Esperábamos un incremento de la tensión internacional con clímax alrededor del próximo 2 de Marzo, acompañando el periodo de máximo estrechamiento de orbes entre los planetas lentos, precisamente cuando el Índice de Concentración Planetaria toca sus mínimos de todo el siglo XXI.
Parece que los acontecimientos se van acelerando desde comienzos de año.
Estamos presenciando ahora un episodio que cada vez se parece más, en cuanto al fondo de la cuestión, al que hemos desarrollado en anteriores post que parecía similar o asociado astrológicamente al actual proceso en desarrollo.
Nos estamos refiriendo al tenso proceso que tuvo lugar como final de la anterior Gran Doriforia de 1979-1984, y que condujo finalmente al despliegue de los Euromisiles, a ambos lados del Muro de Berlín y a una escalada de la tensión prebélica desconocida en Europa desde el final de la IIª Guerra Mundial, el episodio se produjo en el otoño de 1983 y hoy es históricamente reconocido como el último de la Guerra Fría.
En la presente ocasión parece que asistiésemos a una reedición de aquel lejano affaire de 1983, ya que también se trata de una crisis estratégica nuclear, los protagonistas vuelven a ser los mismos de entonces, Estados Unidos, (la OTAN), y Rusia y en el fondo, aunque de rebote, porque ahora ello es debido a la Iniciativa de Defensa Estratégica ó Escudo Antimisiles, el territorio realmente amenazado vuelve a ser básicamente también el mismo. La vieja Europa.
Esperemos que, como vengo defendiendo desde hace años, esta crisis se resuelva también de forma pacífica, como se resolvió aquella, ya que a continuación va a dictar sentencia la misma configuración que hubo entonces, la distensionadora por autonomasia conjunción Júpiter-Neptuno, que vuelve a repetirse el próximo 12 de Abril de 2022, como sucediera en aquella lejana ocasión,
Ambas configuraciones presentan varias analogías. La principal es que suceden al final o como cierre de las dos doriforias más acusadas de ambos siglos.
Ambas situaciones se producen tras el momento de mayor concentración planetaria (Índice de Concentración Planetaria en mínimos de cada siglo).
También, como se aprecia en la siguiente figura, ambos procesos tuvieron lugar inmediatamente después de una serie de conjunciones del ciclo triple Júpiter-Saturno-Plutón.
De producirse algún acontecimiento que eleve la tensión en esos momentos, algo que no es en absoluto descartable, lo que sí es cierto es que contaremos con un “As en la Manga” para resolverlo, ya que poco después de producirse esta fuerte serie de resonancias sobre el radix estadounidense, se producirá, el día 12 de Abril, el encuentro en conjunción partil (orbe = 00º00') de Júpiter y Neptuno en 23º58′ Piscis. Este aspecto pacificador debería proporcionar una corriente de solución al conflicto, como ya sucediese en 1984, cuando sorprendentemente se alcanzaron los acuerdos que permitieron la interrupción de la escalada armamentista nuclear en Europa, dando como resultado la solución pacífica del affaire de la denominada Crisis de los Euromisiles, reconocido en la actualidad como el último capítulo de la Guerra Fría que enfrentó durante decenios a las entonces dos superpotencias, la antigua URSS y EE. UU.
Así es como 'diáloga' Estados Unidos
Washington no considerará las propuestas rusas sobre la no expansión de la OTAN,
y no tiene ninguna intención de discutir siquiera la idea. Hasta aquí el «diálogo»
Por Pepe Escobar
13 de enero de 2022
Fue la primera reunión de alto nivel entre Rusia y la OTAN desde
2019, que llega inmediatamente después de la falacia del diálogo de «garantías
de seguridad» entre Estados Unidos y Rusia a principios de la semana en
Ginebra.
¿Qué pasó en Bruselas? Básicamente, otro diálogo sin diálogo,
con un prefacio kafkiano de la OTAN: estamos dispuestos a dialogar, pero las
propuestas del Kremlin son inaceptables.
La enviada estadounidense a la OTAN, Julianne Smith, culpó
preventivamente a Rusia de las acciones que «aceleraron este desastre».
A estas alturas, todos los seres sensibles de Eurasia y su
península europea deberían estar familiarizados con las dos principales
exigencias racionales de Rusia: no a la expansión de la OTAN y no a los
sistemas de misiles emplazados cerca de sus fronteras.
Ahora pasemos a la
máquina de dar vueltas. Los tópicos del
secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, fueron previsiblemente fieles
a su espectacular mediocridad. Sobre el ya adelantado diálogo, dijo que era
«importante iniciar un diálogo».
Rusia, dijo, «instó a la OTAN a negarse a admitir a Ucrania; la
alianza respondió rehusando comprometerse con la ampliación». Sin embargo, la
OTAN «acogió con satisfacción las consultas bilaterales» sobre las garantías de
seguridad.
La OTAN también propuso una serie de amplias consultas sobre
seguridad, y «Rusia aún no las ha aceptado, pero tampoco las ha descartado».
No es de extrañar: los rusos ya habían señalado, incluso antes
de que ocurriera, que esto no es más que una táctica dilatoria.
El Sur Global se sentirá aliviado al saber que Stoltenberg
defendió las maniobras militares de la OTAN tanto en Kosovo como en
Libia: al fin y al cabo «estaban bajo los mandatos de la ONU». Así que fueron
benignas. Ni una palabra sobre la actuación estelar de la OTAN en Afganistán.
Y luego, el tan esperado remate: La OTAN se preocupa por las
tropas rusas «en la frontera con Ucrania», en realidad a una distancia de entre
130 y 180 kilómetros, dentro del territorio europeo ruso. Y la alianza
considera «falso» que la expansión sea «un acto agresivo». ¿Por qué? Porque
«difunde la democracia».
Bombardeame
por la democracia, nena
Este es el evangelio de
la OTAN en un instante. Ahora compáralo con las aleccionadoras palabras del
viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Alexander
Grushko.
Grushko enunció cuidadosamente cómo «la OTAN está decidida a
contener a Rusia. Estados Unidos y sus aliados están tratando de lograr la
superioridad en todas las áreas y en todos los posibles teatros de operaciones
militares». Esa fue una referencia velada al Dominio de Espectro Completo, que
desde 2002 sigue siendo el evangelio estadounidense.
Grushko también se refirió a las «tácticas de contención de la
época de la Guerra Fría», y a que «toda la cooperación [con Rusia] se ha
interrumpido», por parte de la OTAN. Sin embargo, «Rusia señaló honesta y
directamente a la OTAN que un nuevo empeoramiento de la situación podría tener
consecuencias nefastas para la seguridad europea».
La conclusión fue tajante: «La Federación Rusa y la OTAN no
tienen una agenda positiva unificada en absoluto».
Prácticamente todas las facciones rusófobas de la maquinaria
bipartidista de estrategias de guerra en Washington no pueden aceptar que no
haya fuerzas estacionadas en Estados europeos que no eran miembros de la OTAN
en 1997; y que los actuales miembros de la OTAN no intenten ninguna
intervención militar en Ucrania, así como en otros Estados de Europa del Este,
Transcaucasia y Asia Central.
El lunes en Ginebra, el viceministro de Asuntos Exteriores,
Ryabkov, ya había subrayado, una vez más, que la línea roja de Rusia es
inamovible: «Para nosotros, es absolutamente obligatorio asegurarnos de que
Ucrania nunca, nunca, se convierta en miembro de la OTAN».
Fuentes diplomáticas confirmaron que en Ginebra, Ryabkov y su
equipo tuvieron que actuar, a efectos prácticos, como profesores de guardería,
asegurándose de que no hubiera «ningún malentendido».
Ahora compáralo con lo que dijo Ned Price, del Departamento de
Estado de Estados Unidos, después de esas agotadoras ocho horas compartidas
entre Ryabkov y la vicesecretaria de Estado Wendy Sherman: Washington no
considerará las propuestas rusas sobre la no expansión de la OTAN, y no tiene
intención de discutir siquiera la idea.
Hasta aquí el «diálogo».
Ryabkov confirmó que no hubo avances. Refiriéndose a su
didactismo, tuvo que subrayar: «Pedimos a Estados Unidos que demuestre un
máximo de responsabilidad en este momento. No hay que subestimar los riesgos
relacionados con un posible aumento de la confrontación».
Decir, en palabras de Ryabkov, que se ha hecho un esfuerzo
«significativo» por parte de Rusia para persuadir a los estadounidenses de que
«jugar con fuego» no les conviene es el eufemismo del nuevo siglo.
Permítanme
sancionarles hasta la aniquilación
Una rápida recapitulación es crucial para
entender cómo las cosas han podido descarrilar tan rápido.
La estrategia no precisamente secreta de la OTAN, desde el
principio, ha sido presionar a Moscú para que negocie directamente con Kiev
sobre el Donbass, aunque Rusia no se mencione en los Acuerdos de Minsk.
Mientras se obligaba a Moscú a formar parte del enfrentamiento
entre Ucrania y el Donbass, apenas se inmutó al aplastar un golpe de Estado y
una revolución de colores en Bielorrusia. Después, los rusos reunieron en un
abrir y cerrar de ojos una impresionante fuerza de ataque –con su
correspondiente infraestructura militar– en el territorio de la Rusia europea
para responder con la máxima rapidez en caso de que se produjera una operación
relámpago ucraniana en el Donbass.
No es de extrañar que una alarmada OTANstán tuviera que hacer
algo con la idea de combatir a Rusia hasta el último ucraniano
empobrecido. Puede que al menos hayan comprendido que Ucrania quedaría
completamente destruida.
Lo bonito es cómo Moscú le dio la vuelta a las cosas con una
nueva jugada de jiu-jitsu geopolítico. La demencia ucraniana alentada por la
OTAN -completada con promesas vacías de convertirse en miembro- abrió el camino
para que Rusia exigiera que no hubiera más expansión de la OTAN, con la
retirada de toda la infraestructura militar de Europa del Este para empezar.
Era obvio que Ryabkov, en sus conversaciones con Sherman,
rechazaría cualquier sugerencia de que Rusia debía desmantelar la
infraestructura logística creada en su propio territorio de la Rusia europea. A
efectos prácticos, Ryabkov destrozó a Sherman. Lo que quedó fue una mansa
amenaza de más sanciones.
Aun así, será una tarea de Sísifo convencer al Imperio y a sus
satrapías de la OTAN de que no monten algún tipo de aventura militar en
Ucrania. Eso es lo esencial de lo que Ryabkov y Grushko dijeron una y otra vez
en Ginebra y Bruselas. También tuvieron que insistir en lo obvio: si se imponen
más sanciones a Rusia, se produciría un grave retroceso, especialmente en
Europa.
Pero, ¿cómo es humanamente posible que profesionales
experimentados como Ryabkov y Grushko discutan, de forma racional, con un
puñado de aficionados ciegos como Blinken, Sullivan, Nuland y Sherman?
Se ha especulado seriamente sobre el plazo que tiene Rusia para,
de hecho, no molestarse en seguir escuchando el «balbuceo infantil»
estadounidense (copyright de Maria Zakharova). Podría ser alrededor de 2027, o
incluso 2025.
Lo siguiente es que la prórroga de cinco años del nuevo tratado
START expira en febrero de 2026. Entonces no habrá techo para las armas
estratégicas nucleares. El gasoducto Power of Siberia 2 hacia China hará que
Gazprom dependa aún menos del mercado europeo. El sistema financiero combinado
Rusia-China se volverá casi impermeable a las sanciones de Estados Unidos. La
asociación estratégica Rusia-China compartirá una tecnología militar aún más
importante.
Todo eso es mucho más consecuente que el sucio secreto, que no
es un secreto en el actual paripé de las «garantías de seguridad»: la nación excepcionalista
e «indispensable» es congénitamente incapaz de renunciar a la eterna expansión
de la OTAN hasta, bueno, el espacio exterior.
Al mismo tiempo, los rusos son muy conscientes de una verdad
bastante prosaica: Estados Unidos no luchará por Ucrania.
Así que bienvenidos al
irracionalismo instagramero. ¿Qué ocurrirá a continuación? Muy posiblemente una provocación, con la posibilidad, por ejemplo,
de una operación química encubierta de la que se culpará a Rusia, seguida de
–qué si no– más sanciones.
El paquete está listo. Viene en forma de un proyecto de ley de
los senadores demócratas, apoyado por la Casa Blanca, para imponer «severos
costes» a la economía rusa en caso de que Moscú responda finalmente a sus
plegarias e «invada» Ucrania.
Las sanciones afectarían directamente al presidente Putin, al
primer ministro Mishustin, al ministro de Asuntos Exteriores Lavrov, al jefe
del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, el general Gerasimov, y a los
«comandantes de varias ramas de las Fuerzas Armadas, incluidas la Fuerza Aérea
y la Marina».
Entre los bancos e instituciones financieras afectados se
encuentran el Sberbank, el VTB, el Gazprombank, el Banco de Crédito de Moscú,
el Alfa-Bank, el Banco Otkritie, el PSB, el Sovcombank, el Transcapitalbank y
el Fondo Ruso de Inversión Directa. Todos ellos quedarían excluidos de SWIFT.
Si este proyecto de ley suena como una declaración de guerra, es
porque lo es. Llámelo la versión estadounidense del «diálogo».
Fuente: Foundation Strategic Culture
17 Enero 2022
Durante las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos sobre cuestiones de
seguridad, se supo que la parte rusa anunció que tenía la intención de
desplegar armas nucleares cerca de las fronteras estadounidenses. Probablemente
se trate de Cuba y Venezuela, como se dijo anteriormente.
“Hubo indicios, nunca aclarados, de que
las armas nucleares podrían trasladarse a lugares, tal vez cerca de la costa de
los Estados Unidos, lo que reduciría el tiempo de advertencia posterior al
lanzamiento a cinco minutos, lo que podría provocar una confrontación con un
eco del 1962. Crisis de los misiles cubanos. Los funcionarios rusos han vuelto
a insinuar el despliegue de nuevos misiles en los últimos días, y los
funcionarios estadounidenses han reiterado que no ven ningún movimiento en esa
dirección. Pero cualquier intento de colocar armas cerca de las ciudades
estadounidenses crearía condiciones similares a las de la crisis de 1962,
cuando el mundo estuvo más cerca de un intercambio nuclear. Cuando se le
preguntó sobre la naturaleza de lo que Putin llamó una posible respuesta
“técnico-militar”, el viceministro de Relaciones Exteriores, Sergei Ryabkov,
dijo en Ginebra el lunes: exactamente” , según The New York Times.
Según los expertos, la colocación de misiles hipersónicos Zircon en
portaaviones submarinos frente a las costas de los Estados Unidos no será
posible pronto, ya que las pruebas continuarán hasta 2023, sin embargo, dada la
aparición de un avión especial ruso en Cuba y Venezuela, que puede ser
presentado en Rusia, las negociaciones con los países de América Latina ya
pueden estar en marcha.
Sin embargo, si Rusia despliega armas nucleares en Cuba y Venezuela, existe un riesgo muy importante de que puedan aparecer armas nucleares estadounidenses en Ucrania, Medio Oriente y otros lugares, desencadenando una crisis muy grave.
Fuente: Veterans
Today
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