jueves, 27 de enero de 2022

Tres Etapas en la búsqueda de la Consciencia Plena







"Cuando me di cuenta de que la antigua sabiduría había sido pasada de generación en generación por miles de años y, sin embargo, habria llegado a nuestros días casi sin cambios, lamenté haber comenzado demasiado tarde a darle a las leyendas de la antigüedad el inmenso significado que ahora comprendo que realmente tienen....

Toda la gente piensa que puede hacer, toda la gente quiere hacer, y su primera pregunta se refiere siempre a qué es lo que tiene que hacer. Pero a decir verdad, nadie hace nada y nadie puede hacer nada. Es lo primero que hay que comprender. Todo sucede.

El hombre nace, vive, muere, construye casas, escribe libros, no como él quiere hacerlo, sino como buenamente sucede. Todo sucede. El hombre no ama, no odia, no desea. Todo esto sucede en el hombre sin que el hombre se dé cuenta de ello. Pero nadie querrá creerle si Ud. dice que nadie puede hacer nada. Esto es lo más ofensivo y lo más desagradable que se le puede decir a una persona. Y es particularmente ofensivo y desagradable porque es la verdad. Nadie quiere saber la Verdad.

Debe uno, entonces, aprender a decir la Verdad. Esto le parecerá extraño. Lo que ocurre es que Ud. no comprende que uno tiene que aprender a decir la verdad. La parece que únicamente basta desearlo o decidir hacerlo. Y yo le aseguro a Ud. que muy rara vez las gentes mienten deliberadamente.... en la mayoría de los casos creen que dicen la verdad.

Sin embargo, están mintiendo todo el tiempo, tanto cuando realmente quieren mentir como cuando quieren decir la verdad.

Mienten siempre, tanto a los demás como a sí mismos.

En consecuencia, nadie se entiende a sí mismo, ni puede entender a los demás. Para poder decir la verdad es necesario saber lo que es la verdad y lo que es la mentira, y saberlo, antes qué nada, en Sí mismos. Y esto es algo que nadie quiere saber.

Ud. no se da cuenta de su propia situación. Ud. está preso.

Lo que es más, nadie puede huir de esta cárcel si no obtiene la ayuda de quienes han huido antes que él. no se da cuenta de que está preso, mientras piense o crea que es libre, no tiene la menor posibilidad. Nadie puede ayudarlo, y por cierto que nadie podrá liberarlo a la fuerza, contra su propia voluntad, oponiéndose a sus deseos..

El “hombre-máquina”, para quien todo está sujeto a influencias externas, a quien las cosas únicamente le ocurren, aquel que ahora es una persona, mañana otra y pasado una tercera, no tiene ni puede tener futuro de ninguna especie; está enterrado y eso es todo. El barro al barro vuelve. A fin de poder hablar de cualquier clase de vida futura, tiene que haber cierta cristalización, cierta fusión de las cualidades internas del hombre, cierta independencia de las influencias exteriores.
La fusión, la unidad interior, se obtiene mediante la fricción, mediante la intensa lucha entre “sí” y “no” dentro de uno mismo puede ocurrir sobre una base falsa como, por ejemplo, una creencia fanática en una u otra idea, o el “temor al pecado”. A fin de posibilitar un desarrollo ulterior, tiene que derretirse nuevamente, por así decirlo... convertirse en algo “indivisible”, “individual” y esto sólo lo puede lograr aunque al principio sea un intenso sufrimiento.

Si nada se sacrifica, nada se consigue.

La multitud ni quiere ni busca el conocimiento. Los dirigentes de las multitudes, movidos por sus propios intereses, tratan de aumentar los temores de las gentes y fomentan el repudio de todo cuanto sea nuevo o desconocido. La esclavitud, que es la condición de la actual vida del hombre, se basa en este temor.

El hombre no tiene un YO individual. Pero, en cambio, tiene cientos y miles de pequeños “yo”, separados los unos de los otros; a menudo se desconocen los unos a los otros, no toman nunca contacto entre sí, o, por el contrario, son hostiles, exclusivistas e incomprensibles entre sí. Cada minuto, cada momento, el hombre dice o piensa en términos de “yo”. Y cada vez se trata de un “yo” diferente. Ahora es un pensamiento, luego es un deseo; ahora una sensación, en seguida un nuevo pensamiento. Así sigue la ronda eternamente. El hombre es una pluralidad. Y su nombre es Legión.

El hombre moderno nace dormido, dormido vive, y dormido muere....

¿Qué conocimiento puede tener un hombre dormido? Si sobre esto se piensa, recordando a la vez que el sueño es nuestro principal rasgo, no tardará uno en advertir que si el hombre quiere obtener conocimiento, tiene, antes que nada, que pensar en cómo despertar, en cómo poder cambiar su ser ...


                                                                           Fragmentos de una enseñanza desconocida                                                                                                                         P. D. Ouspensky


 



 


Comentario


Los seres dotados de consciencia, pueden definirse, de forma básica y a grandes rasgos, en tres tipos:


1.- Los muy escasos hombres que habiendo alcanzado la verdadera Consciencia Plena  obran en consecuencia, con todo lo que ello conlleva y significa.

2.- Los todavía escasos hombres, que existen aunque en un grado mucho menor que los anteriores, que habiendo llegado a reconocer en ellos un determinado grado de imperfección y aún intuyendo la dificultad de éxito que tal empresa entraña, ya que son en algún modo conscientes de su propio estado evolutivo y reconocen por tanto que se encuentran aún muy lejos de la verdadera Consciencia Plena,  sin embargo sienten la llamada interior, la necesidad forzosa de aspirar a dirigirse hacia esa meta y realizan el esfuerzo de ponerse en camino, al menos para intentar reducir, en la medida de lo posible, la distancia que les separa.

Este segundo grupo se caracteriza porque ya han decidido pasar a la acción y trabajan o han trabajado desarrollando un esfuerzo real hacia esa meta en un intento de reducir la gran distancia que aún les separa de ella.

3.-Por último están los hombres que en realidad no saben de lo qué están hablando cuando hablan de Consciencia porque aún teniendo un cierto grado de ella, (ya que todo homínido biológicamente desarrollado presenta en su Neocórtex cerebral una cierta capacidad, aunque sea mínima, lo que le permite ser catalogado bajo tal definición), de alguna forma se auto engañan creyendo haberla alcanzado por derecho propio, mientras tanto confunden la verdadera Consciencia Plena con su propio ego arcaico, o la Autoconsciencia Plena con su máscara vacía, que sólo es un subproducto de su mente.

El reconocimiento de este tercer tipo se distingue porque tales hombres se caracterizan por no haber llevado a cabo jamás el más mínimo esfuerzo de autosuperación en ese sentido, mientras tanto pretenden absurdamente haber alcanzado esa meta  cuando en realidad ni siquiera han iniciado el Trabajo de intentar despojarse de sus propias mentiras y verse a si mismos con honradez y sinceridad frente el espejo de la realidad.

Su falta de acción en ese sentido se debe normalmente a que carecen absolutamente de una sincera autorreflexión, algo que resulta fundamental por su parte,  lo que de entrada impide conocer y menos aún reconocer el propio estadio real de su situación. Esto suele ir acompañado de una evidente falta de aspiración, que bloquea el necesario desarrollo para fortalecer, ejercitar y orientar la voluntad en ese sentido y dirigirla a la consecución de esa meta.

Este tercer tipo se caracteriza también por carecer de la necesaria capacidad de autosuperación para acometer esa empresa al que suele finalmente unirse la existencia de un miedo profundo e irracional al cambio o a cambiar personalmente de forma real, un impedimento que llega a cristalizar en su mente estableciéndose en forma de negativa continua de que pueda existir la más mínima posibilidad u oportunidad de cambio unido a la desconfianza que alimenta la idea autojustificada de que de producirse el hipotético e improbable  triunfo  de tal posibilidad nada cambiaría realmente de fondo su situación. Siendo por tanto  con ello víctimas y presos de sus propios fantasmas.

Por tanto estas personas que pertenecen a este tercer grupo se muestran incapacitados por completo para la autoobservación, viéndose solos y desnudos frente al reflejo de si mismos sin echar mano de sus autojustificaciones, huyen de ella. Precisamente la que es la condición necesaria e imprescindible, aunque todavía insuficiente, para que pueda producirse la experiencia de muerte iniciática.

Para quienes responden a este tercer tipo es bastante habitual vivir en el sueño de la razón, que confunden con la verdadera Consciencia Plena del yo, de la cual sin embargo pueden llegar a teorizar exhibiendo con ello la ignorancia plena del que desconoce por completo el esfuerzo implacable y la completa dedicación y entrega que requiere, sin garantías de éxito,  el mero intento de alcanzar esa meta.

Contrariamente a lo que muchos piensan consciencia y razón no van siempre de la mano. Sino que muchas veces la razón representa un verdadero impedimento que induce al sueño mental asociativo y no a la plena consciencia.

Se puede ser consciente y analfabeto, igual que se puede tener una buena capacidad de razonamiento y no ser en absoluto plenamente consciente.

Todo lo que procesa el cerebro no acaba produciendo un resultado consciente, pues hay mucho trabajo cerebral del que nunca nos enteramos.

La consciencia es un estado mental muy especial, íntimo y personal, pues sólo podemos sentir la propia consciencia y nunca la de los otros.

Actualmente no existe ningún medio científico que nos permita asegurar plenamente que las demás personas con las que convivimos son también seres conscientes como nosotros mismos.















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