alto precio por esas materias. Después, en 1973, 1a incipiente escasez de ciertos productos básicos se verá agravada por ese amago de infarto mundial, precipitado quizá por un conflicto bélico. La mecha soterrada que pasa por las pirámides de Egipto, por el Sinaí, por el Eúfratres y por otros puntos que conocemos los iniciados, estropeará no pocas cenas de Baltasar. En 1973, los gobiernos de los países ricos impondrán severas medidas de restricción del consumo. Frente al socialismo de Jauja, se impondrá el socialismo del desastre. Habrán de ser revisados todos los planteamientos triunfalistas."
En Julio de 1973, en una reunión de empresarios de la Costa del Sol celebrada en el Pez Espada de Torremolinos, advertí a los asistentes que en octubre, las vacas flacas harían su inquietante aparición en los prados del triunfalismo celtibérico, y que sería prudente que se abstuvieran de pedir créditos a los bancos para acometer empresas que sólo contaban con la confianza en que todo el monte seguiría siendo orégano indefinidamente. Los que me hicieron caso se alegran hoy de ello.
También a los políticos españoles les avisé numerosas veces sobre estos y otros quebrantos. Envié cartas certificadas —que naturalmente no tuvieron respuesta— a ministros de tres gobiernos sucesivos, tratando de que repararan en el cumplimiento de las predicciones que contenían mis cartas, predicciones que se referían tanto a la próxima fecha en que dejarían de ser ministros como a sucesos que nuestros vigías del futuro no estaban en condiciones de prever. Y nada. Perdí el tiempo lamentablemente esperando siquiera un cortés acuse de recibo. Ni eso.
Al fin, en 1974, hallé oportunidad de rematar mi experimento ante el gran público. Vox populi, vox dei, como dicen. Me ofrecieron una columna diaria en el periódico Pueblo. Aunque convenientemente castrados y mutilados por aquello del "bien común", mis primeros artículos en dicho diario contenían predicciones que se cumplieron en las fechas anunciadas por mí. Y aquellos éxitos acabaron creando un clima de expectación nacional en torno a lo que decía el futurólogo Lafuente.
Otros tres aciertos consecutivos en TVE disiparon las dudas aún existentes sobre la capacidad predictiva de mis técnicas y ya desde entonces, aunque mi persona fue en muchos casos objeto de sátiras o ataques, la autenticidad de mis vaticinios y de su cumplimiento se impuso de una manera rotunda. •
Enumero a continuación las predicciones que a mi juicio merecen especial atención porque se trataba de acontecimientos o situaciones de gran trascendencia política o histórica:
Crisis de la energía. • .
Crisis económica mundial.
Salida del Presidente Nixon de la Casa Blanca.
Lanzamiento de los Apolo XIII y XIV.
Cinco crisis sucesivas de Gobierno. .
Ocaso del franquismo y muerte de Franco.
Muerte de Mao. .
Muerte de De Gaulle. . . .
Revolución portuguesa.
Sequía del verano de 1976. ,
Reelección de Nixon.
Derrota electoral del Presidente Ford.
Entre las predicciones de importancia menor pero que tuvieron gran repercusión en la opinión, citaría la correspondiente a la fecha de la muerte de Monseñor Escrivá de Balaguer, la masacre de la Olimpíada de Munich, el terremoto y reactivación del volcán de la isla de Hierro en Canarias, la devaluación del dólar, mis augurios sobre el Sahara y algunas fechas críticas de la política española, así como resultados de las elecciones en el Reino Unido.
©Rafael Lafuente 1976
Mi Experimento Público de Predicción Histórica
1969-1984
1969-1984
Por Rafael Lafuente
Soy quizás el español que más veces ha repetido en su vida el proverbio chino que el Mayo francés popularizó en occidente: "Cuando se señala a la Luna, los imbéciles miran al dedo". La razón es obvia. Son va unas dos mil veces las que durante mi experimento público de predicción histórica que ha durado quince años, he tenido ocasión de comprobar la triste verdad del refrán chino. La primera vez que señalé hacia algo que valía la pena considerar en orden a posibilidades tecnológicas «made in Spain», fue en 1969 y tuvo que ver precisamente con la Luna. Fue mi primer pronóstico a medio plazo; un pronóstico breve; pero preciso y harto explícito: «El Apolo XIII no llegará a la Luna. Sufrirá un percance técnico en el viaje de ida, y los astronautas serán muy afortunados si retornan a la Tierra sanos y salvos». La predicción se cumplió, como fueron cumpliéndose, una tras otra, todas las que siguieron a aquel ensayo experimental. Algunas me fallaron, salvo las referidas a las lluvias. El promedio de errores cometidos en mi carrera de futurólogo, osciló siempre entre un seis y un siete por ciento.
Excluyo de esa globalización los hechos importantes ocurridos en países que no figuraban en mi experimento público de predicción histórica como objeto del mismo.
Siempre he tenido a disposición de quienes desearan verificar el anterior aserto, el archivo de recortes de prensa que acreditan lo que, por lo insólito del caso, puede parecer una jactanciosa presunción. Revistas como Interviú, La Jaula, Contrastes, y otras, así como los diarios El Alcázar, Arriba, Pueblo, Noticiero Universal, Sol de España y el Diario de la Cosía del Sol, guardan en sus archivos los mismos testimonios que mi colección de artículos publicados reúne.
El resultado de mi experimento público de predicción histórica que ha durado poco más de quince años, ha sido el siguiente:
Pronósticos meteorológicos a largo plazo: 22
Acertados ............... 22
Fallidos ................. ninguno
Pronósticos políticos, económicos y de
índoles diversos: ...................... 1.972
Acertados ............... 1.838
Fallidos ................. 134
Proporción de aciertos ........ 93%.
Me parece supérfluo comentar los resultados de mi experimento. Deseo, sin embargo, aclarar que algunas de mis predicciones fallidas no fueron, en verdad, auténticos errores, sino fruto de un propósito personal; medios para alcanzar un fin ajeno al de ver cumplido mi pronóstico. Cito, por ejemplo, mis catastrófistas pronósticos sobre la proximidad de la III Guerra Mundial. Lo que me indujo a formularlos era mi deseo de convencer a los españoles de que la integración de España en la OTAN podía costar al país un precio demasiado elevado. Confiaba yo, ingenuamente, que a la vista de mis continuos aciertos predictivos, los intelectuales españoles reaccionarían vivamente cuando lancé el siniestro augurio de que la confrontación entre las dos grandes superpoten-cias podía sobrevenir a finales de 1984.
La expectación creada por el libro de Orwell, «1984», y el año bisiesto y otras circunstancias parecidas facilitaban mi propósito de que la corriente de opinión anti OTAN fuese más multitudinaria y más dinámica. Pero cometí un gran error de apreciación psicológica. Había señalado a una Luna, y nuestros indígenas notables habían mirado al dedo, displicentemente, y eso fue todo.
Otros fallos se debieron a que los datos que utilicé para elaborar mis pronósticos resultaron ser erróneos o falsos, y lógicamente, los cálculos que en ellos se basaban, estaban condenados a un fiasco.
No me importa, sin embargo, que errores que verdaderamente no lo fueron, figuren como tales. El resultado del experimento es, aún así, digno de que nuestras lumbreras diplomadas y nuestros políticos reflexionen sobre esos quince años perdidos, que de haber sido aprovechados, nos habrían permitido desmentir a Unamuno, demostrando que nosotros somos capaces de inventar cosas que a «ellos» no se les había ocurrido todavía.
Cito, a continuación, las predicciones que a mi juicio merecen especial atención porque los acontecimientos anunciados tuvieron una sobresaliente importancia política o histórica:
— Fecha y .circunstancias de las situaciones que originaron la crisis de energía.
— Recesión y crisis económica mundial.
— Guerra Indo-pakistaní y resultados de la misma.
— Dimisión del Presidente Nixon.
— Lanzamiento de los Apolos XIII y XIV y principales incidencias de los mismos.
— Seis crisis sucesivas de gobiernos en España.
— Muertes de: De Gaulle, Pompidou, Mao Tse Tung, Franco y Breznev.
— Masacre de la Olimpiada de Munich.
— Revolución portuguesa.
— Sequía de 1976.
— Derrota electoral del Presidente Ford.
©Rafael Lafuente 1976
Reivindicación de la Astrología Pura
Por Rafael Lafuente
Aunque las creencias-astrológicas populares son ridículamente absurdas y, en menor medida, también lo son las delirantes nociones mágicas de los astrólogos vulgares, tengo que admitir que, como me asisto de la Astrología para orientar mis temas prospectivos, debo decir algo sobre la vieja y vilipendiada ciencia de las estrellas. La astrología pura, la que aspira legítimamente a ser reivindicada en las aulas universitarias es, innegablemente, una ciencia que se quedó atrofiada. No hay que olvidar que Kepler, uno de los grandes atletas del pensamiento premoderno, además de un genio de la Astronomía y un brillante matemático, fue también astrólogo. Kepler reprochaba a los hombres de ciencia de su tiempo el súbito fanatismo anti-astrológico que los descubrimientos de Copérnico habían desencadenado. "Ciertamente -son palabras de Kepler- la Astrología flota en el agua sucia de anacrónicas creencias y supersticiones.
Pero no hay que arrojar ese agua sucia y con ella el bebé que flota en ese agua". Con el símil del bebé que es ajeno al agua sucia que lo baña, Kepler describió certeramente la situación de la Astrología en el tiempo en que el venerado sistema geocéntrico de Ptolomeo se vino abajo. Desde la cultura de la Grecia clásica, hasta finales del Renacimiento, la Astrología, como la Medicina, como los escarceos de la Alquimia, habían sido prótociencias embrionarias, detenidas en el lindero donde la magia y el saber científico se confunden. Los sesudos médicos del siglo XVII, que todavía estaban convencidos de que los «miasmas» o microbios nacían por generación espontánea, y que trataban a sus pacientes con purgas y sangrías no merecía más crédito científico que los astrólogos de Corte -Kepler lo fue, en la Corte del Duque de Wallenstein-: Aquellos antecesores de Pasteur y de Lister dogmatizaban sobre los diferentes humores del cuerpo humano, con la misma sesuda seriedad con que los astrólogos contemporáneos suyos pontificaban sobre los cuatro elementos esenciales del Universo: fuego, tierra, aire y agua, o acerca de las influencias mágicas de los planetas sobre el destino de los humanos. Todas las ciencias tradicionales, salvo la Geometría y las Matemáticas, eran todavía entonces ciencias bebé. Pero entre la Astrología y las restantes ciencias existió ulteriormente una diferencia histórica capital: la Astrología, al ser expulsada de la Universidad en 1666, permaneció en su estado embrionario, en tanto que las restantes disciplinas académicas, fueron cultivadas con acendrada perseverancia, hasta alcanzar el prodigioso desarrollo de nuestro siglo.
Fieles al rigor racionalista que debe presidir nuestra exploración por un campo todavía desconocido por la Universidad, hemos de descartar la simplista creencia en la influencia mágica de los astros sobre la vida humana. Sin embargo, no podemos descartar un aspecto de la Astrología cuya importancia real trasciende los límites de la Ciencia y abre perspectivas inéditas al conocimiento unitivo que Aldous Huxley soñara cuando se refería al sabio cabal, que sabe relacionar el átomo y la galaxia, y ambas cosas con los asuntos de la vida diaria.
En quince años, en el curso de un experimento público de predicción histórica, de un total de más de 1.900 predicciones he acertado un 93%. Como «test» de mis técnicas de prospectiva, el resultado ha sido brillante. Pero como el sustrato de mi eficaz metodología es una astrología que funciona tan convincentemente como cualquier ciencia empírica, algo habré de decir sobre ese milenario saber cuya aplicación a mis técnicas de prospectiva me ha prestado servicios tan notablemente eficaces.
No voy a explicar como funciona la Astrología. Hay disponibles en las librerías tantos tratados o prontuarios de astrología, que ello me exime del trabajo de repetir lo que esos tratados explican. Lo que me interesa explicar es otra cosa de mayor enjundia: ¿POR QUE FUNCIONA LA ASTROLOGÍA?.
Quizá podamos hallar la respuesta a esa pregunta en el campo del proceso natural más importante para la vida: la interacción de las radiaciones cósmicas con la materia. La ciencia nos enseña que las radiaciones electromagnéticas ejercieron un papel decisivo en la formación de la primera materia orgánica aparecida en nuestro planeta. Su interacción con los hidrocarbonos, aminoácidos, etc. originó la construcción de las primeras combinaciones moleculares capaces de cubrirse con una membrana superficial y reproducir copias de sí mismas. EÍ portento cósmico del nacimiento de la vida fue posible gracias a esas interacciones. Pero la energía electromagnética y los elementos físicos y químicos que participaron en la creación de sistemas vivos, siguen participando en la perpetuación de las especies, al cabo de millones de años de lenta evolución. El bombardeo de radiaciones de alta energía procedentes del espacio exterior continúa siendo, como en los albores de la vida terrestre, uno de los factores fundamentales de la reproducción y conservación del mundo vegetal y animal. Usando una licencia poética, más literal que metafórica, podríamos decir que todos los seres vivos provenimos de la radiación solar. Nuestros cuerpos están formados de átomos y moléculas que producen energía química y energía eléctrica. La energía química y la energía eléctrica usadas por nuestras células, fueron un día pura luz solar; una inmensa cascada de fotones. Gracias al proceso de la fotosíntesis, la luz que nos llega del Sol es absorbida por la clorofila de las plantas, y, combinada con el agua, se transfigura en vegetales que, al ser ingeridos por el mundo animal se transforman en proteínas, grasas, etc.-
Pero tornemos al tema de las interacciones de la radiación con la materia. Sabemos que las radiaciones procedentes del Sol y del medio interplanetario que su sistema abarca, afectan a las ondas de radio, al tiempo meteorológico, y a los sensitivos sistemas vivos de la flora y la fauna planetaria. Eludo enumerar las diferentes radiaciones a las que estamos sometidos, pues su árida reseña resultaría tediosa al lector. Cito solo unas cuantas. Son harto conocidos los efectos físicos que las radiaciones provocan en diferentes sustancias: cambios estructurales en los cristales, frecuentemente acompañados de cambios de la dimensión estructural; cambios en las propiedades mecánicas estáticas, tales como la elasticidad o la dureza; activación de las moléculas, que bajo la acción de la energía ondulatoria experimentan una gran variedad de sorprendentes reacciones químicas. La emisión de rayos ultravioleta daña al DNA, interfiriendo el proceso de «replicación» de nuestras células. Muchos procesos metabólicos, fisiológicos e incluso psicológicos son periódicamente controlados por la acción de la luz. Cualquier biólogo conoce todo esto, así como los daños resultantes de una ionización excesiva. La sensibilidad a las radiaciones, por parte de las células de organismos de alta complejidad, es muy sutil. Cito algunos ejemplos más. En las células, el proceso llamado «mitosis», puede también ser perturbado por la radiación. Radiaciones de alta energía originan aberraciones en el comportamiento de los cromosomas. Todo esto es archisabido/repito, por cualquier biólogo corriente. Y sin embargo, a ningún biólogo se le ha ocurrido todavía dedicar una sola hora a reflexionar sobre esas obviedades más allá de conexiones empíricas entre radiaciones dañinas o letales y recursos terapéuticos disponibles para remediar las lesiones que tales radiaciones ocasionan. Al parecer ningún científico oficial ha sentido la tentación de meditar sobre las posibles interacciones existentes entre el hombre considerado como sistema, y ese otro inmenso sistema -el universo solar- en el que el hombre vive inmerso. Por supuesto, lo que corresponde al biólogo es observar a través del microscopio la realidad implícita de su específica parcela científica. Pero su concepción de la realidad se enriquecería sobremanera si, de tarde en tarde, observara la realidad a través del telescopio.
Volvamos un momento sobre lo expresado al comienzo de este capítulo. Si la vida terrestre surgió de la interacción de las radiaciones cósmicas con los elementos químicos ya citados, ¿como es que los científicos al alcanzar tal conclusión, ponen punto y final a su inquisitivo interés por la cuestión y renuncian a preguntarse cual es el «role» de las radiaciones respecto a los sistemas vivos actualmente existentes al cabo de un proceso evolutivo que comenzó hace millones de años tras las primeras rudimentarias eclosiones biológicas terrestres?. ¿Qué misterioso bloqueo mental o psicológico impide a los científicos indagar sobre la actual interacción de los elementos que participaron en la aparición de los primeros mamíferos, por ejemplo?. ¿Es que quizás sospechan que esa interacción se extinguió a lo largo del devenir evolutivo de las especies?. ¿Creen acaso que la semilla de la vida, una vez germinada, es ajena a los procesos vitales de su fruto?. Así parece ser, por cuanto nadie tiene noticia de que el mundo científico se halla preocupado de investigar lo que las anteriores preguntas demandan. Si, como sería estúpido negar, esa interacción sigue ejerciendo un papel importante en el mundo biológico del presente, ¿por qué menosprecian la afirmación de los pobres, ignorantes astrólogos, de que el mundo estelar influye sobre la vida terrestre?... ¿Acaso la ciencia misma no sostiene una afirmación semejante, al enseñar que gracias a las energías electromagnéticas procedentes del mundo estelar y a su interacción con elementos químicos diversos, los ancestrales océanos incubaron las formas de vida primigenias?.
Cuando el pensamiento científico se topa con hechos o ideas que no es capaz de comprender, reacciona culpando al hecho de su propia incapacidad para comprenderlo. Termino este capítulo con un pensamiento de Humbolt: «Un escéptico que rechaza los hechos evidentes, sin ahondar en ellos, comete una forma de tontería mucho más funesta que la pasiva credulidad de los tontos a secas».
©Rafael Lafuente 1976
La Futurología
Por Rafael Lafuente
Desde los años cincuenta, la incertidumbre mundial sobre el porvenir de nuestra especie indujo a las capas pensantes de Occidente a ensayar métodos racionales de ideación anticipadora, encaminada a prever o a diseñar futuros posibles, ayudando así a las clases dirigentes a planificar el provenir. En ese empeño, el Club de Roma dio el do de pecho.
En la universidad española, encadenada todavía en muchos aspectos a tradiciones momificadas, no existe dedicación alguna al estudio de técnicas que, de un modo u otro, tienen por objetivo la previsión del futuro. Es justo aclarar que tal laguna es común a la mayoría de las universidades occidentales, si bien ésta omisión se encuentra compensada fuera de España por la existencia de instituciones que trabajan sobre aspectos diversos de la pronosticación, particularmente en sus aplicaciones a la tecnología, la economía y la ecología.
También en el mundo socialista proliferan esta clase de estudios. En España, donde la mediocridad y la incompetencia han sido durante cuarenta años títulos de honor y jerarquía, generosamente subvencionados por los administradores del bien común, no existe ninguna entidad consagrada eficazmente a esta ciencia novísima. Sólo estoy yo, en solitario, haciendo la guerra por mi cuenta, como aquel generalito mejicano del chascarrillo.
No faltan, por supuesto, ilustres estudiosos que se afanan plausiblemente en estudiar la futurología de corte académico, pero son más bien estimables teóricos que carecen de valor instrumental para saber si va a llover mucho o poco el invierno que viene, o quién podrá ser el presidente del próximo gobierno de S. M.
La palabra futurología, viene siendo usada por el vulgo y por los vivarachos profesionales de la información con el despiste natural de quienes no han tenido quién les enseñara algunas cosas, además de las cuatro reglas. Así es que vamos a explicar brevemente lo que debemos entender por futurología.
Como dijo alguien, no recuerdo ahora quién, todos somos futurólogos. Proyectar una acción, anunciar algo que nos proponemos hacer, o calcular a qué hora pasará por una determinada estación el tren en que viajamos —si no es de la RENFE—, equivale a predecir un fragmento de nuestro futuro. Una empresa que elabora unos planes de "marketing", un gobierno que prepara un plan de desarrollo o de reactivación de la economía, una familia que proyecta unas vacaciones estivales, no hacen sino vaticinar sobre el papel una serie de acciones futuras y de futuras situaciones derivadas de ellas. Tales vaticinios suelen cumplirse, por lo general, en sus líneas fundamentales —si no se trata de un plan de desarrollo a lo López Rodó—, a menos que unos factores o circunstancias imprevisibles originen situaciones con las que no contaban los autores del proyecto —que es lo que le pasó a López Rodó por no hacer caso del futurólogo.
La creciente necesidad de obtener información orientadora sobre lo que el futuro puede reservar a un país o a una comunidad en el campo de la política, la economía, etc., ha venido promoviendo, como dije antes, la creación en varios países de centros de futurología o prospectiva, algunos de los cuales emplean centenares de especialistas en diversas ramas del saber, dedicados a tactear las posibles líneas matrices del porvenir en los diferentes sectores de los intereses humanos.
Son famosos los think-tanks o "fábricas de pensamiento" americanas, como la Rana Corporation, la MIT, el Hudson Institute o el Resources four the Future. En Viena existe el Instituto de Investigaciones sobre el Futuro; en Francia, la Asociación Internacional Futurible, etcétera.
Hasta ahora, la posibilidad de formular previsiones objetivamente fundadas y calculables en términos de espacio-tiempo en relación con acontecimientos humanos, ha sido considerada como un problema insoluble. Las técnicas de prospectiva o futurología utilizadas por esas "fábricas de pensamiento, han demostrado su validez en lo que se refiere a la "previsión de lo racionalmente previsible". Pero su utilidad ha resultado prácticamente nula en el campo de la previsión de hechos o situaciones inesperadas que, de manera súbita, alteran totalmente los factores tenidos en cuenta para la elaboración de las previsiones.
Un ejemplo relativamente reciente de esa limitación pronosticadora, fue la guerra árabe-israelí de 1973 y la subsiguiente crisis del petróleo, que convirtieron en papeles mojados no pocos trabajos de prospectiva sobre precios de carburantes y posibilidades industriales.
Planificaciones minuciosas, estudios de mercado cuidadosamente elaborados, quedaron repentinamente invalidados por la decisión árabe de restringir y encarecer
Los suministros petrolíferos. El hecho de que ningún futurólogo de corte académico hubiera previsto la crisis de la energía y la subsiguiente crisis económica a que aquella dio lugar, mermó considerablemente el prestigio de las costosas fábricas de pensamiento. El único futurólogo del mundo que previo aquella crisis y que, incluso, profetizó la fecha y las circunstancias en que dicha crisis se produciría, fue el autor de estas líneas.
En el terreno de la prognosis tecnológica, esas fábricas de pensamiento futurológico han probado, repito, ser útilísimas. Pero en otros campos, su labor de modernas Casandras se ve limitada por la teórica imposibilidad de vislumbrar hechos y situaciones futuras de naturaleza súbita y fortuita. La Futurología al uso opera sobre hechos conocidos y hechos racionalmente previsibles, y sobre esos pilares, asistida por la Cibernética y la Estadística, construye ideaciones cuya materia prima es lo racionalmente conjeturable.
Las limitaciones teóricas de la futurología o la prospectiva —imposibilidad de prever lo imprevisible, lo súbitamente accidental, lo súbitamente catastrófico— han sido aceptadas por los futurólogos como inherentes a la naturaleza de las cosas.
Pero esas limitaciones son, hasta cierto punto, superables. Llevo ocho años demostrándolo. Las técnicas de prospectiva utilizadas por los institutos de futurología en los países científicamente adelantados, se han venido basando en encuestas, cálculos de probabilidades, estadísticas y, por supuesto, en la capacidad humana de ideación de lo racionalmente previsible o probable.
La prospectiva de sistemas —basada en gran parte en la Astrología— viene a ampliar y profundizar los campos de acción de la Futurología. La prospectiva de sistemas se ocupa específicamente de prever esos factores imprevisibles que la Futurología académica descarta como imposibles de detectar. Puede detectar en el futuro lo que la futurología subvencionada no puede detectar si continúa insistiendo en sus actuales técnicas. La prospectiva de sistemas, aspira a combinar todas las modalidades de previsión obtenida mediante el empleo de las técnicas que yo utilizo. De modo que, al elaborar un plan de marketing, o constituir una empresa, o planear un Plan de Desarrollo, gracias a esas técnicas nos hallamos en condiciones de saber de antemano todo lo esencialmente importante que puede suceder en el futuro, como fruto de la acción emprendida o que se proyecta emprender. Esas técnicas se basan, principalmente, en la realidad de unos fenómenos de sincronicidad cosmo-geo-rítmica que hace miles de años habían sido observados y estudiados por los astrónomos-astrólogos. Definición: conjunto de técnicas de precognición racional que nos permite prever, con exactitud cronológica casi perfecta, cómo se desarrollará en el futuro una acción o empresa.
©Rafael Lafuente 1976
Tras estos textos de Rafael Lafuente hablemos ahora de quien le inició en la Ciencia de Urania, el gran astrólogo suizo, Kart Ernst Krafft:
La Batalla astrológica de la II Guerra Mundial
Hitler fue asesorado por astrólogos para diseñar sus operaciones e Inglaterra tuvo un Departamento de Investigación Psicológica, para montar predicciones astrológicas contra el «Führer»
ABC
En el verano de 1941, durante una convención en Cleveland de la Federación Americana de Astrólogos (AFA, por sus siglas en inglés), Louis de Wohl aseguró que Hitler estaba tomando decisiones militares en la guerra bajo el asesoramiento de «los mejores astrólogos alemanes», los cuales estaban conspirando para que Alemania atacara a Estados Unidos. La invasión, según Wohl, se iba a producir en la siguiente primavera, una vez que Saturno y Urano, los dos planetas «maléficos», hubieran entrado en géminis, el signo del país entonces gobernado por Roosevelt. Así, como lo oyen.
Louis de Wohl
Esta interpretación del que fue, además de astrólogo, uno de los grandes escritores de novela histórica de siglo XX, era cuanto menos frívola si tenemos en cuenta que en la Segunda Guerra Mundial murieron más de 70 millones de personas. Pero lo cierto es que la interpretación de las estrellas, por extraño que parezca, tuvo cierto papel en el devastador conflicto, y no solo en la mente de los jerarcas nazis.
Según comentó De Wohl a aquellos crédulos espectadores, «Estados Unidos siempre había sido objeto de graves sucesos cuando Urano transitaba por Géminis». Su evaluación «especializada» iba más allá, al asegurar que las estrellas presagiaban un inminente desastre para Hitler: «No podemos predecir una fecha exacta –añadió–, pero si Estados Unidos entra en la guerra antes de la próxima primavera, él está condenado», declaró.
El juego de los astros
Lo que nadie se dio cuenta es que la conferencia de Wohl era un burdo intento de propaganda por parte del Gobierno británico para arrastrar a la administración Roosevelt hacia al enfretamiento directo con la Alemania nazi. Quería aplastarla fuese como fuese, y los ingleses sabían que la astrología podía ser una de esas vías persuasivas, después de que el 2 de noviembre de 1939 el astrólogo suizo Kart Ernst Krafftinformara al mando alemán, tras su interpretación de los astros, de queHitler corría peligro entre los días 7 y 10 de ese mes.
Recorte de prensa del New York Sun
Cuando el 8 de noviembre Hitler sufrió el atentado de Munich, en el que murieron ocho personas -aunque él no-, y la Gestapo comprobó que Krafft no sabía absolutamente nada de aquella conspiración, los nazis comenzaron a dar crédito a sus predicciones y establecieron un Departamento Astrológico. El objetivo era que dicha sección sirviera de apoyo a la hora de diseñar sus operaciones militares.
Pronto los ingleses tuvieron su homólogo, con Louis de Wohl a la cabeza, tras formar en septiembre de 1940 el Departamento de Investigación Psicológica, que se encargaba de crear predicciones astrológicas contra la Alemania nazi. Y como en 1937 Wohl había titulado su autobiografía, con cierto humor, bajo el título de «Yo sigo a mis estrellas», se convirtió candidato perfecto para su dirección.
Su debut como astrólogo coincidió con los bombardeos de Londres por parte de Alemania, en una aciaga noche en la que dijo: «Cuando tenemos que vivir cerca de la muerte día tras día, percibimos mejor que todo depende, no de bombas, ni de uno mismo, si no principalmente de Dios».
Guerra psicológica
De Wohl, como empleado de la unidad de sabotaje durante la guerra (SOE), había recibido instrucciones de marchar a Estados Unidos y presentarse como un reconocido astrólogo, con el fin de derrumbar la creencia en el país de que Hitler era invencible. Y no se les ocurrió otra cosa que utilizar la predicción astrológica, tan extendida entonces.
Wohl dio conferencias por todo el páis y fue entrevistado por un buen número de periódicos, bajo títulos como «Un vidente ve un complot para matar a Hitler» («New York Sun»). La prensa publicó cartas de Karl Ernst Krafft, que supuestamente había conseguido Wohl, en las que el astrólogo suizo aseguraba que Hitler no ganaría la guerra. O informes como el de «Los Angeles Times», en los que Wohl hacía sus predicciones, asegurando que, a menos que Estados Unidos se uniera en el esfuerzo de derrotar a los nazis, Alemania invadiría el país a través de Brasil.
Es como si el mundo comenzara a creer que las estrellas tenían algo que decir en Segunda Guerra Mundial. Wohl, que ganó mucho crédito, no vacilaba en hacer predicciones más puntuales, algunas de la cuales parecían cumplirse. El mundo entero se vio contagiado por esta fiebre de pronósticos: un periódico de El Cairo publicaba las profecías de un astrólogo egipcio sobre la caída de Hitler, en Nigeria ocurría lo mismo con un sacerdote y en Sierra Leona con un astrónomo.
Astrólogo aficionado
Nadie sospechaba que los informes publicados por la prensa fueron filtrados por el MI5 o que la carta de Krafft era una invención. Y ni que el joven novelista nacido en Berlín era un astrólogo aficionado que, en momentos de penuria económica, había aprovechado esta afición para sacar dinero como vidente entre los círculos más poderosos de Londres.
Dada naturaleza de su clientela, que incluía diplomáticos extranjeros y personal militar, llamó la atención del MI5, que lo reclutó para su Departamento de Investigación Psicológica, que, por otro lado, estaba formado por él solo como una herramienta de propaganda.
¿El objetivo? Asustar a los alemanes, a quienes el destino de las estrellas, como demostraba su propio departamento astrológico, no era algo que les despreocupara. Las estrellas «hablaron», pero ni Hitler murió pronto, ni Alemania perdió la guerra de inmediato. Aún tuvieron que pasar cuatro años más… y producirse millones de muertos.
Karl Ernst Krafft
1900 - 1945
Después de graduarse de la Universidad en matemáticas, trabajó durante 10 años en un gran libro titulado rasgos de Astro-biología. En él expone su propia teoría de la "Typocosmy": la predicción del futuro basada en el estudio de la personalidad de un individuo, o tipo.
KARL ERNST KRAFFT
10 Mayo 1900
Como sucede en gran número de casos en los grandes astrólogos
el contacto Júpiter - Urano, en este caso una conjunción, está presente en el gráfico radical de Krafft
Durante la década de 1930, cuando Hitler llegó al poder, Krafft gozaba de un status único entre los ocultistas y profetas en Alemania. Los nacional socialistas, más tarde se convertirían en sus mecenas, y finalmente como sucedió en el caso de otros ocultistas y masones, sus verdugos.
Mientras que el estado Nazi perseguía a los astrólogos, Rudolf Hess y Heinrich Himmler les consultaban. Krafft se traslada a la órbita de la elite Nacional Socialista en Noviembre de 1939, a raíz de una predicción notable. Predijo que la vida del Führer estaría en peligro entre el 7 y el 10 de Noviembre. El 2 de Noviembre escribió a un amigo, el Dr. Heinrich Fesel, quien trabajó para Himmler, advirtiéndole de un atentado contra la vida de Hitler. Fesel presentó el gráfico, el 2 de Noviembre de 1939 informaba confidencialmente al mando alemán que la vida de Hitler estaría en peligro entre los días 7 y 10 de ese mes.
Efectivamente, el atentado de Munich tuvo lugar el día 8. Pero nadie había hecho caso a Krafft. Los interrogatorios de la Gestapo probaron que Krafft nada sabía de la conjura y, desde este momento, la guerra psicológica tuvo en Alemania un departamento astrológico, que pronto tuvo su contrapartida por parte inglesa con Louis de Wohl. Este había publicado su autobiografía en 1937 bajo el título "I follow my Stars", con lo que el mando militar se fijó en su persona para esa función. De este modo, pasó a estar en nómina en la Special Operations Executive (SOE). A partir de Septiembre de 1940 dirigió el Departamento de Investigación Psicológica en Londres, encargado de preparar predicciones astrológicas contra la Alemania nazi.
El 8 de Noviembre, una bomba explotó en el hall de una cervecería en Múnich. Hubo muchos heridos, pero el destino mantuvo ileso a Adolf Hitler. Los periódicos informaron que Fesel estuvo cerca de la catástrofe y envió un telegrama a Hess, llamando la atención sobre la predicción de Krafft, que fue detenido y llevado a la sede de la Gestapo en Berlín. Interrogado pronto demostró que era inocente del atentado contra la vida del Führer. Después de su liberación fue convocado por el Ministerio de Propaganda del Reich, dirigido por el Dr. Joseph Goebbels. Goebbels había adoptado recientemente a Nostradamus, tratando de exprimir propaganda de alguna de sus profecías. Encargó a Krafft, la misión de descifrar las crípticas Cuartetas. En Enero de 1940, Krafft comenzó a trabajar en una versión Progermánica de Nostradamus.
Krafft estaba convencido de que las profecías de Nostradamus presagiaban bien para el Tercer Reich. Decenas de miles de panfletos basados en sus interpretaciones de las Cuartetas de Nostradamus se distribuyeron en varios idiomas. Esto pronto llegó a la atención del Führer. En la primavera de 1940 realizó e interpretó la lectura del horóscopo privado de Hitler a un ayudante, puesto que Krafft nunca conoció a su líder. Más tarde él se jactaría ante algunos amigos diciendo que entonces había mencionado, que le parecía un error, ya que el tempus astrológico no acompañaba para realizar un ataque contra la URSS. Hitler, impaciente por lanzar la Operación Barbarroja después de que ya había triunfado en Occidente, retrasó en realidad sus operaciones en el Este hasta el siguiente mes de Junio. El impresionante éxito de los primeros días de Barbarroja le convenció que Krafft tenía grandes poderes.
La Inteligencia británica llegó a estar tan preocupada ante la idea de que la guerra de su oponente fuese prevista por un místico que, por una vez, contrataron los servicios del astrólogo Louis De Wohl. (n. 24 de Enero de 1903 en Berlín - † 2 de Junio de 1961 en Lucerna). De Wohl fue, además de astrólogo, uno de los grandes autores de novela histórica del siglo XX. Su verdadero nombre era Ludwig von Wohl, pero utilizó el seudónimo Louis de Wohl en todas sus publicaciones. Nació en Alemania como hijo de padre húngaro y madre austriaca y vivió allí hasta 1935. Como tenía antepasados judíos y era enemigo del Nacional Socialismo, la llegada de Hitler al poder le impulsó a iniciar una nueva vida en Inglaterra. Allí participó en la II Guerra Mundial, llegando a ser capitán de la armada británica, dentro del campo de la guerra psicológica. Actualmente es bien conocido que los astrólogos desempeñaron un cierto papel durante la última guerra mundial. De Wohl abandonó después de varios meses, al no haber logrado adquirir evidencias serias sobre la obra de Krafft.
Krafft había advertido a los dirigentes del Reich que para estar seguros de la Victoria, Alemania debía finalizar la guerra en 1943. Su estrella todavía estaba en ascenso cuando Rudolf Hess realizó en solitario en 1941 su sorprendente vuelo secreto a Escocia. Hitler estaba indignado. Hess había sido el mayor defensor de lo oculto entre la élite del Partido. Como consecuencia de su acción, Hitler ordenó una purga de Astrólogos, ocultistas y otros sabios. Krafft resultó detenido entonces y estuvo en prisión durante un año. Posteriormente fue enviado a trabajar en los horóscopos de generales aliados y almirantes, tenía a Kurd Kisshauer de Amt Rosenberg como su persona de contacto. En una de sus predicciones, al ver los gráficos natales de Rommel y Bernard Montgomery, adversarios en la guerra del desierto, comentaría: "Buen gráfico el de este hombre, Montgomery, es sin duda más fuerte que el de Rommel".
Más tarde la salud de Krafft comenzó a fallarle y acabaría sufriendo complejo persecutorio. Escribió a un alto funcionario prediciendo que bombas británicas muy pronto destruirían el Ministerio de Propaganda en Berlín (otra predicción acertada). La carta fue transmitida a la Gestapo, quienes le veían como un traidor. Como consecencia fue nuevamente encarcelado en condiciones precarias, donde contrajo el tifus que le conduciría a su muerte, el 8 de Enero de 1945 en su traslado hacia el campo de concentración de Buchenwald
Karl Ernst Krafft
(1900 - 1945)
Breve reseña de su vida
Karl Ernst Krafft nació en Basilea el 10 de Mayo de 1900. Su padre era director de una fábrica de cerveza. Krafft tenía una hermana, Anneliese, nacida el 18 de Septiembre de 1901, que a finales de Abril de 1919, murió por tuberculosis.
De 1920 a 1925, Krafft estudió, primero en Basilea, y más tarde en Ginebra y Londres, estadística, química, matemáticas, física y Astronomía. Pero en ninguno de sus estudios obtuvo una licenciatura.
En 1925, Krafft comenzó a trabajar como librero en la librería esotérica, Quo Vadis, en Ginebra. A partir la 1926 y hasta 1932, trabajó como consejero de empresa, al principio en Orell Füssli Editores, situada en Zurich, y dirigida por Oscar Gühl, más tarde en las tiendas, Globus, dirigidas por Hans Mahler, uno de los cuñados de Gühl. En su trabajo como consejero de la compañía, Krafft aplicaba sus conocimientos de astrología y grafología.
Durante los años veinte, Krafft intentó demostrar por medio de la investigación estadística que dentro de las familias existían ciertos patrones astrológicos repetitivos que estaban presentes en el nacimiento y en la muerte. Además, realizó investigaciones sobre los Horóscopos de músicos para demostrar que ciertos patrones astrológicos estaban presentes repitiéndose constantemente en ellos. En 1923, estas investigaciones fueron publicadas en el folleto "influencias cosmiques su l humain"; En 1939, publica de nuevo resultados de su investigación en el libro "Traité d'Astro-Biologie". En el transcurso de los años, Krafft adquirió una buena reputación como un astrólogo, capaz de predecir certeramente. Al principio de los años 30, Krafft desarrolló un buen número de teorías que después aglutinó bajo la denominación de "Typokosmie", sobre ellas impartió conferencias en innumerables ciudades de Suiza y Alemania.
En Mayo de 1937, Krafft se casó con Anna Theresia van de Koppel, una mujer holandesa que había conocido en 1930. Unos meses más tarde, se trasladaron desde Suiza a Urberg, un pequeño pueblo situado en La Selva Negra, en Alemania. Su matrimonio seguía careciendo de descendencia. Después de la guerra, Anna Theresia van de Koppel traduciría al holandés tres publicaciones religiosas de Romano Guardin: "Oefenschool voor het gebed" (La haya, 1952); "Theologische gebeden" (La haya, 1956) y "Tijdperken des levens - hun ethische en pedagogische betekenis" (La haya, 1957).
En Octubre de 1939, Krafft comienza a trabajar en "Amt VII-B1 de la Reichssicherheitshauptamt", un grupo, existente en Alemania, dedicado al Ocultismo, la Masonería y sus ritos. La misión de Krafft era escribir "columnas", una mezcla de comentarios políticos y económicos y de vez en cuando, especulaciones, basadas en los ciclos planetarios. Según afirma el investigador británico Ellic Hoween, Kraffft escribió en su columna del 2 de Noviembre de 1939, que la vida de Hitler estaría en peligro entre el 7 de Noviembre y 10 de Noviembre de 1939, y que las posibilidades apuntaban a una tentativa de atentado mediante el uso de explosivos. Pocos días más tarde, el 9 de Noviembre de 1939, se dió a conocer que Hitler, había escapado a un intento de asesinarlo la noche anterior en Munich,
Krafft envió un telegrama a Rudolf Hess, diputado de Hitler, en el que señalaba su predicción cumplida y le advirtía que los próximos días también serian peligrosos, eso motivó su detención por la Gestapo, que sospecharon del conocimiento que tenía de los hechos, considerándole partícipe en ellos. Posteriormente Krafft es trasladado a Berlín donde sufre más interrogatorios por el Sicherheitsdienst. No obstante Kraffft se las arregló para convencerles de que no había tenido nada que ver con el atentado.
En relación con la cuarteta 03-57 de Nostradamus que parecia enlazar con la invasión en Septiembre de 1939 del Ejercito Alemán sobre Polonia, el Dr. Paul Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda en la Alemania nazi, hizo planes para utilizar las profecías como arma de guerra psicológica. Goebbels ordenó ejecutar su propuesta al Dr.Hans-Hermann Kritzinger indicándole que debía buscar un erudito en profecias -a fin de hacer uso de ellas relacionándolas con la guerra, para hacer uso de ellas como arma de guerra psicologica, Krafft fue elegido, y convocado a Berlín durante el mes de Diciembre de 1939, con el fin de comprobar si era capaz de llevar a cabo el encago. En Enero de 1940, el Krafft se trasladaría a Berlín, donde trabajaría por orden de la Reichssicherheitshauptamt hasta la primavera de 1940, escribiendo una introducción manipulada y duramente censurada, sobre las Profecías, que finalmente se publica, añadida en forma conveniente a la edición auténtica de 1535, incluyendo las partes falsas en la edicion facsimil, de tirada numerada publicada por B.Rigaud en otoño de 1940. El contacto entre Krafft y Kritzinger existía desde finales de 1925 y se mantuvo hasta el verano de 1940. Después del establecimiento de Krafft en Berlín, se reunían con frecuencia y discutían las Cuartetas, desde el punto de vista propagandístico. La relación fue conflictiva. Kritzinger pensaba que Krafft hacia comentarios en ocasiones demasiado drásticos, mientras que Krafft le acusaba de haberle utilizado. y sustraido partes del original.
Desde Abril de 1940 hasta su detención el 12 de Junio de 1941, Krafft trabajó como traductor en la Deutsche Nachrichtenbüro. En el verano de 1940, escribió, por orden del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, el texto de propaganda titulado "Nostradamus sieht die Zukunft Europas", publicado en 1941 y traducido en seis idiomas.
Desde Abril de 1940 hasta su detención el 12 de Junio de 1941, Krafft trabajó como traductor en la Deutsche Nachrichtenbüro. En el verano de 1940, escribió, por orden del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, el texto de propaganda titulado "Nostradamus sieht die Zukunft Europas", publicado en 1941 y traducido en seis idiomas.
El 12 de Junio de 1941, Krafft es detenido debido a la Aktion Hess, una redada sobre astrólogos y ocultistas en Alemania consecuencia del vuelo secreto de Rudolph Hess efectuado hasta Escocia la madrugada del 10 de Mayo de 1941, sobre el que se había escrito en medios alemanes que durante años, debido a su grave enfermedad, se había refugiado cada vez más entre magnetizadores y astrólogos, a los que se hacía responsables de haber influido en su persona negativamente.
Desde su detención el 12 de Junio de 1941, hasta su muerte en el campo de concentración de Buchenwald acontecida el 8 de Enero de 1945, Krafft permanería encarcelado. Durante el verano de 1942, recibe el encargo de analizar los gráficos natales de generales y estadistas afines con el fin de su uso como arma de guerra psicológica del Ministerio de Propaganda. Cuando finalmente se le hizo claro que los empleados del Ministerio de Propaganda utilizaban a discreción sus conocimientos para beneficio propio, Krafft comenzó a sufrir de psicosis y predijo que el Ministerio de Propaganda sería golpeado por bombas como castigo por obligarle a rebajar el nivel de su conocimiento forzándole a efectuar predicciones vulgares. Como resultado de ello se decidió dejar de emplear sus servicios para producir propaganda de guerra.
Desde su detención el 12 de Junio de 1941, hasta su muerte en el campo de concentración de Buchenwald acontecida el 8 de Enero de 1945, Krafft permanería encarcelado. Durante el verano de 1942, recibe el encargo de analizar los gráficos natales de generales y estadistas afines con el fin de su uso como arma de guerra psicológica del Ministerio de Propaganda. Cuando finalmente se le hizo claro que los empleados del Ministerio de Propaganda utilizaban a discreción sus conocimientos para beneficio propio, Krafft comenzó a sufrir de psicosis y predijo que el Ministerio de Propaganda sería golpeado por bombas como castigo por obligarle a rebajar el nivel de su conocimiento forzándole a efectuar predicciones vulgares. Como resultado de ello se decidió dejar de emplear sus servicios para producir propaganda de guerra.
En Febrero de 1943 y tras haber solicitado su excarcelación mediante una carta remitida a un empleado de la Reichssicherheitshauptamt que en ocasiones había discrepado sobre su encarcelamiento, Krafft cae definitivamente en desgracia mientras se recuperaba del tifus que había contraído en Marzo de 1943 es transferido al campo de concentración de Sachsenhausen. El 27 de Noviembre de 1944, llega al campo de concentración de Buchenwald, donde muere el 8 de Enero de 1945. [1]
Krafft y su relación con la interpretación de las Profecías
Las investigaciones de Krafft y sus publicaciones sobre las Profecías pueden dividirse en dos períodos: Un primer período, en el que fundamentalmente se dedica en forma voluntaria a la investigación bibliográfica de las Profecías y un segundo período en el que, además de continuar esa investigación es forzado (bajo órdenes extrictas) a escribir sus conclusiones en forma de manipulada propaganda nacionalsocialista, basada en comentarios manipulados sobre el cumplimiento de Profecías a través de los Siglos.
A.- El primer período se extiende entre 1920 y 1939: Investigación bibliográfica y su explicación.
En una carta censurada del 14 de Marzo de 1940, dirigida a Viorel Virgilio Tilea (1896-1972), Embajador de Rumanía en Londres, con que él mantenía correspondencia desde 1937, Krafft escribe que había empleado, por propio interés en ello, más de 20 años intentando descifrar el contenido de las Cuartetas de Nostradamus. [2] Esto significa que en 1920, Krafft ya aestaba interesado en las Centurias. Durante ese año, Krafft Leyó numerosos libros sobre Astrología, Ocultismo y Espiritismo. Su interés en estos fenómenos se relacionó entonces con la muerte de su hermana, Anneliese, que había falleicido en 1919. Un suceso que sorprendió de tal forma a sus padres que buscaban apoyo en consultas espiritistas. En 1917, Krafft había tenido un sueño profético que le avisaba de su muerte próxima... [3]
En la mencionada carta a Tilea, Krafft escribe también que durante unos años, había publicado bastante sobre su estudio de Nostradamus. Estudiando la bibliografía que figura al final de este artículo, hemos encontrado las siguientes referencias y titulos:
- Una publicación, que data de 1934, en la que Krafft estudia y comenta aceca del concepto de Germania Grande; Krafft, en la página XXV de esta publicación titulada "Prophéties Einführung zu den Maistre Michel Nostradamus" se refiere en las Centurias (que incluyen las copias, añadidas por Krafft, a la edición de 1568) publicadas por B.Rigaud, Frankfurt am Main, 1940), sin mencionar el título de esta publicación.
- Artículos en la publicación mensual Zenit - Zentralblatt für astrológica Forschung (Düsseldorf):
- 1935, # 7/8: Michael Nostradamus.
- 1935, # en 9 10: Um Nostradamus.
- En de # 11 1935, 12: dado del und de Nostradamus Sterndeutung.
- 1936, # 7/8: dado del und de Nostradamus Aktualität.
- Nostradamus et ses Prophéties, publicado en el mensual Urano, revue de synthèse religiones, artes, filosofías, Ciencias (Bruselas, agosto de 1937)
- Tratados de Nostradamus en Traité d'Astro-Biologie (Bruselas, 1939).
- Un Comentario en 1939 a los quatrains Krafft 53 03 y 05-94, en el que había descrito acontecimientos militares que según él en 1940. Krafft se refirió a estos comentarios en la página XXV en el modelo...
Sin duda alguna, Krafft publicó más de lo que se menciona en este ensayo, sobre las Centurias y Nostradamus durante el período comprendido entre 1920 y 1939.
En referencia al comentario de Krafft sobre el concepto de Grande Germanie en referencia a la Alemania de Hitler, plantea la idea que de que en 1934, estaba convencido de que las Centurias contienían predicciones reales acerca de la Alemania Nazi. En sus artículos escritis en 1935 y 1936 en la revista mensual Zenit, editada por el astrólogo alemán Dr. Hubert Korsch, Presidente de la Zentralstelle astrológica, había escrito sobre las ediciones de las centúrias, las explicaciones y los métodos de explicación que se publicaron en el curso de los años, incluyendo las predicciones sobre Napoleón y la guerra mundial que Krafft consideraba se habían cumplido. Además, intentó derivar de Las Centúrias los métodos astrológicos que presumiblemente Nostradamus había utilizado. Estos artículos no contienen la menor alusión al nacional-socialismo. [4]
En el artículo titulado "Nostradamus et ses Prophéties", publicado en Agosto de 1937 en la revista mensual, Urano, editada por Théodore Chapellier, Krafft vincula la cuarteta 05-74 con el ascenso de Hitler y la persecución de los judíos. [5] Según una "interpretación de la cuarteta", que publicó en 1940-41, fue en 1938 cuando había relacionado la cuarteta 01-64 con la I Guerra Mundial.[6]
B._ El período 1940-1941: investigación bibliográfica, su explicación y propaganda nacional socialista
En diciembre de 1939, Fesel ordena a Krafft su futuro trabajo propagandista, considerado alto secreto. En la primera semana de Enero de 1940, Krafft se traslada a Berlín donde firmar una declaración en la que se compromete a observar estricto secreto sobre Nostradamus y su investigación astrológica.[7]
Las publicaciones de Krafft en este período se pueden dividir en dos grupos: Uno, que consiste en publicaciones que fueron resultado de su investigación bibliográfica sobre las centurias o su explicación y un segundo grupo, integrado por publicaciones, significadas dirigidas a la propaganda.
1. bibliográfica investigación y explicación
- Les Propheties de Maistre Michel Nostradamus, Bildgetreuer, vergrösserter Abdruck einer der Ausgabe "Prophéties", erschienen bei Benoist RIGAUD Lyon unter dem referencia 1568 (Frankfurt am Main, de 1940, en este sitio web llamado: la "copia de 1940 Krafft"), una fotocopia de la edición de 1568 B.Rigaud de los siglos, que Krafft añadido un índice alfabético de cuartetas.
- -Nostra Damur; ediciones privadas de Krafft, significado como un suplemento a la copia de Krafft de 1940; el primer número lleva a la fecha 08 de noviembre de 1940;el segundo número lleva a la fecha 31 de enero de 1941. [8]
2. publicaciones, significadas para la propaganda
- Modelo zu den PROPHÉTIES de Maistre Michel Nostradamus (Frankfurt am Main, 1940).
- · El danés, Francés, Húngaro, Portugués, rumana y español traducción de die de Nostradamus sieht Zukunft Europas, un propagandatext nacional-socialista que Krafft escribió en mayo y junio de 1940 y que fue terminada en agosto de 1940. Traducciones - Francés uno de Krafft mismo entre agosto y octubre de 1940 - fueron publicadas en 1941. [9]
En marzo de 1940, el dr. Gunter Altenburg, jefe de la sección de información del alemán Ministerio de relaciones exteriores, buscando formas de influir en las personas de países neutrales y hostiles por medio de propaganda, basada en la astrología y ocultismo, se refirió a una carta por Krafft, publicado en el periódico de Geneva La Suisse, en el cual Krafft respondió a declaraciones de colega-siglo-eruditos y habla en términos de Pro alemán. Altenburg no mencionó la fecha de publicación de la carta de Krafft.
En 1941, Krafft celebró una serie de conferencias sobre Nostradamus en Berlín hasta que consiguió arrestado el 12 de junio. En estas conferencias, refirió a la situación de la investigación de Nostradamus y las conexiones entre los siglos y la situación en Europa en su vida.
Krafft más había extendido "tarjetas de cuarteto" con comentarios sobre una serie de cuartetas.
De febrero a abril de 1940, en el período en que trabajó para Amt VII de la Reichssicherheitshauptamt, Krafft escribió el usuario... Por abril de 1940, el Reichssicherheitshauptamtno permitió la publicación de la ya fuertemente censurados modelo... debido a la llamativa también alusiones a acontecimientos de la guerra futura. La versión de la modelo... que fue impresa en 12 de octubre de 1940, y que, según el plan original, fue agregado a la copia de Krafft de 1940, fue acabada por mediados de agosto de 1940. 1940-Krafft-copia fue publicada a finales de 1940 en una edición limitada de 299 copias y no fue vendida en las librerías.
En marzo de 1940, el Ministerio de Relaciones Exteriores alemán se interesó en Krafft debido a sus comentarios pro alemán sobre los siglos. Esto dio lugar a pedir Krafft en mayo de 1940 para escribir un folleto de propaganda, basado en los siglos. Krafft escribió este folleto en el período comprendido entre el 28 de mayo de 1940 y finales de junio de 1940.Fue dado derecho dado de Nostradamus sieht Zukunft Europas. Más últimamente 19 de agosto de 1940, el texto del folleto fue acabado después de lo cual, probablemente en aquellos países en que las traducciones tuvieron que separar, las traducciones fueron hechas, excepto la traducción francesa, que Krafft se hizo. Estas traducciones fueron publicadas en 1941; la impresión de la traducción francesa terminó en 18 de abril de 1941, en Bruselas. El Ministerio de Asuntos Exteriores alemán utiliza el texto de die de Nostradamus sieht Zukunft Europas en la compilación en el verano de 1940 el folleto Die Prophezeiungen des Nostradamus, volumen 18 de la serie Schriften de informaciones, que se extendió sobre todo entre los prisioneros de guerra en campos alemanes de la propaganda.[10]
Nostradamus sieht dado Zukunft Europas es una mezcla de investigación bibliográfica por un lado político en los siglos y comentarios no político, que Krafft copiado de vez en cuando comentarios de otro siglo-eruditos y estaba convencido de que los siglos contienen predicciones sobre la Alemania nazi y por otro lado propagandistas párrafos en que Krafft explicó cuartetas de tal manera que , según su comentario, dispone a los acontecimientos en 1949-1940, que le permitió demostrar que Nostradamus había predicho que Alemania se convirtiera en el nuevo poder dominante en Europa, a costa de Inglaterra y Francia.
¿Un convencido nacional socialista?
Se han escrito gran número de historias extrañas sobre Karl Ernst Krafft, como que fue astrólogo de Hitler o "el astrólogo de los Nazis", lo que significa que aconsejó a Hitler y a los alemanes prominentes en sus maniobras de guerra. Ellic Howe, que en los años 60 hizo una extensa investigación sobre la vida y obra de Krafft, no encontró sugerencia alguna en ese sentido. El rumor existente sobre Krafft como astrólogo que estuvo involucrado en las estrategias de guerra, procede de la mirada lanzada por por Louis de Wohl (Ludwig von Wohl, 1903-1961), quien trabajó durante la II Guerra Mundial en la sección SOE del servicio secreto británico, y que durante algún tiempo fue consejero astrológico, que basaba sus informes para contrarrestar "las posibles decisiones del enemigo basadas en los ciclos y movimientos considerados por los astrólogos, en forma de contra movimientos" o contra estrategias de guerra que según él utilizaba Alemania, basadas en la astrología. [11] En 1949, se publicó un libro sobre Goebbels, escrito por Boris von Borresholm y Karena Niehoff. Estaba basado en notas sobre su vida recogidas de testimonios de personas que vivieron en su barrio. En ese texto la historia sobre como Goebbels llegó a manipular Las Centurias para propósitos propagandistas y el papel desempeñado por Krafft, es refutada. [12]
La gente que conoció a Krafft, como Georg Lucht, su Secretario y el Dr. Hans-Hermann Kritzinger, lo describió como una persona recta, ambiciosa, convencida de su propio derecho y talento y que constantemente trataba de aparentar entre candilejas en publicaciones de la época. En Suiza, Krafft no encontró el reconocimiento que pensaba que se merecía, por eso emigró a Alemania y buscó maneras de hacer la ciencia astrológica como él la veía, sirviendo a Alemania. Hans Bender, un parapsicólogo alemán que también conoció a Krafft, lo describió como politicamente ingénuo y una persona que esperaba que el Nacional Socialismo pondría fin al materialismo y a las ideas mecanicistas. [13]
La pregunta que surge es si Krafft fue un convencido NacionalSocialista. La literatura que se estudia en este pequeño estudio no proporciona un simple "sí". Uranias Kinder... de Howe contiene fragmentos de la correspondencia de Krafft durante 1939 y años posteriores, en la que escribe sobre conspiraciones de judíos y masones, un tema que también forma parte de la ideología nacionalsocialista. Krafft trabajó para instituciones de propaganda nacional socialista y proclamó la victoria y la supremacía de Alemania. Para Krafft, sin embargo , Las Centúrias no eran meramente una fuente de propaganda, sino objeto de investigación y a esto hay que añadir publicaciones tempranas de Krafft y su correspondencia de los años treinta y 1940 que demuestran que él estaba convencido de que las centurias contienen predicciones acerca de la Alemania Nazi. De las descripciones procedentes de las conferencias que impartió en 1941, se puede deducir sobre todo que Krafft era el centro, que por medio de la astrología y las Centúrias explicó los eventos que estaban sucediendo. No le importó si esto le plantearía un conflicto con la Gestapo.
Simpatía de Krafft por la Alemania nazi es un hecho, así como sus escritos de propaganda, pero parece que su directriz no fue su convicción política sino su propia ambición.
Publicaciones de Krafft sobre las Centúrias, discutidas en este artículo
· Les Propheties de Maistre Michel Nostradamus, Bildgetreuer, vergrösserter Abdruck einer der Ausgabe "Prophéties", erschienen bei Benoist RIGAUD Lyon unter dem referencia 1568 (Frankfurt am Main, 1940)
·
Traducciones de Nostradamus sieht die Zukunft Europas:
Traducciones de Nostradamus sieht die Zukunft Europas:
Archivos de la British "Warburg Institute" contiene un archivo, recibido de Ellic Howe, que consta de documentos de trabajo y correspondencia de Krafft durante el período 1929-1938 y correspondencia aportada por Ellic Howe del período 1957-1964 sobre estos documentos. La dirección de correo del Instituto Warburg es: Woburn Square, Londres WC1H 0AB, Inglaterra.
De Meern, Países Bajos, 24 de agosto de 2007
T.W.M. van Berkel
actualizado el 27 de febrero de 2009
Notas
Los títulos, lugares y año de emisión de los mencionados autores se enumeran en la bibliografía.
1. Fuentes:
-Howe, p. 174-310.
-Maichle: propaganda de Nostradamus de los Nazis, 1939-1942;
-Van Berkel: Nostradamus Ve el futuro de Europa (K.E. Krafft, Berlín, 1940). [Texto]
3. Howe, p. 175-176. [Texto]
4. Von Schierstedt aan van Berkel, 13 de octubre de 2004 [Texto]
5. Van Berkel: Nostradamus Ve el futuro de Europa (K.E. Krafft, Berlín, 1940). Con frecuencia, según Howe, artículos escritos por Krafft, fueron publicados en Urano (Howe, pág. 206). Howe no ha dado una lista de títulos. [Texto]
6. Van Berkel: Nostradamus Ve el futuro de Europa (K.E. Krafft, Berlín, 1940). [Texto]
7. Howe, p. 233. [Texto]
8. Howe, p. 253. [Texto]
9. Van Berkel: Nostradamus Ve el futuro de Europa (K.E. Krafft, Berlín, 1940). [Texto]
10. Van Berkel: las profecías de Nostradamus (fuentes de información #18, Berlín, 1940). [Texto]
11. Howe, p. 273-293. [Texto]
12. Van Berkel: Dr. Goebbels después de la grabación de su ambiente (por Borresholm / Niehoff, Berlín, 1949). [Texto]
13. Bender, p. 47. [Texto]
Fuente:http://www.nostradamusresearch.org/en/ww2/krafft-info.htm
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