jueves, 23 de diciembre de 2021

Tercer y último contacto en cuadratura transitante Saturno-Urano

 

Entre el miedo a la escalada de contagios por la actual pandemia y a un presumible apagón energético, mañana día de Nochebuena tendremos la cuadratura final, regresiva o de cierre del actual ciclo Saturno - Urano.

No es por tanto de extrañar que estemos ante un nuevo periodo de restricciones, entre las que podrían producirse sin duda, las de carácter energético y más concretamente de índole eléctrico.

Ortográficamente sabemos que: 

Saturno significa todo tipo de impedimentos, austeridad, retraso, escasez, ausencia, falta, restricción etc etc 

Urano es simbólicamente  sinónimo de sorpresivo, repentino e inesperado y rige la electricidad, la electrónica, la informática y la tecnología puntera .

De tal forma podríamos concluir que ortográficamente una lectura perfectamente  posible de este aspecto sería la "falta ó la restricción de fluido eléctrico"

El aspecto entre ambos es un aspecto de tensión, una cuadratura lo que aumenta más que la situación pueda producirse.

También conocemos como funciona este aspecto en cuanto a las fuentes de energía y su alza en el precio de mercado. En concreto los siguientes gráficos de comportamiento en los hidrocarburos son bastante clarificadores 



















CICLO SATURNO – URANO
Periodo sinódico 35 años






Este ciclo esta asociado con el desarrollo del sistema técnico industrial y económico.


Para André Barbault, el gran astrólogo galo experto en mundial, este ciclo es el apoyo del Capitalismo.

Representa a las formas autoritarias oligárquicas, derivadas de procesos económicos – industriales.

Está acoplado a EE.UU... Marca procesos de despliegue y crisis de sistemas económico – políticos, relacionado estrechamente con el desarrollo de tendencias imperialistas y con el capitalismo, los intereses y ambiciones de grandes potencias que se imponen en el mundo.


Conjunción Saturno – Urano 1805-06. En Libra.

Momento culminante de la expansión Napoleónica. Megalomanía. Expansión y afán de imperialismo en Europa.


Conjunción Saturno – Urano 1851-52. En Tauro.

Máximo despliegue del maquinismo, telares, aparatos industriales.

Revolución Industrial.

Desarrollo económico del sistema.

Segundo Imperio Francés con Napoleón III a la cabeza.



Conjunción Saturno – Urano 1896-98. En transición Escorpio – Sagitario.

Alemania, Gran Bretaña, Rusia y Francia se reparten China.

Gran Bretaña y Francia compiten por África.

Guerra de Cuba. Despliegue de EE.UU.

Puerto Rico y Filipinas entran dentro de la órbita norteamericana.



Oposición Saturno-Urano 1917-21 (1918-20) :

Pandemia de gripe española,

Fin de la Primera Guerra Mundial,

Revolución bolchevique y guerra civil rusa,

Formación de la Liga de las Naciones en 1920,

Primera mujer en el parlamento del Reino Unido



Cuadratura regresiva Saturno-Urano 1928-33 (1929-32) - (Se produjo Junto la oposición simultánea de Saturno-Plutón y la cuadratura Urano-Plutón).



SATURNO CUADRATURA URANO
22 Febrero 1930






Caída de Wall Street en 1929 que condujo a la Gran Depresión.





Crisis bancaria a comienzos de la Gran Depresión



Niveles récord de desempleo, lo que provocó el New Deal en 1933.

Establecimiento del Tercer Reich y ascenso de Hitler en 1933 cuando Saturno ingresó en Acuario .










Conjunción Júpiter-Saturno-Urano 1940-41. En Tauro. Con Saturno cuadratura Plutón



SATURNO CUADRATURA PLUTÓN
25 Marzo 1940






1940 conjunción Júpiter – Saturno.

1941 conjunción Saturno – Urano (partil Junio, julio y Agosto).

1942 Mayo Saturno conjunción Urano en 0º Géminis.





SATURNO CONJUNCIÓN URANO
3 Mayo 1942






Expansión de Hitler. Megalomanía. Afán imperial en Europa.

Alemania, Italia y Japón continúan su ofensiva internacional.

EE.UU. Francia, Inglaterra y Rusia posteriormente imponen su ley hasta el final de la II Guerra Mundial, marcando el rumbo del planeta.

Surgimiento de Estados Unidos y Rusia.

Fin del imperio británico



Oposición Saturno-Urano 1963-68 (1964-67) - con la conjunción Urano-Plutón y la oposición Saturno- Plutón



SATURNO OPOSICIÓN URANO
1 Abril 1965






Guerra de Vietnam y protestas masivas.

Movimiento de derechos civiles y liberación de la mujer.

Gran auge de disturbios civiles y de todo tipo.

La ONU condena el apartheid en Sudáfrica e impone sanciones.

Mao inicia la Revolución Cultural provocando la muerte de millones en China.

La sonda soviética Luna 9 aterriza en la Luna.




Cuadratura de cierre Saturno-Urano 1974-78 (1975-77)




SATURNO CUADRATURA URANO
4 Octubre 1975








Pol Pot lidera en Camboya el movimiento de los Jemeres Rojos, revolución socialista que mató a millones.

Peor desastre aéreo de la historia en Tenerife.

Primer aterrizaje suave en Marte.



Conjunción Saturno – Urano 1988. Transición Sagitario - Capricornio

Es el ciclo actual del que estamos viviendo ahora  su última cuadratura regresiva o de cierre.

El presente ciclo Saturno -Urano se inició en la conjunción que tuvo lugar en Sagitario en 1988, y finaliza con la próxima conjunción que se dará 2032 en el signo opuesto, el  Mutable signo de Aire, Géminis.

Los siguientes  son solo un ejemplo se los sucesos que se dieron en el entorno del orbe temporal  de dicho aspecto de apertura del presente ciclo :


1986. Desastre de Chernobyl. Núcleo del reactor nuclear explota. Aún persisten secuelas

Caída del mercado de valores del lunes negro en 1987

Conversaciones de desarme entre EE. UU. Y la URSS ponen fin a la Guerra Fría

Caída del Muro de Berlín en 1989.



Alemanes occidentales y orientales en la Puerta de Brandenburgo, Berlín 1989


Final del “Mundo Bipolar” con el derrumbe de la URSS.

EE.UU. reafirmados como potencia imperialista.

Fuerte represión en China . Protestas en 1989 Plaza de Tiananmen

Osama bin Laden forma Al-Qaeda.

Vuelo 655 de Irán Air es derribado "accidentalmente" por EE.UU en espacio aéreo Iraní.

Desastre aéreo en espectáculo en la Base de Ramstein (Alemania). 3 aviones chocan y uno se estrella contra la multitud

Desastre aéreo en Lockerbie.El vuelo 103 de Pan Am explota sobre la ciudad escocesa.

Explosión en planta industrial de cohetes de combustible sólido en Nevada. PEPCON.

Explosión en la plataforma petrolera Piper Alpha en el Mar del Norte.

Explosión e incendio en la plataforma Ocean Odyssey en el Mar del Norte.

Colapsa en Green Bank, West Virginia telescopio enorme.

NASA reanuda vuelos del transbordador espacial con el Discovery

Fuerza Aérea de EE. UU. Revela existencia del avión furtivo Lockheed F-117 Nighthaw.

Se presenta el primer prototipo del bombardero furtivo B-2 Spirit

Primer servicio de tren basculante de alta velocidad del mundo se inicia en Italia

Propagación del primer virus conocido de Internet, el gusano Morris

Se completa el primer cable telefónico transatlántico que utiliza fibra óptica para  Internet.

Oposición Saturno-Urano 2007-12 (2008-10) - Con Saturno en cuadratura Plutón .

Momento álgido del ciclo que comenzó en 1988. Crisis económica de la crisis crediticia.

Barack Obama elegido primer presidente de raza negra de Estados Unidos.

Conservadores regresan al poder en el Reino Unido.










Trígono Saturno-Urano 2016-18

Elección de Donald Trump como presidente en los EE. UU.

Referéndum del Brexit que conduce a Reino Unido a abandonar la UE


























ESPAÑA
RESTAURACIÓN DE LA MONARQUÍA
TRÁNSITOS
SATURNO CUADRATURA URANO
24 Diciembre 2021


  




ESPAÑA
RESTAURACIÓN DE LA MONARQUÍA
PROGRESIONES SECUNDARIAS
SATURNO CUADRATURA URANO
24 Diciembre 2021












ESTADOS UNIDOS
TRÁNSITOS
SATURNO CUADRATURA URANO
24 Diciembre 2021






ESTADOS UNIDOS
PROGRESIONES SECUDARIAS
SATURNO CUADRATURA URANO
24 Diciembre 2021





ERA DE LA ESCASEZ

El otoño de la civilización (y la ruptura de la cadena de suministros)

Hemos pasado el verano de la historia, en el que todo iba cada vez a más y mejor, en el que la abundancia material fue la norma

Antonio Turiel / Juan Bordera 

17/09/2021


 

Campo de trigo en Pina de Montalgrao (Comunitat Valenciana).

 

Históricamente, en nuestras latitudes, el otoño era un tiempo de recogimiento. De frenar el ritmo trepidante del verano. De prepararse para el inevitable y crudo invierno. Pero eso era antes. En la actualidad hemos logrado difuminar las estaciones. Gracias a nuestro ingenio, hemos creado un desarrollo tecnológico que nos permite –a los privilegiados– habitar ambientes cálidos en inviernos fríos y viceversa. Las frutas y verduras ya nos llegan en todas las estaciones y de cualquier parte del mundo en cualquier momento, gracias a la complejidad de nuestro sistema. En uno de los grandes –quizá aparentes– avances de nuestra civilización, en cierta manera, hemos disciplinado a la fuerza de los ciclos naturales.

Sin embargo –habrá quien le encuentre un reverso poético a esto–, para lograr someter a los ciclos, hemos usado tal cantidad de combustibles fósiles que ya no solo los tiempos están cambiando. Las estaciones también. Nuestra pírrica victoria solo ha sido temporal. Temporal, como los que estamos desatando. No solo hemos diluido los ciclos, digamos, de puertas para dentro, sino que estamos creando un nuevo estado climático caótico que nos va a sorprender con fenómenos meteorológicos cada vez más abruptos, inesperados, potentes y frecuentes. Es la consecuencia de haber pretendido dominar los ciclos, sin antes comprenderlos.

A la cadena de suministros le está pasando algo que parece que tampoco comprendemos bien. Al principio fueron los microchips. No se producían los suficientes. Las fábricas de coches empezaron a parar algunos días para acomodar su producción. Después, la escasez de chips afectó a la PlayStation 5. Si quieres una nueva, tienes que encargarla y esperar unos meses.

Luego empezaron a escasear –y a aumentar de precio– muchos materiales de construcción: acero laminado, aluminio, cobre, cemento…hasta madera. También faltan ya algunos pigmentos, resinas epoxi y varios tipos de plásticos. La lista de materias primas que está escaseando es cada vez más larga, y eso empieza a afectar a las materias elaboradas a partir de las materias primas. Faltan recambios para algunos coches, o para bicicletas. Hay ordenadores e impresoras que discretamente han desaparecido del catálogo.

La lista de materias primas que está escaseando es cada vez más larga, y eso empieza a afectar a las materias elaboradas a partir de las materias primas

Pero el problema no se acaba en lo más anecdótico: ocurre que algunos alimentos comienzan también a escasear. Que este año la cosecha de trigo en Rusia será mala y el precio del trigo está aumentando. Que falta acero y aluminio para las latas, que los costes de los contenedores, de los transportes marítimos, se han multiplicado por diez o por veinte. Que falta de todo.

Pero eso no es todo, ojalá. De repente el precio de la electricidad también se ha disparado, y las familias y empresas lo sufren. Rápidamente los medios de distracción y los tertulianos han puesto el grito en el cielo, atacando al Gobierno o a las eléctricas, pero –aunque hay responsabilidades compartidas y el pulso del oligopolio a un ejecutivo blando pero que no controlan del todo es evidente–, poco a poco se empieza a escuchar cuál es la causa principal de la subida de la luz: falta gas natural. Y no falta solo en España: falta en toda Europa. Argelia, antaño suministrador fiable de gas a España, ahora solo nos envía menos de la mitad que hace unos años, y las energéticas han buscado gas en otros países. Obviamente, pagándolo a un precio mucho más caro. Incluso hemos llegado al punto en el cual compañías productoras de fertilizante están paralizando ya algunas de sus plantas en España y Reino Unido debido al creciente precio del gas. Habrá que vigilar bien esto: tras aquella “revolución verde” en la agricultura, que más bien fue negra, color crudo, la cadena alimentaria es absolutamente petrodependiente.

El mundo se ha vuelto loco. Después de la convulsión de la covid, cuando se esperaba la recuperación económica, todo parece irse al garete, así, por las buenas. Sin previo aviso.

¿Sin previo aviso?

En realidad, sí que hubo aviso. Y no uno: muchos. Y no solo recientes, sino algunos que vienen resonando desde hace décadas. Nada de lo que pasa es casual ni del todo inesperado. Se sabía que acabaría pasando. Se sabía, pero no se quería actuar, porque eso implicaba cambiarlo casi todo. Tantas cosas, que cada gobernante y cada consejero delegado decidió cerrar los ojos y esperar a que el problema se solucionase solo o lo solucionase otro. Tal vez llegara un milagro tecnológico, pensaron. Pero no vino otro que lo solucionase ni se resolvió solo. Y el milagro no llega.

Hace 16 años, en 2005, la producción de petróleo crudo tocó su máximo. Es lo que se conoce como cenit del petróleo convencional, el peak oil del petróleo más versátil y fácil de extraer. Desde entonces, se han introducido un montón de (malos) sucedáneos del petróleo para compensar el estancamiento y posterior caída de la cantidad de petróleo bueno que se producía cada año; así, se empezaron a producir biocombustibles obtenidos a través de cultivos, se extrajeron alquitranes en Canadá y Venezuela para combinarlos químicamente con gas natural y obtener algo vagamente parecido al petróleo. Por último, se impulsó la locura/burbuja del fracking en los EE.UU. Había que intentar rebañar las gotas dispersas de hidrocarburos degradados que se encuentran en algunas rocas. Todo prácticamente en vano. Estos sucedáneos, los petróleos no convencionales, son demasiado caros de extraer y tratar, y encima no son tan buenos. Algunos no valen ni para producir diésel.

Las compañías petroleras intentaron seguir en el negocio, pero tras años de pérdidas enormes a pesar de que el petróleo se vendía caro, en 2014 decidieron comenzar a arrojar la toalla. No merecía la pena seguir luchando. Desde 2014, las petroleras han reducido un 60% su inversión en la búsqueda y puesta en explotación de nuevos yacimientos. Ese frenazo tan rápido garantizaba que la producción de petróleo comenzaría a caer en breve, y así ha sido: desde diciembre de 2018 la producción va cayendo, problema que ha agravado en 2020 la covid. Ojo, importante: agravado. No provocado.

Como hemos dicho, este proceso de caída de la producción de petróleo es conocido desde hace décadas, se ha avisado de él con frecuencia. Y ya está pasando, con el carbón, el uranio y, en menor medida, con el gas natural. Hemos topado con los límites de muchos de los recursos naturales esenciales. Tal y como se avisó ya en 1972. Hemos entrado en el siglo de los límites. Durante décadas, geólogos, ingenieros de minas y científicos de diversos ramos habían advertido sobre la inevitable crisis energética y de materiales que causaría el peak oil. Y no se ha hecho nada. Se ha esperado a que la escasez comenzara a ser notoria.

Falta diésel desde 2015, y por ello, la extracción de minerales y el transporte marítimo se encarecen. Todas las carencias que se van desencadenando se retroalimentan y hacen el problema cada vez más grave: si hay menos plástico y menos cobre faltan cables, y entonces faltan máquinas, que disminuyen la producción de tantas otras materias primas y elaboradas. Si se extrae y transporta menos hierro por la falta de diésel y el encarecimiento de los portes marítimos, se fabrican menos contenedores y eso hace que los precios del transporte por mar se disparen aún más. El efecto mariposa de la complejidad, dentro de la propia cadena de suministros.

Europa se enfrenta a una crisis de suministro de gas natural en los próximos meses. Motivo: sus dos principales proveedores (Rusia y Argelia) llegaron a su máximo de producción, su peak gas, y su producción ya cae en este momento. Esto encarece la electricidad, pero también la fabricación de cemento, los fertilizantes y un largo etcétera. Las ramificaciones de la escasez de petróleo y de gas se extienden por todo el tejido industrial y productivo del mundo. Tanto el mundo empresarial como el político asisten aparentemente perplejos, no saben cómo reaccionar. Bueno, algunos en realidad sí saben: la compañía Maersk –el principal operador mundial de transporte marítimo de mercancías- ha multiplicado por 10 sus beneficios en el primer semestre.

Falta diésel desde 2015, y por ello, la extracción de minerales y el transporte marítimo se encarecen

La propia Agencia Internacional de la Energía, el organismo de referencia en su sector, aún no ha anunciado las conclusiones principales de su informe anual cuando falta un mes para su publicación: ni siquiera se han atrevido a abrir la compra previa –que en julio habitualmente ya estaba disponible–, seguramente porque no saben cómo tiene que continuar la historia para resultar creíble. Todo ello entremezclado además con el enorme reto climático que tantos sustos ha dado ya este verano: olas de calor por todas partes que llevan el termómetro a valores inéditos, incendios que arrasan casi países enteros, DANAS, inundaciones sin precedentes y trombas de agua en medio mundo. Por supuesto también en España. Hasta tornados estamos viendo en algunas zonas del interior de nuestro país. E incluso hemos asistido a un pequeño terremoto dentro del IPCC.

Volviendo a la cruda cuestión de la energía: no se puede resolver la crisis energética y de materias primas con más inversión. El problema es estructural. Los yacimientos han tocado máximos y decrecen inevitablemente. Cada vez costará más obtener petróleo, gas u otras materias primas.

Y como las materias primas ya escasean, no podremos implementar todos esos masivos parques de energías renovables que se proyectan en todas partes al mismo tiempo –presionando más la cadena de suministros–, y que requieren de ese neodimio, plata, disprosio y otros tantos materiales cada vez más buscados. Además, el abaratamiento de muchos de esos paneles o aerogeneradores (que tienen una vida útil determinada de unas pocas décadas y luego han de ser sustituidos) ha sido posible gracias a la globalización y a las economías de escala. Cuestionable, como mínimo, que se puedan mantener a medio plazo.

Aún tenemos tiempo para hacer preparativos y evitar lo peor. Pero no podemos esperar más, porque de hecho ya llegamos tarde

Deberíamos dejar de hablar de macroproyectos y tecnofábulas fantasiosas, y centrarnos en cosas más simples e imprescindibles. Garanticemos el suministro de alimentos, garanticemos el agua limpia, aseguremos las necesidades locales, relocalicemos el trabajo, trabajemos con materiales de proximidad y montemos los sistemas locales y resilientes que necesitamos, tanto de producción de energía como de todo lo demás. Dejemos de encandilarnos con las eternas promesas tecnológicas incumplidas y salvemos lo salvable. Adaptémonos a lo que ha de venir igualmente.

Repensemos el modelo Just In Time, ese modelo basado en la aceleración perpetua y evitar almacenar para ahorrar costes. Asumamos que solo fue posible mientras sobraba de todo. Que nos ha dado problemas durante la pandemia –ahora sabemos bien que las cosas no siempre llegan justo a tiempo– y que su influencia en la escasez creciente también es notoria. Al fin y al cabo, qué era el otoño sino el momento de almacenar para afrontar el duro invierno.

Hemos pasado el verano de nuestra civilización, en el que todo iba cada vez a más y mejor, en el que la abundancia material fue la norma. Como la cigarra de la fábula, no hemos aprovechado la bonanza del verano para hacer acopio para los malos tiempos. Ahora se acerca el otoño de la civilización.

El otoño siempre fue una especie de ruptura natural en la cadena de suministros. De repente, pasado el cénit energético del verano, se llegaba a un punto en el que se empezaba a tener menos, y había que adaptarse para afrontar el invierno. Aún tenemos tiempo para hacer preparativos, para tomar medidas adecuadas con determinación, para evitar lo peor. Pero no podemos esperar más, porque de hecho ya llegamos tarde. Estos preparativos tardíos de otoño no serán tan efectivos como habrían podido serlo en pleno verano.

El otoño de la civilización no es ni más ni menos que nuestro inexorable regreso –en principio lento– a vivir dentro de unos ciclos que nunca debimos dar por vencidos. En tiempos que cada vez serán menos complejos, pero más difíciles, vamos a tener menos energía para aclimatarnos a un invierno profundo que puede durar décadas, incluso siglos. Y ni la primavera ni el siguiente verano aparentemente invencible están asegurados. Habrá que ganárselos. Benedetti, a su manera, también lo vio venir: aprovechemos el otoño / antes de que el invierno nos escombre […] aprovechemos el otoño / antes de que el futuro se congele / y no haya sitio para la belleza /porque el futuro se nos vuelve escarcha.

Fuente : https://ctxt.es/es/20210901/Firmas/37191/civilizacion-escasez-trigo-petroleo-gas-suministros-antonio-turiel-juan-bordera.htm
















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